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Fenómeno de La Niña sería débil y corto, ¿qué significa para el clima de El Salvador?

El Centro de Predicciones Climáticas, de Estados Unidos, estima que el fenómeno de La Niña que se espera para los próximos meses sería débil y de corta duración. El MARN afirma que el clima de 2024 ha sido “inusual” debido a la falta de una “influencia clara y definida” del fenómeno ENOS.

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Los científicos del Centro de Predicciones Climáticas (CPC), de Estados Unidos, aumentaron a 71 % la probabilidad de que el fenómeno de La Niña comience a afectar al clima del planeta entre este mes y noviembre, pero sería débil y de corta duración.

El CPC publicó el 12 de septiembre su más reciente pronóstico sobre El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), un fenómeno que aparece en el Pacífico, pero que afecta a todo el mundo. La fase cálida del ENOS es El Niño y se refiere a cuando las temperaturas de este océano aumentan y superan los promedios. La fase contraria es La Niña: reduce las temperaturas por debajo de los valores habituales.

Desde febrero, el CPC viene anticipando la llegada de La Niña. Inicialmente esperaba que surgiera entre junio y agosto, casi inmediatamente después de El Niño, pero este se disipó a mediados de año y las condiciones del Pacífico se han mantenido en fase neutral hasta hoy.

"Las condiciones de ENSO-neutral continuaron durante agosto 2024, con temperaturas de superficie del océano (SST, por sus siglas en inglés) cerca del promedio observadas a través de la mayor parte del Océano Pacífico ecuatorial", dijo la entidad estadounidense en su informe de la semana pasada.

Pese al retraso, los modelos siguen mostrando una alta probabilidad de que se forme La Niña e incluso ha aumentado, afirmó el CPC. El pronóstico de este mes sitúa en 71 % la posibilidad de que el fenómeno se establezca entre septiembre y noviembre, frente al 66 % estimado en agosto.

Aunque las probabilidades son altas, el pronóstico de este mes apunta a "un sistema de La Niña débil y de corta duración". La entidad afiliada a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) explicó que La Niña mantendría su influencia hasta el primer trimestre de 2025 y, además, "sería menos probable que resulte en impactos en el invierno".

"Un La Niña débil no desempeñaría un papel tan importante en la dirección de los patrones de circulación atmosférica global, lo que significa una menor probabilidad de que se produzcan los impactos típicos de La Niña en las condiciones invernales", dijo la especialista Emily Becker en el blog de la NOAA sobre el ENSO. Becker es científica asociada del Instituto Cooperativo de Estudios Marinos y Atmosféricos (CIMAS), de la Universidad de Miami.

En El Salvador -y a diferencia de El Niño, que reduce las lluvias y provoca sequías- La Niña propicia estaciones lluviosas más copiosas, lo que implica un mayor riesgo de inundaciones y pérdidas derivadas de estos eventos climáticos. Además, La Niña tiende a fortalecer la temporada de huracanes. Pero aún un evento débil de La Niña "puede alterar el clima invernal", aclaró Becker.

La Niña se retrasa

El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) hizo eco de estos pronósticos en su último informe sobre el ENOS, publicado ayer, 16 de septiembre. "Según los modelos más actualizados y observaciones recientes, para el trimestre septiembre-noviembre con una probabilidad del 71 % se desarrolle La Niña y esta se mantenga hasta el trimestre enero-marzo 2025. Todos los pronósticos y las anomalías sugieren la formación de una Niña débil y de corta duración", dijo la cartera de Estado.

La semana pasada, en una entrevista de televisión, la institución dijo que hay una probabilidad del 74 % que La Niña se forme entre noviembre y diciembre, e incluso hasta enero de 2025. 

“Se está viendo bastante lento el enfriamiento sobre el Pacífico y hay una probabilidad que, alrededor de noviembre, diciembre o enero, del 74 %, de que La Niña se haga presente. Vemos que no llegamos al 100 % todavía de desarrollarse, pero sí estaría siendo para finales de este año o probablemente para inicios del próximo”, dijo Sidia Marinero, coordinadora de clima y agrometeorología, en una entrevista con el Canal 21.

En el blog de la NOAA sobre el ENSO, la científica Emily Becker señaló dos factores que explicarían por qué se ha retrasado La Niña. Uno es la variabilidad a corto plazo, refiriéndose a “los fenómenos meteorológicos impredecibles que complican las predicciones estacionales o de mayor duración”. Agregó que, por ejemplo, “unos pocos períodos de vientos alisios más débiles pueden retrasar el enfriamiento de la superficie”. Becker indicó que actualmente las fluctuaciones en los vientos alisios solo pueden predecirse con aproximadamente una semana de antelación.

El otro factor es el cambio climático. “Las temperaturas globales de los océanos todavía están muy por encima del promedio y se prevé que bajen solo ligeramente en los próximos meses. Todavía no tenemos una idea clara de cómo el calentamiento global puede afectar al ENOS en general, o el desarrollo de La Niña este año en particular”, señaló.
 

En agosto llovió más de lo normal en El Salvador

Durante agosto, el territorio salvadoreño recibió más lluvia de lo normal, según datos preliminares publicados por el Ministerio de Medio Ambiente.

En un informe publicado el lunes sobre la evolución del ENOS, el MARN indicó que agosto cerró con un acumulado de lluvias por encima del promedio 1991-2020. La cartera de Estado reportó 343 milímetros, 9.4 % más que la media de 313.6 milímetros.

Por el momento, junio se mantiene como el mes más copioso de 2024, con un acumulado de 668.7 milímetros, 115.2 % más que el promedio. Le sigue julio con 356.1 milímetros, 33.4 % más que la media; y el tercer lugar lo ocupa agosto. Hasta el 12 de septiembre, el territorio nacional recibió 100.9 milímetros y el promedio para este mes es 365.8.

El MARN también explicó que el clima de 2024 “ha sido notablemente inusual” y lo relacionó con la falta de “una influencia clara y definida” del ENOS. 

"Esta situación ha provocado una mayor variabilidad en las condiciones meteorológicas, con períodos de calor extremo y lluvias irregulares que no siguen los patrones tradicionales. Como resultado, hemos experimentado tanto un exceso como un déficit de precipitaciones en distintas zonas del país", explicó el ministerio.


 

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