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"Tengo documentos y no tengo miedo", dice salvadoreño en Colony Ridge, el barrio de Houston señalado como "imán de indocumentados" donde latinos temen salir a la calle

El barrio Colony Ridge está en la mirada de las autoridades migratorias luego que fuera catalogado por teorías conspirativas como un "imán de indocumentados" y "santuario de narcotraficantes". Los migrantes latinos temen salir de sus hogares. Esta es la historia de algunos de ellos.

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Tres personas pasean a caballo por una calle del condado Liberty. En Colony Ridge, un barrio de Houston con gran crecimiento de la población latina. EFE/ Alicia L. Pérez

Tres personas pasean a caballo por una calle del condado Liberty. En Colony Ridge, un barrio de Houston con gran crecimiento de la población latina. EFE/ Alicia L. Pérez

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Colony Ridge es un barrio de Houston donde se ha generado un temor colectivo en la población latina, originado por teorías conspirativas que han catalogado a esa zona de Texas (EUA) como "un imán de indocumentados" y "santuario de narcotraficantes".

En medio de las nuevas leyes antiinmigrantes de Texas, esto supone un problema para los miembros de esta comunidad, quienes ahora enfrentan el miedo de salir a la calles.

Esas conjeturas fueron alimentadas a mediados de septiembre pasado por un grupo de legisladores republicanos aunados a medios de comunicación conservadores en Texas sobre Colony Ridge, donde viven unas 400,000 personas, la mayoría inmigrantes hispanos.

Yelva Cortés, natural de Michoacán (México), atiende a unos clientes en el restaurante móvil donde trabaja, en el condado Liberty, al noreste de Houston, Texas (Estados Unidos).EFE/ Alicia L. Pérez

Las hipótesis fueron suficientes para que el gobernador de Texas, Greg Abbott, considerara examinar el tema en una sesión legislativa especial que culminó incorporando fondos por más de 40 millones de dólares para patrullar ese barrio de más de 33,000 acres (13,355 hectáreas) de extensión.

Ese gasto está incluido en la ley antiinmigrante SB3, promulgada por el ultraconservador Abbott hace pocas semanas junto con la SB4, que convierte en delito menor el que un extranjero "ingrese o intente ingresar de forma irregular al estado desde una nación extranjera". La falta se convierte en un crimen grave, punible hasta con 20 años de prisión, si el infractor es reincidente.

Asimismo, la SB4 permite ordenar la expulsión de personas sin mediar proceso judicial y otorga a la Policía la autoridad para arrestar a cualquier individuo del que sospechen que ingresó ilegalmente al país, concediéndoles también la facultad discrecional de expulsarlo a México en vez de arrestarlo.

Ambas leyes, que deberían entrar en vigor a fines de febrero o mediados de marzo, ya son objeto de una demanda judicial presentada la semana pasada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que las cataloga como "anticonstitucionales".

Yelva Cortés, de 35 años y natural de Michoacán (México), vive desde hace 13 años en esa zona boscosa y rural del condado de Liberty, en el noreste de Houston, donde miles de hispanos de bajos recursos como ella han comprado terrenos e instalado casas móviles en la última década.

Yelva Cortés y Yolanda Romero, ambas naturales de Michoacán (México), esperan clientes en el restaurante móvil donde trabajan en el condado Liberty. EFE/ Alicia L. Pérez

Desde hace unos meses Cortés, de 47 años, se desplaza con cautela a su trabajo de cocinera y administradora en una taquería ambulante ubicada a pocos minutos de su casa.

"La gente y toda mi familia acá que está indocumentada casi no sale; solo hacemos lo básico", declaró Cortés. "Voy a vivir aquí, pero no voy a salir. No me queda otra opción. Espero que esas leyes sean anuladas porque nosotros solo queremos salir adelante sin hacer daño a nadie", sostuvo sobre su futuro inmediato.

Bajo la lupa

Algunos como el salvadoreño Ernesto López, de 35 años, toma con prudencia las noticias del posible incremento de patrullaje en la zona.

"Solo escucho quejas, pero gracias a Dios tengo documentos y no tengo miedo. Además creo que la delincuencia está en todos lados", dijo el trabajador de la construcción.

Sin embargo, López, residente desde hace tres años de un terreno en fraccionamientos que compró "con facilidades de pago" enfrenta otros problemas de esta minoría que quiere ser propietaria.

Las autoridades han acusado a una empresa constructora y financiera de ofrecer hipotecas "difíciles de cumplir".

El mexicano Manuel Sánchez posa afuera de las oficinas de la empresa inmobiliaria a la que le compró un terreno en el condado Liberty. EFE/ Alicia L. Pérez

"Colony Ridge se propuso explotar el sueño de un inmigrante de ser propietario de una vivienda", resalta una querella del Departamento de Justicia.

Detalla que la firma Colony Ridge Development LLC, que opera con el nombre comercial de Terrenos Houston, "mantiene tácticas de venta que exige pagos iniciales con intereses altos sin evaluar la capacidad de amortización" del comprador.

Fotografía exterior del negocio Terrenos Houston, la empresa constructora que ha financiado miles de lotes vendidos a inmigrantes hispanos en el condado Liberty, al noreste de Houston, Texas (Estados Unidos). EFE/ Alicia L. Pérez

Tergiversó además datos como las garantías de suministro de agua, electricidad y alcantarillado, "haciendo que los prestatarios incurrieran en importantes gastos imprevistos después del cierre", agrega.

La empresa adquirió a través de remates públicos de ejecuciones hipotecarias el 45 % de las más de 35,000 propiedades vendidas desde 2012, según una investigación del medio Houston Landing citada en la demanda.

La hondureña Carolina Martínez, de 28 años, llegó con su familia a Texas hace dos años. En ese lapso pudo adquirir un lote en Colony Ridge para "tener algo propio y dejar de pagar renta".

La hondureña Carolina Martínez llega a dejar el sobre con el pago mensual de su hipoteca a las oficinas de la empresa inmobiliaria a la que le compró un terreno en el condado Liberty. EFE/ Alicia L. Pérez

Aunque admite que los intereses son altos, dice que es lo mejor que ha podido encontrar. Eso sí, asegura que ha oído hablar de las penalidades cuando se retrasa con el pago mensual de la hipoteca y de los servicios comunes.

"Pero lo que más me preocupa y me da miedo es que si empiezan a patrullar por acá no voy a poder usar mi automóvil porque los policías tendrán la potestad de pedirme los documentos, y no los tengo", puntualizó. 

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