Alexander McCartney, un joven de Irlanda del Norte, abusó de cientos de menores a través de internet.
La llamada telefónica en 2019 de una niña de 13 años en Escocia llevó finalmente a la captura de un depredador que actuaba en las redes sociales y que ha sido descrito como uno de los abusadores sexuales de menores más prolíficos del mundo.
Alexander McCartney, originario de Irlanda del Norte, se hizo pasar por una adolescente para hacerse amigo de niños de todo el mundo y luego abusar de ellos y chantajearlos, a menudo compartiendo imágenes con otros pedófilos.
Algunos de los niños tenían tan solo 4 años. Algunos nunca le habían contado a nadie lo que habían pasado, hasta que la policía llamó a su puerta.
McCartney admitió gradualmente 185 cargos, incluido el de homicidio involuntario, después de que una niña de 12 años de la que abusaba se quitara la vida.
Ha sido condenado a un mínimo de 20 años de prisión.
En marzo de 2019, tras recibir información de la policía de Escocia, el Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI, por sus siglas en inglés) puso en marcha una investigación urgente.
Los detectives identificaron la dirección de la casa de Alexander McCartney, lo arrestaron y lo entrevistaron.
En cuatro redadas independientes, incautaron 64 dispositivos en la casa de McCartney, en la zona rural de Lissummon Road, a las afueras de Newry.
Esos dispositivos contenían cientos de miles de fotos y vídeos indecentes de menores de edad realizando actos sexuales mientras eran chantajeados.
McCartney creó y utilizó muchas cuentas falsas en plataformas en línea, principalmente Snapchat, para atrapar y manipular a sus víctimas.
El detective superintendente del PSNI, Eamonn Corrigan, dijo que McCartney había estado "delinquiendo a escala industrial".
Engañó a las víctimas para que pensaran que estaban chateando con una niña de una edad similar, antes de alentarlas a enviar imágenes indecentes o participar en actividades sexuales a través de una cámara web o un teléfono móvil.
McCartney utilizó el mismo patrón todas las veces, dijo el detective, y agregó: "Amenazó con compartir estas imágenes en línea para el placer de otros pedófilos y usarlas para abusar y acosar aún más a los menotres ya aterrorizados y explotados".
En un incidente, McCartney tardó solo nueve minutos en atrapar, abusar sexualmente y chantajear a una niña de solo 12 años.
Con el paso del tiempo, se hizo evidente que la depravación de McCartney se extendía no solo por Reino Unido, sino por todo el mundo. Los abusos incluían a otras personas, mascotas familiares y objetos.
El PSNI trabajó con policías de otros países, ubicando víctimas en Estados Unidos, Nueva Zelanda y al menos otras 28 naciones.
Muchos de estos menores solo fueron identificados a través de las pruebas que los detectives encontraron en los dispositivos de McCartney.
Según la policía, McCartney "construyó una empresa de pedofilia" y había "robado la infancia" de sus víctimas.
En la primavera de 2019, la policía llamó a Catherine Kierans, jefa interina de la unidad de delitos graves del Ministerio Público nordirlandés.
Dijeron que "algo grande estaba ocurriendo... tenía que ver con catfishing".
El catfishing se da cuando una persona crea una identidad falsa para ganarse la confianza de las personas y explotarlas.
Kierans dijo que niñas "de una edad promedio de 10 a 12 años [estaban] siendo amenazadas de la manera más depravada".
Dijo que algunas de las niñas que habían sido explotadas ya habían hablado abiertamente sobre su abuso, aunque otras habían permanecido en silencio.
"Algunas de los niñas habían dado la voz de alarma, lo que ayudó a la policía a identificarlo en primer lugar".
"Pero algunas de los niñas, hasta que la policía llamó a la puerta, nunca le habían contado a nadie lo que habían pasado".
Según Kierans, McCartney delinquió "las veinticuatro horas del día".
A medida que la investigación se extendía por todo el mundo, los fiscales se dieron cuenta de que McCartney habitualmente guardaba las imágenes.
"También guardaba el mapa en Snapchat de dónde estaban los menores en algunos casos, y eso luego permitió a la policía localizarlos".
Su comparecencia en 2021 se retrasó cuando la policía descubrió el suicidio de una niña en Virginia Occidental, en EE.UU.
“Desde el principio, el nivel de abuso fue tan horrible que temíamos no saber si cuando se identificara a las niñas, estarían bien", dijo Kierans.
“Desafortunadamente, nuestros peores temores se hicieron realidad cuando descubrimos que una de las niñas se había quitado la vida".
“Trabajando en estrecha colaboración con las autoridades estadounidenses, pudimos demostrar que esta niña se quitó la vida durante el abuso, cuando todavía estaba en línea con McCartney.
“En ese momento, la muerte de la niña estaba tan intrínsecamente vinculada al abuso que sentimos que teníamos un caso sólido para decir que él la mató”.
McCartney creció a ocho kilómetros de Newry, en Irlanda del Norte.
Es un lugar muy rural con granjas, una iglesia y algunos negocios.
Cuando compareció por primera vez ante el tribunal de Newry en julio de 2019, tenía apenas 21 años, el pelo largo y la mirada de asombro de alguien que se sorprende de estar sentado donde estaba.
Ha pasado más de cinco años en prisión preventiva en la cárcel de Maghaberry, de la que solo sale para comparecer ante el tribunal y para ser interrogado por la policía.
En esas audiencias, abrió la boca para poco más que confirmar su nombre y fecha de nacimiento y, poco a poco, declararse culpable en voz baja.
McCartney asistió a la escuela secundaria de Newry y le gustaban los videojuegos.
Una fuente le dijo a la BBC News "Era introvertido y socialmente torpe. No interactuaba mucho con la gente fuera de su grupo de amigos.
"Tal vez estaba al margen de las cosas, pero tenía amigos que obviamente no sabían nada sobre esto".
Luego tomó un curso en el Southern Regional College en Newry, donde lo describieron como alguien "tranquilo" que "no se involucraba con el resto de la clase".
Cuando finalmente fue acusado en 2019, era un estudiante de informática en la Universidad del Ulster.
Para sus vecinos, el caso ha sido desgarrador.
"Todo el mundo estaba atónito", dijo un residente.
"Al principio eran susurros, luego incredulidad. Estoy seguro de que la gente habla de eso en sus propias casas, pero no se discute públicamente porque la gente no sabe qué decir".
Otro dijo: "Parecía un joven agradable, afable e inteligente.
"No tiene nada extraordinario".
Pero lo que es extraordinario es la enormidad de sus delitos; muchas de sus víctimas habían pedido que cesaran los abusos, pero los fiscales dijeron que "continuó cruelmente, a veces obligando a las víctimas a involucrar a niños más pequeños, algunos de tan solo cuatro años".
Según Catherine Kierans, la depravación de McCartney era tal que se trataba de "uno de los casos más angustiosos y prolíficos de abuso sexual infantil que hemos visto en la fiscalía de Irlanda del Norte".
Kierans dijo que algunas de las víctimas aún no han sido identificadas a pesar de los exhaustivos esfuerzos de la policía.
"Los crímenes de McCartney han dañado a miles de niños y los han dejado a ellos y a sus familias lidiando con las traumáticas consecuencias", dijo.
"Su coraje contrasta marcadamente con la cobardía que tuvo él al atacar a niñas jóvenes vulnerables".
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