
En sus primeros años de tratamiento fue desahuciado. Gracias a un nuevo tratamiento, pudo controlar la enfermedad.
Martín Michel Rojas es un joven de Puebla, México, que a los 21 años fue diagnosticado con leucemia linfoblástica y su esperanza de vida era de un 20 %, debido a que esta enfermedad es una de las más agresivas que tiene el cáncer.
En una entrevista que concedió al portal ‘Sumédico’, relató cómo, gracias a una tía que es doctora, decidió hacerse un estudio de sangre, luego de presentar síntomas como cansancio extremo, piel amarillenta, entre otros.
Lo que nunca pasó por su cabeza es que el diagnóstico iba a ser devastador y, aunque no creía lo que le estaban diciendo, muy dentro de él sabía que algo no estaba bien con su cuerpo.
“Cuando me enteré, estaba en shock. No sabía lo que me esperaba, pero tenía la sensación de que algo no estaba bien. Mis niveles de sangre estaban tan bajos que en cualquier momento podría haber muerto”, comentó Rojas sobre ese fatídico momento.
Fueron varias pruebas que le realizaron, para confirmar que padecía de leucemia y fue ahí cuando comenzó una dura batalla de tratamientos intensivos que lo mantuvo durante seis meses en el hospital público de Puebla.
Fueron muchas quimioterapias agresivas que recibió en ese tiempo, pero a pesar de los esfuerzos médicos, los resultados no fueron los esperados, ya que la enfermedad no cedía y fue allí cuando recibió otro golpe que nunca pensó que le cambiaría la vida.
Al ver que el tratamiento no estaba funcionando y todo era negativo, cada día la enfermedad avanzaba aún más; los galenos le dijeron que estaba desahuciado y que ya no podían hacer nada más por él, debido a que ningún procedimiento estaba funcionando.
Aunque le ofrecieron otro tipo de medicación, la efectividad era solo de un 20 por ciento y, a pesar de que la noticia fue devastadora, Martín no se dio por vencido y buscó otra segunda opinión.
Al ver que en el hospital público ya todo estaba perdido, fue y visitó un médico privado en Puebla y este le dio una nueva esperanza de vida, que él creía que ya había perdido.
Este profesional de la salud identificó que la leucemia que tenía Roja llevaba el cromosoma Philadelphia, una mutación genética que agrava la enfermedad y era el motivo por el cual ningún tratamiento le funcionaba.
“Fue una revelación. Gracias al medicamento que me dieron para congelar el cromosoma Philadelphia, pude alcanzar la remisión en solo tres semanas. Fue un cambio radical”, explicó.
Tras casi dos años de quimioterapia y un trasplante de células madre autólogas, pudo entrar en el año 2014 a remisión y desde entonces han pasado 10 años luchando y era algo que no veía posible después de haber sido desahuciado.
A pesar de las múltiples dificultades y efectos secundarios como las náuseas y la fatiga, Martin ha llevado una vida relativamente normal y en la que no conoce la palabra rendirse.
Aunque son muchos años de lucha, en noviembre de 2024 comenzó una nueva batalla, ya que su peor temor se hizo realidad cuando en una visita de rutina el médico le informó que la leucemia había regresado.
“Fue un golpe duro. Después de 10 años sin síntomas, me olvidé de la enfermedad. No imaginaba que podría regresar”, comentó.
Tras recibir el diagnóstico, Rojas comenzó inmediatamente el tratamiento con quimioterapias y, a diferencia de la primera vez, ahora se encuentra más preparado tanto física como emocionalmente y su experiencia le ha dado la fortaleza para enfrentar esta nueva recaída.
“La experiencia de los primeros tratamientos me permitió conocer lo que venía. Sabía que los síntomas no serían fáciles, pero también sabía que podía enfrentarlos con más herramientas”, relató.
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