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El fiscal reaccionó inmediatamente, asegurando que se trata de actos cometidos sobre una menor, que no han prescrito y que, por tanto, deben ser añadidos al acta de acusación.
Jol Le Scouarnec, acusado de haber agredido y violado a 299 jóvenes, la mayor parte de ellos menores de edad, añadió este viernes una nueva víctima: su propia nieta.
"Sí, reconozco que cometí abusos sexuales sobre mi nieta", dijo el acusado, poco después de que el mayor de sus hijos y padre de la víctima, compareciera como testigo.
Tanto él como su esposa, que también se encontraba en el palacio de justicia de Vannes, en el noroeste del país, necesitaron asistencia psicológica tras escuchar esa confesión, una más del sórdido caso que se está desvelando en el juicio.
Hasta el momento, se sabía que Le Scouarnec, que ahora tiene 74 años, había relatado en sus diarios -los mismos en los que de forma sistemática recopilaba los abusos y violaciones que cometió durante tres décadas en las clínicas y hospitales en los que ejerció- fantasías sexuales con su nieta, nacida en 2012, cuando tenía dos y tres años, pero no figuraba entre las víctimas.
El primero de esos relatos se remonta a cuando la niña apenas tenía año y medio y en el cuenta que se exhibió desnudo ante ella.
El fiscal reaccionó inmediatamente, asegurando que se trata de actos cometidos sobre una menor, que no han prescrito y que, por tanto, deben ser añadidos al acta de acusación.
La confesión creó una gran conmoción en la sala, que llevó a la presidenta a suspender la sesión, en la que había ofrecido su testimonio el mayor de los hijos del acusado.
En su declaración, el hombre de 44 años y padre de dos hijos, había relatado el ambiente de incesto de la familia, en el que su hermano mediano había sido objeto de abusos por parte de su abuelo, el padre del ahora acusado.
Confesó tener un vínculo cercano con su padre, a quien visitó en prisión cuando fue arrestado en 2017 por abusar de la hija de seis años de sus vecinos, lo que destapó el caso de pederastia.
"Trataba de comprender lo que hizo porque no entendía nada. Iba una y otra vez en busca de respuestas y no las tuve", relató.
El descubrimiento de las actividades de su padre le colocó al borde de la depresión y durante dos años cayó en el alcoholismo, del que, dijo, ya se ha recuperado.
Aseguró que se enteró muchos años más tarde de que su padre había sido condenado en 2004 por tenencia de material pedófilo.
"Mi esposa la tomó con mi madre, le reprochaba que no nos lo hubiera dicho. Pensaba que tenía que haberlo hecho para proteger a nuestra hija", confesó.
Cuando se enteró de que su padre había escrito fantasías eróticas sobre su hija señaló haber sentido "un doble traumatismo" pero decidió no denunciar para preservar a la niña: "No tiene ningún recuerdo y ya le habían hecho muchas preguntas".
"Me siento traicionado por mi padre, abusó de mi confianza, de mi hospitalidad", aseguró el hombre antes de conocer la confesión de su padre de que abusó de su hija.
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