Ingleses y alemanes no defraudaron en el juego de ida y tuvieron un entretenido 2-2.
En su noche europea más importante en más de una década, el Arsenal se sobrepuso a sus miedos y a los viejos fantasmas de Harry Kane, un hombre que le ha marcado quince goles a los Gunners, para escapar con un empate del primer duelo contra el Bayern de Múnich.
Los alemanes, con una completamente distinta a los bochornos que han protagonizado últimamente en la Bundesliga, sometieron a un timorato Arsenal, víctima de su inexperiencia en la competición, y llegaron a dominar por 1-2, gracias a los tantos de Serge Gnabry y de Harry Kane, hasta el rescate de Leandro Trossard que llegó en el minuto 76 y que aguantó hasta el final, mandando la eliminatoria viva al Allianz Arena.
Y eso que fue el Arsenal el que dio la bienvenida a los goles en el Emirates. Muy prontito, además, cuando Bukayo Saka puso en evidencia a Alphonso Davies, que perdió una pelota, fue incapaz de seguir al inglés y vio en primer plano el remate al palo largo de la estrella del Arsenal.
Un comienzo espectacular para un Arsenal en comunión con su estadio, pero que se silenció apenas seis minutos después, cuando Gnabry aprovechó un manojo de nervios de la defensa Gunner. Gabriel, con todo el tiempo del mundo, se complicó con la presión de Kane y consiguió soltarse del inglés con un pase comprometido a Kiwior, que no llegó a agarrar la pelota. Sí llegó Sané, que combinó con Goretzka y este dejó a Gnabry solo ante David Raya.
El gol sentó como un jarro de agua fría en el Emirates, donde nadie celebró el tanto, por la prohibición a alemanes de asistir a este encuentro.
Sin embargo, quien más frío se quedó fue el Arsenal, que a la media hora recibió otro mazado. Gnabry condujo una contra desde el centro del campo y fue sorteando rivales hasta que Saliba le zancadilleó. Penalti clarísimo y Kane desde los once metros.
En su vuelta a Londres, en el campo de su máximo rival, Kane avistó los fantasmas del penal que erró en el Mundial y que aún le recuerdan en Inglaterra, pero esta vez acertó. Sangre fría y tranquilidad para engañar a un Raya que se venció mucho antes de tiempo.
Ahí pudo hacer sangre el Bayern y matar el partido, en una transición en la que Sané corrió solo desde el centro del campo, pero en la que tardó una eternidad en cargar la pierna y se topó con una recuperación espectacular de White.
El Arsenal había sobrevivido a sus peores minutos y comenzó a carburar en la segunda mitad, sobre todo con la entrada de Leandro Trossard y Gabriel Jesús. Belga y brasileño fabricaron el segundo gol, tras un amago brutal de Jesús y definición de Trossard.
Con el empate, el partido pudo irse hacia cualquier lado. El Bayern tuvo el 2-3 en un tiro al palo de Coman y el Arsenal reclamó un penalti de Neuer en el último instante. No hubo premio ni para otro y el pase a semifinales se dirimirá el miércoles que viene en Alemania. Al final, ni el Arsenal era tan superior, ni el Bayern tan inferior.
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