El público presente y los espectadores televisivos no sospechaban nada, pero dos días después, Ingram recibió una llamada del productor Paul Smith. “Tengo que decirte que tenemos sospechas de que hubo irregularidades durante la grabación del programa en el que participaste”, le informó. La alegría del exmayor se transformó en incertidumbre.
Charles Ingram, un exmayor del ejército británico, logró lo que parecía imposible al responder correctamente cada una de las preguntas del programa de televisión "¿Quién quiere ser millonario?" y llevarse el premio máximo de un millón de libras esterlinas en esa época (aproximadamente más de $1,268,905).
Desde el inicio, la participación de Ingram en el popular concurso televisivo estuvo marcada por su actitud dubitativa. Durante la grabación, el concursante repetía cada una de las opciones, se tomaba largos silencios y parecía incierto en sus respuestas. Pese a ello, lograba acertar en cada ronda, incluso en preguntas sobre temas que no conocía. El 10 de septiembre de 2001, Chris Tarrant, el anfitrión del programa, le entregó el cheque millonario en un emotivo cierre lleno de aplausos y papel picado.
El público presente y los espectadores televisivos no sospechaban nada, pero dos días después, Ingram recibió una llamada del productor Paul Smith. “Tengo que decirte que tenemos sospechas de que hubo irregularidades durante la grabación del programa en el que participaste”, le informó. La alegría del exmayor se transformó en incertidumbre.
El análisis posterior reveló que Ingram no actuó solo. Diana Ingram, su esposa, y Tecwen Whittock, un futuro participante que estaba en la audiencia, colaboraron con él para manipular las respuestas. Whittock emitía una tos cada vez que Charles mencionaba la opción correcta, guiándolo discretamente hacia la respuesta acertada. En total, los productores identificaron unas 192 toses en las grabaciones, varias de ellas provenientes de los cómplices de Ingram.
Otro detalle que llamó la atención fue una llamada telefónica entre Diana y Whittock tras el primer día de participación de Charles. Aunque ella declaró que era una conversación “amistosa”, los fiscales consideraron que formaba parte del plan para engañar al programa.
En marzo de 2003, el caso llegó al Tribunal de la Corona de Southwark, donde Charles, Diana y Whittock enfrentaron cargos por fraude. Durante el juicio, Charles insistió en que conocía las respuestas por su educación y que su comportamiento se debía al estrés. Por su parte, Whittock atribuyó sus toses a alergias, pero las pruebas en su contra fueron contundentes.
El 7 de abril de 2003, el jurado declaró culpables a los tres implicados. Charles y Diana recibieron sentencias de 18 meses de prisión suspendida y debieron pagar multas y costos legales que sumaron 115.000 libras. Whittock, en tanto, fue condenado a 12 meses de prisión suspendida, una multa de 10.000 libras y 7.500 libras adicionales en costas.
El caso no solo arruinó la reputación de los involucrados, sino que también impactó en sus vidas personales. En 2010, Ingram sufrió un accidente con una cortadora de césped que le costó tres dedos del pie. Actualmente, vive con su esposa Diana en una tranquila zona rural de Inglaterra. Ella se dedica al diseño y venta de joyas, mientras que él enfrenta dificultades económicas, declarando la bancarrota en 2023.
Este intento de engaño quedó grabado en la memoria colectiva como “el mayor tosedor” y sigue siendo recordado como una de las tramas más absurdas y fascinantes en la historia de los concursos televisivos.
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