Los bancos comerciales salvadoreños están teniendo un buen año, con crecimientos moderados en sus carteras de crédito y depósitos impulsados por la reactivación económica de varios sectores. Su rentabilidad, además, es estable.
Aún faltan algunos meses para que se conozcan los datos de crecimiento económico salvadoreño al cierre del año. Sin embargo, la banca local ya considera 2024 como un año positivo para el sector, que además, tiene buenas expectativas por 2025.
De acuerdo con Alejandro Tapia, Director Sénior de Instituciones Financieras de América Latina de Fitch Ratings, la banca salvadoreña ha crecido en el último año “principalmente por un mayor dinamismo de algunos sectores de la economía luego de períodos de estancamiento. Los costos de financiamiento más estables para la banca también han apoyado el crecimiento”, afirmó.
Aunque la economía salvadoreña en general muestra una desaceleración, con un crecimiento del 1.4% del PIB en el segundo trimestre; mientras que el Índice de Actividad Económica (IVAE) creció solo 1.35% en julio, las actividades financieras y de seguros son las que presentan uno de los mayores crecimientos: 4.77%, según el Banco Central de Reserva (BCR).
Al igual que en los mercados de Panamá y Costa Rica, que habían mostrado una desaceleración del crédito en el pasado, “ahora muestran indicios de reactivación del crecimiento”, afirmó el analista.
Bancoagrícola, el banco más grande de la plaza salvadoreña con 33% de mercado, ha mostrado un fuerte dinamismo en este periodo. Alexander Pinilla Vargas, Vicepresidente financiero de la entidad, indicó que Bancoagrícola creció 7.1% en cartera de préstamos ($281 millones) y 9.07% ($380 millones) en los depósitos de clientes.
“Este crecimiento se caracteriza por dos hechos: el primero es que superamos el crecimiento del sistema y el segundo es que nuestros depósitos se expanden a mayor ritmo que la cartera”, dijo.
Los sectores en los que han enfocado sus esfuerzos son consumo y comercio. El primero ha presentado un crecimiento de $195.1 millones versus agosto 2023, con lo cual han logrado una participación de mercado de hasta 33.0%. Del lado de comercio, el banco creció $103.7 millones versus agosto de 2023 y continúa siendo líder del sector con una participación de 21.8%, según afirmó Pinilla.
“Bajo la sombrilla de nuestro propósito hemos alcanzado resultados extraordinarios de manera consistente tanto en términos financieros como no financieros que fortalece la resiliencia que tenemos frente a los retos que presentan los diferentes escenarios económicos”, señaló Pinilla.
Por su parte, José Eduardo Luna, director ejecutivo de Banco Cuscatlán, también confirmó una evolución positiva en 2024. “Hemos crecido 5% en activos totales y vemos cómo en el mercado ha habido consistentemente un crecimiento en los depósitos, en las líneas de corresponsales”, aseguró.
Una de las medidas que según Luna ha logrado buenos resultados para el banco ha sido la mejora en la calificación crediticia para el país.
En el último año el gobierno salvadoreño ha hecho una reestructuración de su deuda tanto interna como externa, que le ha valido la reducción del riesgo país, la apreciación de sus bonos en el mercado exterior y la mejora en la calificación crediticia por parte de varias agencias internacionales.
“Ese tipo de acciones nos ayudan a mejorar la calificación del país y eso quiere decir que eventualmente nos va a ayudar a conseguir acceso a líneas internacionales a un menor costo”, dijo Luna.
De acuerdo con Luna, en los últimos meses el financiamiento exterior rondaba entre tasas de 9% y 10%, lo que implicaba que para prestarlo, debían subir más allá de ese porcentaje. “Pero en los próximos 12 meses esperemos que baje a entre 7% y 6% y eso nos permita dar créditos a mejores tasas”, afirmó.
Igual opinión tiene Pinilla sobre la reducción del riesgo país para El Salvador. “Celebramos que el riesgo país siga disminuyendo como consecuencia de la mejora en la percepción de riesgo y que junto con la dinámica de las tasas internacionales contribuya a impulsar el crecimiento económico”.
El contexto internacional también sigue siendo clave para el optimismo del sistema financiero. Los bancos se mantienen pendientes de las medidas económicas que está tomando la Reserva Federal de Estados Unidos, en cuanto al cambio de tasas de intereses, que inciden en el costo del financiamiento local.
“El ciclo de recorte de tasas de interés a nivel mundial como consecuencia del comportamiento de la inflación lo seguimos con mucha atención y actuamos de acuerdo con la realidad de nuestro mercado”, afirmó Pinilla.
Bancoagrícola tiene buenas expectativas financieras para este y el próximo año. “Los diferentes organismos internacionales y locales han realizado actualizaciones al alza del crecimiento estimado para la economía 2024 y 2025, coincidimos en que dicho crecimiento superará los promedios históricos, además visualizamos mayor dinamismo en los sectores turismo, inmobiliario y financiero”, agregó el vicepresidente financiero.
Luna, por su parte, asegura que Banco Cuscatlán mantiene un plan estratégico de penetrar en diferentes segmentos de mercado, desde personas, vivienda, pequeña y mediana empresa, industria, sector energético y otros sectores como servicios, comercios y turismo.
“El sector construcción es el que ha estado más activo. Se traduce en créditos de vivienda y de construcción, pero hay una cadena de valor. A futuro, si la apuesta del país es positiva, el turismo debería crecer mucho más, pero veo buenos proyectos para el futuro”, afirmó Luna.
Alejandro Tapia, de Fitch asegura, sin embargo, que “la exposición alta a la deuda soberana sigue siendo el principal reto de la banca, sobre todo por el historial del país de incumplimiento restringido de su deuda local y su limitada capacidad de financiamiento, aspectos que han presionado la liquidez de la banca”.
Esto, sobre todo por el alargamiento del perfil de vencimiento de la deuda a corto plazo (y pasarla de 2, 3, 5 y 7 años), ya que la mayoría está en manos de los bancos e implica costos de financiación altos; además, reduce la flexibilidad al aumentar el riesgo de liquidez en un escenario de estrés.
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