La fungicultura, o cultivo de hongos comestibles, está ganando terreno en El Salvador como una alternativa que no solo diversifica la producción agrícola, sino que también ofrece oportunidades económicas y fomenta prácticas sostenibles.
Iniciativas como “Fungipi”, una empresa de biotecnología creada en 2018, están liderando el desarrollo de este sector al cultivar especies como champiñones, portobellos y variedades autóctonas como el tenquique y el pleurotus.
Recientemente, el evento educativo "Fungitour" se realizó en el Ecoparque El Espino, con el objetivo de capacitar a agricultores, estudiantes y la comunidad sobre el potencial agrícola y ecológico de los hongos. Los participantes aprendieron sobre la identificación de hongos comestibles, medicinales y venenosos, y cómo estos aportan a los ecosistemas locales.
La actividad incluyó una caminata guiada por expertos en micología, quienes enseñaron a distinguir especies a través de sus características y hábitats.
María José Pineda, directora de producción de Fungipi, destacó el apoyo recibido de iniciativas como C-Emprende UJMD y la Fundación Gloria Kriete, que han permitido a Fungipi ampliar su capacidad de producción y continuar con la educación de la comunidad sobre los beneficios de los hongos. Según Pineda, la fungicultura puede ofrecer una vía para un desarrollo agrícola sostenible, reduciendo la dependencia de cultivos tradicionales en el país.
Además de su valor alimenticio, los hongos son reconocidos por sus beneficios para la salud y su capacidad para aportar proteínas, lo que los convierte en una opción atractiva para dietas veganas y vegetarianas, comentó Jonathan Gómez, especialista en cultivo de hongos.
Eventos como "Fungitour" fortalecen el vínculo entre la comunidad y la biodiversidad, mostrando cómo los hongos pueden contribuir al bienestar rural. Carlos Rivas, egresado de biotecnología, y Alba Arias, una participante del evento, valoraron la actividad como una oportunidad para conocer el potencial de los hongos en la ciencia y la biotecnología nacional.
Con el respaldo de Fungipi, la fungicultura en El Salvador se perfila como una herramienta importante para la diversificación agrícola y la conservación de los recursos naturales, promoviendo un enfoque de bajo impacto ambiental.
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