La Fundación Salvadoreña de Apoyo Integral (FUSAI) presentó los hallazgos del segundo estudio sobre el estado actual de las mypes en El Salvador. El sector muestra optimismo pese a los retos como el ingreso a la formalidad.
La contribución promedio de las microempresas al producto interno bruto (PIB) de El Salvador alcanzó un 42.9% entre 2016 y 2023, según uno de los hallazgos del “Estado de la mype: la otra cara de la economía”, elaborado por el observatorio de la Fundación Salvadoreña de Apoyo Integral (FUSAI).
“Nos parece un dato que muestra que las microempresas siguen siendo la columna vertebral de la economía, especialmente de la mayoría de salvadoreños de escasos recursos. Como ustedes saben el PIB mide el valor de los servicios y bienes producidos en un país”, comentó Luis Castillo, director corporativo de FUSAI, durante la presentación del estudio.
En El Salvador, las microempresas son aquellas con ventas brutas anuales de hasta $175,930 y con hasta 10 trabajadores; mientras que las pequeñas empresas tienen ventas brutas anuales de hasta $1.7 millones y tienen una planilla de entre 11 y 50 trabajadores.
Según datos del observatorio, en 2018 habían 845,347 mypes en El Salvador. De estas, el 94.4% son consideradas microempresas y un 5.3% son pequeñas empresas, de acuerdo con otras fuentes.
El peso de la micro y pequeña empresa en la economía salvadoreña queda en evidencia en prácticamente todos los datos que aporta el informe. En la actualidad, las mypes otorgan un 70% del empleo que se genera en el país.
Sin embargo, tras el impacto de la pandemia de covid-19, la economía cayó y la pobreza aumentó en 3.4 puntos porcentuales; luego vino una recuperación, pero la inflación, especialmente en los alimentos, comenzó a afectar la contribución a la economía por parte de las mypes.
“La inflación es un impuesto regresivo, que golpea a las personas de menores ingresos, y dentro del sector empresarial a las microempresas más pequeñas”, destacó William Pleites, economista y director de la investigación.
Otro dato que pone en relieve la importancia de las microempresas es que estarían aportando cerca del 35% del ingreso nacional bruto disponible, por encima de las medianas y grandes empresas, de lo que aportan las remesas y de los gastos de consumo e inversión del gobierno.
“Estos datos muestran que, si bien las microempresas aún tienen un rol protagónico en la economía del país, han enfrentado problemas en estos últimos años”, acotó FUSAI.
Entre 2021 y 2023, sólo el 25% de las microempresas reportaron incrementos consistentes en ventas, empleo e inversión, detalla el informe.
Aún así, el empresario de este sector se muestra optimista. En otro aspecto, las microempresas se han visto beneficiadas con la reducción de la delincuencia, según expuso Pleites.
El estudio encontró que un 76% de las microempresas opera en la informalidad, y que el 24% restante se ubica en un sector semi formal que sólo cumple con ciertas obligaciones legales.
Una de las dificultades para formalizarse es que los ingresos de las mypes apenas cubren los gastos del día.
Un 37% de las empresas participantes en el reporte indicó que los ingresos del negocio no alcanzan para pagar el seguro social, AFP o impuestos, o hay demasiados trámites para inscribirse.
Otro hallazgo es que los empresarios están dispuestos a hacer un aporte mayor de sus ganancias para ser formalmente reconocidos por el Estado, y para acceder a programas de seguridad social.
“Ellos podrían dar el 5.7% de sus ganancias para poder tener acceso a esos programas de seguridad social, pero para ser formalmente reconocidos por Estado están dispuestos a dar el 7%”, contrastó Pleités.
“Para ellos ser formales es que el Estado los reconozca como tales, saber que no van a ser desplazados de un lugar por estas realizando sus operaciones. Saber que van a poder ser tomados en cuenta en las políticas que se van a implementar tanto de parte del Estado como de la cooperación internacional”, anotó el economista.
Castillo, por su parte, comentó que las empresas de subsistencia y de acumulación “no están en condiciones de formalizarse” porque es muy caro, es difícil y complicado a nivel de procesos, y no ven los beneficios.
“Hay que trabajar mucho en simplificar los requisitos, que no sea costoso, darles apoyo para que puedan acceder a nuevos clientes”, agregó el director corporativo de FUSAI.
El estudio encontró, además, que las remesas son muy importantes para este sector. En El Salvador, solo un 1.4% del total de las remesas que llegan a los hogares salvadoreños se destinan a inversión.
En el caso de los microempresarios el promedio es de 19.4%, “esto quiere decir que cuando una remesa llega a un empresario tiene 15 veces más posibilidades de un uso productivo, con relación a otros destinos”, destacó Pleites.
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