
Entre 1947 y 1969 el Gobierno estadounidense implementó el proyecto Blue Book, un registro que pretendió llevar un historial detallado de los avistamientos de objetos voladores no identificados reportados por ciudadanos, pilotos militares y comerciales.
En la última semana de junio de 1947, varios habitantes del oeste de Estados Unidos reportaron haber visto “discos voladores” sobrevolando el cielo, algunos a 1,200 millas por hora.
Al principio, la Fuerza Aérea de EUA tomó con ligereza los reportes y los atribuyó a la imaginación de los observadores o algún fenómeno meteorológico.
Sin embargo, todo cambió hasta que el 7 de julio, el ranchero William Brazel, de Roswell, Nuevo México, entregó a las autoridades restos de un objeto en forma de disco que había caído en su propiedad a mitad de junio.
Para esa fecha, los reportes se habían multiplicado a cientos en 28 estados, obligando a las autoridades a tomar en serio los avistamientos.
Cuando inspeccionó el disco el general de brigada de la Octava Fuerza Aérea de Roswell, Roger Ramey, lo describió como “un platillo endeble, casi como una cometa de caja y aparentemente una especie de papel de aluminio”.
Al día siguiente, el Ejército comunicó que el aparato “no era nada más que un globo meteorológico maltratado del ejército”, desatando la indignación de Brazel, quien ya había encontrado dos globos meteorológicos antes.
“Estoy seguro de que lo que encontré no era ningún globo de observación meteorológica”, contrarió.
A este mediático incidente, objeto de películas y conspiraciones, le siguió una “fiebre” mundial de avistamientos que se extendió a 44 estados de EUA y varios lugares de Canadá, Países Bajos, Inglaterra, Chile, Irán, Australia, Manchuria, Francia y otros países.
El fenómeno llegó a tal punto que, en diciembre, la Fuerza Aérea acordó crear un registro detallado de las observaciones para determinar si los objetos constituían una amenaza a la seguridad nacional, y explicar su origen y carácter científico.
SIGN fue el nombre de la iniciativa entre 1947 y febrero de 1949, para luego cambiar a GRUDGE, y finalmente, en 1952, a proyecto Blue Book.
Blue Book nació el 30 de diciembre de 1947 en la base de la Fuerza Aérea de Wright-Patterson, Ohio, con el fin de esclarecer si los objetos voladores constituían una amenaza para la seguridad nacional y explicar los avistamientos ovni.
Además, se buscaba saber qué información científica y/o técnica disponible existía a partir de los avistamientos.
Durante más de dos décadas, la base de Ohio recibió 12,618 reportes, muchos de pilotos de la Fuerza Aérea.
Para diciembre de 1952, el general John A. Sanford, jefe de Inteligencia de la Fuerza Aérea, afirmaba que habían podido explicar “adecuadamente” la mayoría de casos a la fecha.
“Hemos sido capaces de explicarlos como engaños, aeronaves amigas erróneamente identificadas, fenómenos meteorológicos o electrónicos o aberraciones luminosas”, declaró en un anuncio oficial.
Sin embargo, admitió que había una minoría de informes hechos por “observadores creíbles sobre cosas relativamente increíbles”.
Esas cosas “relativamente increíbles” encajan con las declaraciones de los pilotos comerciales Clarence Chiles y John B. Witted, cuyos testimonios forman parte de los miles de documentos desclasificados de Blue Book.
La noche del 22 de julio de 1948, poco después de salir de Houston, Texas, el capitán Chiles y su copiloto divisaron a su derecha un objeto “extraño” que se dirigía a ellos a gran velocidad.
“Tenía un chorro de fuego rojo que salía de su cola. Supuse que era un jet del Ejército o la Marina, pero a medida que se acercaba pude ver que era mucho más grande que cualquier jet del Ejército o la Marina que hubiera visto o leído”, declaró Witted después.
El piloto agregó que la nave tenía forma de cigarro y se desplazaba a una velocidad estimada de 700 millas por hora. Volaba recto y nivelado y no tenía ninguna ala. No producía ruido ni turbulencia y tenía dos filas de ventanas blancas, una superior y otra inferior.
“El fuselaje parecía tener tres veces la circunferencia del fuselaje de un B-29. Las ventanas eran muy grandes y parecían cuadradas. Eran blancas y tenían una luz que parecía ser causada por algún tipo de combustión”.
Los atónitos observadores vieron al objeto al menos cinco segundos y no más de 10, hasta que les pasó de lado en dirección opuesta y se perdió en la oscuridad de la noche.
Su capitán recuerda de manera similar aquella noche “clara de visibilidad excelente”: “Estaba claro que no tenía alas, que estaba propulsado por algún tipo de motor a reacción que lanzaba llamas de la parte trasera, a unos 15 metros de altura”.
Chiles describió que debajo de la aeronave alumbraba un resplandor azul, y de las ventanas emanaba “una luz muy brillante”.
Los pilotos consultaron a la compañía para averiguar si el Ejército tenía un avión a reacción o experimental sobrevolando la zona, pero el aeródromo militar de Lawson Field, en Georgia, les informó que no habían aeronaves en circulación.
Después, ambos pilotos dibujaron bocetos del objeto presenciado:
El fin de Blue Book se aceleró a partir de 1968, tras la publicación de un estudio de la Universidad de Colorado, titulado: “Estudio científico de objetos voladores no identificados”.
Aquel documento, revisado por la Academia Nacional de Ciencias, concluyó que el 90% de todos los reportes ovni estaban relacionados “de manera bastante plausible” a objetos ordinarios.
El director del estudio, Dr. Edward Condon, argumentó que nada del estudio de ovnis en los últimos 21 años había contribuido al conocimiento científico.
“No hay ninguna justificación de que la investigación de avistamientos ovni haga avanzar la ciencia”, sentenció.
Happy #ExtraterrestrialCultureDay! It's a good a day as any to peruse reports of worldwide UFO sightings from Project Blue Book. �� Get started here!: https://t.co/V69yrMAbaW
— NationalArchivesATL (@atlantaarchives) February 8, 2022
This report came from Maxwell AFB, Alabama in 1947. View/download here: https://t.co/RgmokYdRCc pic.twitter.com/XLD9T9DLeo
Esas conclusiones, junto a otros estudios sobre ovnis y la experiencia de la Fuerza Aérea evaluando informes de ovnis en los años 40, 50 y 60, pusieron fin al único registro oficial de observación ovni de la historia de Estados Unidos.
Una de las conclusiones del proyecto fue que “no hubo evidencia que indique que los avistamientos categorizados como ‘no identificados’ sean vehículos extraterrestres”.
Además, se estableció que ningún avistamiento representó “jamás” una amenaza a la seguridad nacional y que no existieron pruebas de que los reportes de objetos “no identificados” usaran tecnología “más allá del conocimiento científico actual”.
El proyecto cerró el 17 de diciembre de 1969, resolviendo la mayoría de casos y quedando solo 701 “sin identificar”.
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