El certamen de café Taza de Excelencia 2019 cerró con una subasta electrónica en donde compradores internacionales compiten para comprar los 25 cafés salvadoreños que han sido seleccionados por un largo proceso con jurados nacionales e internacionales. La competencia es internacional de la "Alliance for Coffee Excellence" (Alianza para la Excelencia del Café), pero su organización a nivel local está a cargo del Consejo Salvadoreño del Café (CSC).

La Finca Santa Rosa, de Chalatenango, obtuvo el mejor puntaje este año con 90.57 en una escala que mide elementos como la acidez, el balance, la dulzura, entre otros. Esta colocó dos lotes, el primero de 341.7 se vendió a $63.10 por libra a los compradores Maruyama Coffee, Sarutahiko Coffee, itoya coffee, Mesh Coffee. El segundo lote de esta misma finca, de 264.6 libras, se vendió a $64 la libra a Wataru for ROKUMEI COFFEE CO, este fue el precio más alto de la subasta de este año.

El café ganador del certamen del ano pasado se vendió en $55.10 por libra, fue de la variedad geisha de la Finca La Cumbre. En ese momento la Finca Santa Rosa ocupaba el tercer lugar, siempre con la variedad pacamara y con proceso natural.

La finca chalateca se ha vuelto un referente de la calidad el café salvadoreño. De hecho mantiene un récord a escala local con un precio de venta de $95.70 por libra en la subasta de la Taza de Excelencia de 2017.

Una nueva variedad

Durante la subasta destacó la Finca La Esperanza, cercana al Cerro Verde, esta concursó con una variedad nueva en el mercado: bernardina. Con el tercer lugar en la lista de ganadores del certamen, obtuvieron un precio de $39.50 por libra y superaron al segundo lugar, la Finca Los Pirineos, que alcanzó un precio de $27.10 la libra.

Juan Alfredo Pacas, de Inversiones Santonano, recordó que el mandador de la finca identificó varios árboles de café dispersos en la finca que eran diferentes. "Él la identificaba porque cuando probaba el fruto, sentía sabores muy diferentes, como de papaya, maracuyá, de melocotón, entonces nos dio mucha curiosidad. Lo fuimos a probar y efectivamente sabía increible". 

Cosecharon este café aparte y lo enviaron a un laboratorio en Italia, el resultado fue que era una variedad que nunca se había clasificado, nueva, y que no tenía ninguna similuitud con variedades que se cultivan en Latinoamérica.

"Fue el descubrimiento de una nueva variedad, entonces decidimos que la teníamos que bautizar. Decidimos ponerle bernardina porque el mandador que la descrubrió se llama Ruperto Bernardino, entonces queríamos con el nombre, honrar a la persona que descubrió la variedad", dijo Pacas.

Desde entonces han estado estudiando la variedad y han trabajado con científicos para identificar los requerimientos nutricionales de la variedad, además han hecho pruebas en diferentes alturas.