La fiesta de los aficionados del Limeño se cayó en la final del Clausura 2024 y la noche ante el Alianza se convirtió en una pesadilla.
24 años pasaron para que la afición de Santa Rosa de Lima viajara a la capital para ver al Municipal Limeño en una final de primera división.
Desde temprano, 9:00 de la mañana, salieron buses, microbuses y carros particulares desde el oriente del país para soñar con la primera copa.
Dos veces se le había negado la victoria a los cucheros y la tercera parecía ser la versión que rompería con la sequía.
Antes del partido, todo era alegría y fiesta. Hasta Tocinito aprovechó para hacer un show en el césped del estadio Cuscatlán sacando un fajo de billetes falsos, haciendo reír a la afición presente.
Y aunque la afición realizó un recibimiento espectacular, la fiesta se apagó temprano en el partido.
Pese a que el Limeño comenzó teniendo más el balón, el Alianza pegó primero y ese gol cayó como balde de agua fría.
La afición limeña guardó silencio, y no se volvió a escuchar, salvo cuando insultaron a Iván Barton por expulsar al hondureño Ever Alvarado. “A Honduras te voy a mandar” le gritó un aficionado santarroseño al árbitro. El resto de la afición gritó palabras más altisonantes.
Tras la debacle del primer gol y de la expulsión, cayó el segundo tanto albo. El silencio en el sector sur era abismal, el ambiente era frío y el sueño se apagó.
Para más terror de los aficionados santarroseños, el tercer gol del Alianza cayó al cierre de la primera mitad. Era la firma de la condena.
Los hijos de algunos futbolistas rompieron en llanto, sus madres los consolaban, y el resto de la afición callaba, atónitos por lo que acababan de vivir. El partido estaba sentenciado.
En el descanso, algunos aficionados del Limeño analizaron las jugadas con personal de EL GRÁFICO, para entender qué había pasado en la expulsión de Alvarado. Bendita tecnología.
Para el segundo tiempo, empezó a tocar sus instrumentos, pero nuevamente cayó otro gol del cuadro albo, esta vez por parte de Henry Romero en un tiro libre. Fue demasiado castigo a la afición auriazul.
Un grupo de aficionados del Limeño empezó a abandonar tras el cuarto gol, aunque la gran mayoría se mantuvo dentro del estadio.
Cayó el quinto gol y empezó a irse más y más gente del estadio, el impacto de los cinco goles fue inmenso y el trayecto a casa era más largo.
En los últimos minutos, ya la gente se rindió y se marchó. Pocos fueron los fieles que se quedaron hasta el final. Una buena campaña del cuadro cuchero se acabó en el juego más importante.
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