El año escolar 2023 está a punto de finalizar. La matrícula final, que es principalmente del sector público en todos los niveles, concluye con evaluaciones en diferentes asignaturas a finales de mes y a partir de allí, los estudiantes y docentes se alejan de los centros escolares. Seguramente para muchos de ellos, la experiencia escolar del año es suficiente y se preparan para el período de vacación.

El año académico se mantiene con la misma estructura desde hace mucho tiempo, aunque en diferentes oportunidades se ha comentado la conveniencia de dividirlo en dos períodos para asegurar que los estudiantes del sector rural, especialmente los que tienen familia con actividades agrícolas, tengan tiempo para ocuparse de tareas familiares sin afectar la permanencia en la escuela. Dividir las vacaciones de año en dos períodos de cuatro semanas cada uno es una opción para evitar la ausencia y deserción escolar por actividades económicas, por inviernos copiosos que implican crecimiento de ríos, deslaves y todo lo demás y también, por la ansiedad y el cansancio académico.

El período de vacación representa para estudiantes y docentes el espacio para relajarse, ocuparse de otras actividades y para tener un espacio de descanso. Sin embargo, para muchos padres y madres de familia la vacación significa enfrentar el dilema del uso del tiempo libre, especialmente cuando las necesidades de sobrevivencia obligan a mantener rutinas laborales fuera del hogar independientemente de la vacación de los estudiantes.

¿Qué hacen los adolescentes y jóvenes en vacaciones? ¿Qué opciones tienen los adolescentes y jóvenes para utilizar el tiempo libre? Pregunto por los adolescentes y jóvenes porque es la edad más crítica en el período del desarrollo, es la etapa en la que buscan la autodefinición y autonomía personal, es la etapa en la que el concepto "libertad" tiene acepciones y alcances que algunas veces implican riesgos personales de presente y de futuro. Esta primera pregunta tiene una respuesta obvia y generalizada. Los adolescentes y jóvenes aprovecharán el tiempo para mantenerse conectados a redes sociales y seguramente, con diferentes perfiles. Esto, desde diferentes puntos de vista, representa riesgos poco conocidos y asumidos por los padres y madres de familia. En el ciberespacio hay tantos o más riesgos que en las calles, avenidas y espacios públicos de nuestro país.

¿Qué opciones tienen los adolescentes y jóvenes para el uso del tiempo libre? En general son pocas las opciones educativas, recreativas o culturales disponibles y accesibles. Muchos tienen que asumir tareas familiares, especialmente las mujeres. Otros tienen las calles, avenidas y centros comerciales para pasarla. En las comunidades no siempre hay espacios públicos para ejercitarse ni para desarrollarse cultural y artísticamente y cuando existen, muchas veces las condiciones son poco alentadoras para el encuentro comunal. Los municipios, ahora distritos, eliminaron su oferta para el desarrollo de los adolescentes y jóvenes por falta de financiamiento. La gran mayoría dejó atrás la organización de grupos deportivos o culturales. Y para la gran mayoría de adolescentes y jóvenes, especialmente los de menos ingresos, las opciones son nulas. ¿Y entonces?

¿Y entonces? Es la pregunta del millón. Las escuelas podrían organizar actividades complementarias para refuerzo académico, desarrollo artístico, deportivo o cultural. Lamentablemente muchos no tienen los recursos motivados ni los necesarios. Se habilitaron espacios para los juegos centroamericanos que seguramente están subutilizados. Convendría abrirlos al menos doce horas diarias con los instructores necesarios. ¿Y las Casas de la Cultura? Públicamente no suenan y se desconoce la oferta para jóvenes. ¿Cómo aprovechar y canalizar la energía de adolescentes y jóvenes en el tiempo libre?

Sin recursos ni opciones, los padres/madres o responsables no tendrán más que dejarlos a la buena de Dios.