Rubén Alonso alcanzó la fama sin buscarla el 16 de octubre de 2016, tras un enfrentamiento con el dirigente del Chalatenango, Francisco Peraza, que casi terminó en golpes. La escena fue captada y rápidamente se volvió viral. En ese momento, los jugadores tuvieron que intervenir para evitar que la situación fuera más allá. Este incidente casi marcó el final de su paso por la Primera División del fútbol salvadoreño durante varios años.

Alonso reflexionó sobre lo sucedido: "Aprendí que en el fútbol hay cosas buenas y malas. Me alejaron del fútbol por siete años, cuando venía de ganar y ganar. No quería irme así, por lo que le pedí a Dios volver a dirigir en primera", compartió. Agradecido por la oportunidad que le brindó el Fuerte San Francisco, Alonso regresó al fútbol con un renovado sueño y la lección de aprender a pedir disculpas cuando es necesario.

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El entrenador también mencionó que, con el tiempo, comprendió que debía cerrar ese capítulo de su vida. "Mucho tiempo se dijo que era una persona violenta, pero no es cierto. Yo doy la cara y, aunque a veces me golpean, sigo perdonando porque mi fe en Dios es fuerte. Si Dios nos perdona a nosotros, ¿por qué yo no puedo perdonar a alguien más?", expresó con humildad.

Finalmente, Alonso dejó un mensaje claro: "Todos somos humanos y nos equivocamos. Mientras esté en esta tierra, seguiré cometiendo errores, pero siempre seré un agradecido con Dios. Agradezco a ustedes porque, gracias a los medios, la gente me conoce. No quiero que hablen bien de mí, pero tampoco que hablen mal sin conocerme. Al final, mi vida ha sido trabajo, fútbol y fe."

El regreso de Rubén Alonso con el Fuerte San Francisco es una oportunidad de sacarse una espinita y, como él mismo dice, devolver al equipo lo que le ha dado. "El objetivo es estar primero entre los ocho, si no logramos eso es fracaso. Después queremos ser campeones", comentó el experimentado DT uruguayo.