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Manchester United y Liverpool empatan y la lucha por la Premier se pone apretada

El United estuvo arriba en el marcador 2-1 pero en los minutos finales un penal a favor de los visitantes empató el juego a dos. 

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El tanto con el que Mohamed Salah pasó a la historia como primer visitante que marca cuatro partidos consecutivos en Old Trafford, evitó la derrota del Liverpool pero no ceder el liderato al Arsenal, en una Premier League apasionante en la pelea por el título tras dos genialidades de Bruno Fernandes y Mainoo que resucitaron al Manchester United.

Juez de la Liga, alejado de la pelea por el título, sin plantilla para aspirar a mayor tarea que un puesto europeo que también ve a distancia, al Manchester United le queda el orgullo del grande. Aunque sea a base de joven talento. Gracias a la brillantez de Kobie Mainoo, que enamora a Inglaterra con 18 años, con el francés Willy Kambwala y el hispano argentino Alejandro Garnacho titulares con 19.

La presión que ejercieron los triunfos del Arsenal y Manchester City el sábado, se sumaron a la resistencia de un equipo al que nunca hay que dar por muerto, por muy inferior que fuese en el primer acto. En un duelo trepidante que propuso el Liverpool, que perdonó con Salah la sentencia y acabó siendo rescatado de la derrota por su líder desde el punto de penalti.

Inoperante el Manchester United tras un inicio arrollador. Regresando a su realidad con el paso de los minutos. Inferior a un Liverpool vertical. Víctima de su inconsistencia en la medular. Resucitado desde el error del rival para mostrar rebeldía. Impulsado por la doble genialidad de dos jugadores referentes: Bruno Fernandes y Mainoo.

El arranque teñido de rojo, con tanto anulado por fuera de juego a Garnacho nada más pasar el primer minuto, se convirtió en espejismo en cuanto Szoboszlai exhibió su llegada. Esos momentos en los que ante la duda defensiva de su equipo, Onana se hace grande. Sacó una mano salvadora a los tres minutos cuando se dibujaba el intercambio de golpes.

Desde la frontal acarició el gol el centrocampista húngaro con un disparo seco que acarició el larguero. Siempre Salah involucrado en las acciones. Un Liverpool que pasó a asumir el papel dominador ante un Manchester United que se replegó sintiéndose inferior, esperando su momento, sin renunciar nunca a la velocidad de Garnacho y Rashford.

Pero el partido estaba en las botas de Szoboszlai, protagonista en la finalización, apareciendo por sorpresa de nuevo, al centro de Robertson en el último aviso antes del primer golpe del Liverpool. Tras un saque de esquina en el que el balón peinado por Darwin Núñez lo remachó a placer en el segundo palo Luis Díaz.

Unos momentos, que con el triunfo momentáneo parecían intrascendentes, de los que luego se arrepintió el Liverpool. Superior y temblando únicamente en una acción de estrategia, cuando Bruno encontró a Casemiro en el segundo palo y la cesión perfecta donde reside un 9, no encontró a nadie en boca de gol. Con Hojlund alejado del goleador que se espera. El peligro estaba en el área rival, donde Onana sacó con una estirada el zurdazo de Salah, al que detuvo un segundo intento y vio como el tercero lo manaba a las nubes con todo para marcar tras un balón rechazado.

Supo mantenerse con vida en el partido el Manchester United que se levantó desde el error rival. A los cinco minutos de la reanudación, en un mal pase entre centrales, de Quansah a Van Dijk, que interceptó en el centro del campo Bruno Fernandes, vio al portero rival al borde del área e impactó un golpeo inalcable en un gol para los elegidos.

Era el primer disparo a puerta del United. La resurrección que encendía a la grada e impulsaba a un equipo que se mueve a impulsos. De golpe tan débil como imparable. Garnacho avisaba, Kelleher salvaba el segundo con una gran intervención a un centro lateral de Rashford al que no llegó por milímetros Casemiro.

El partido ya podía caer de cualquier bando, con el Manchester United expuesto al contragolpe y un Liverpool que cedió el liderato desde la falta de acierto. Darwin perdonó lo que nunca debe en un contragolpe de cuatro contra dos, chutando mal de zurda con todo para marcar. Y no lo hizo Mainoo, con un gran gol, imponiendo su figura con un descaro insultante en una acción que él mismo condujo antes de buscar socios y que definió con un disparo con rosca a la escuadra.

El Liverpool se tambaleaba, veía escaparse el liderato y peligrar una parte de sus opciones de título siendo remontado. No le quedó otra que lanzarse al ataque y buscar a la desesperada el gol. Hasta que lo encontró. Onana salvó el intento de Joe Gomez pero ya nada pudo hacer ante el absurdo penalti de Wan-Bissaka a Elliot que le permitió a Salah escribir su nombre en un récord y evitar la derrota, que no la cesión del liderato, de su equipo.
 

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