El United empató 1-1 con el Ipswich Town y se coloca en el puesto 12 de la Premier League.
Recién aterrizado en un banquillo de la grandeza y la exigencia de la historia del Manchester United, Ruben Amorim estrenó el desafío más grande de su carrera con un empate decepcionante contra el Ipswich y con el portero André Onana como el mejor de su equipo, pese a que al minuto y 21 segundos ganaba por 0-1.
Ni siquiera tal marcador a favor, tan rápido, en casa del penúltimo de la clasificación, iluminó a los 'Diablos Rojos', ganador de tres de sus cuatro encuentros en la transición de Ruud Van Nistelrooy, pero de nuevo estrellado contra su propio presente entre las expectativas que ha despertado dentro y fuera del equipo la llegada del técnico portugués.
Igualdad en Portman Road ⏹️ pic.twitter.com/ZpjoumjqUi
— Manchester United (@ManUtd_Es) November 24, 2024
Necesita tiempo Amorim. El empate, lejos de lo esperado, incluso con menos ocasiones de las que dispuso su adversario, no es aún un baremo apreciable, dentro de la construcción y el reencuentro que pretende el United y por el que recurrido al ya extécnico del Sporting de Lisboa, a la espera de adversarios mucho más complejos (el Ipswich había logrado nada más 8 de los 33 puntos disputados anteriores, con apenas una victoria), pero también del rodaje necesario que implica un cambio de entrenador una vez comenzado el curso.
Inquieto todo el rato en torno a su banquillo, incluso después del gol tan pronto a su favor, formado su once con tres centrales y variaciones visibles en el sistema, pero con muchos de los nombres más habituales en las alineaciones precedentes de los 'Diablos Rojos', el partido transmitió de forma nítida todo el trabajo que tiene por delante en su nuevo equipo, que viaja por una posición menor en la tabla, duodécimo, pero a 'sólo' a 6 puntos de las plazas de la Liga de Campeones, pese a que ha ganado nada más cuatro de sus doce duelos.
El 0-1 lo puso todo a favor. En un minuto y 21 segundos, en la primera ocasión, en el primer avance, Amad Diallo, el extremo por el que el United pagó 21 millones de euros al Atalanta hace cuatro años, se fue de todos los que salieron a su paso hasta los últimos metros, cuando centró al área para el remate de Marcus Rashford, que se adelantó a todos. Principalmente, al portero Muric, que no se enteró de nada cuando esperaba atraparla.
No le bastó al United. Desaparecido después en ataque, sometido por el Ipswich, Onana fue el único argumento que lo sostuvo en ventaja en el marcador hasta el minuto 43, cuando ya no pudo hacer nada con el zurdazo de Hutchinson. El toque en la cabeza de Mazraoui hizo imposible la estirada del guardameta, que, hasta entonces y también después, fue el mejor del inicio del nuevo proyecto de Amorim. Un protagonista descriptivo de su estreno.
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Porque antes del 1-1 sacó una mano prodigiosa a un remate de Delap (aplaudía Amorim en su banquillo ante tal intervención de su guardameta) y porque después elevó aún más el nivel con la forma con la que negó el 2-1 al delantero del Ipswich Town, cuyo taconazo fue repelido por el cancerbero. También es cierto que Muric frustró una ocasión a Garnacho.
Nada decidido, todo abierto, ya sin ocasiones apenas en ambos lados, Amorim dobló la apuesta ofensiva, con la entrada al campo de dos delanteros, Hojlund y Zirkzee, para desatascar un encuentro incierto. Con un 72 por ciento de posesión en todo ese recorrido del segundo tiempo, el United sólo lanzó dos tiros. El siguiente, ya en el minuto 78, fue una falta directa fuera de Bruno Fernandes. La última parada, en cambio, fue de Onana.
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