
Todos los usos y propiedades en la limpieza que se le confieren al bicarbonato y al vinagre desaparecen cuando los mezclas.
Si estás leyendo este artículo, seguramente eres fan de las grandes cualidades del vinagre y el bicarbonato en tus labores de limpieza en el hogar.
Y tienes razón de serlo: el bicarbonato de sodio, por su poder abrasivo, es un gran aliado para desodorizar, blanquear, desinfectar y limpiar ropa, zapatos, superficies, drenajes y mucho más. Mientras que el vinagre, además de sus múltiples beneficios en la salud, es ideal para desengrasar, desincrustar sarro y óxido, limpiar electrodomésticos, dejar tu horno como nuevo, entre muchos otros usos.
Sin embargo, mezclarlos no es buena idea. Aunque cuando los juntas obtienes una reacción efervescente que puede parecer interesante y poderosa, lo cierto es que lo que ocurre es que ambos componentes eliminan sus propiedades entre sí.
Puede que este efecto burbujeante te sirva para aflojar la suciedad y los residuos más superficiales, incluso para eliminar algunos malos olores en las tuberías, pero nada más.
Mezclar vinagre y bicarbonato no es peligroso, pero al hacerlo se produce dióxido de carbono (gas) y agua y, al final, lo único que obtendrás es un líquido conformado por agua y sal. Esto, como imaginarás, carece de capacidad de actuar como un agente limpiador potente, como sí lo son cuando los usas por separado.
Así que, si deseas aprovechar al máximo el poder de cada uno, es mejor usarlos por separado, no juntos.
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