Aunque las lluvias han cesado, decenas de personas continúan resguardadas en los diversos albergues que se mantienen  activos en distintos puntos del país. 

Según datos del director nacional de Albergues, Josué García, hasta este sábado al mediodía el número de personas albergadas era 4,230, de las cuales  2,012  son menores de edad;  pertenecientes a 1,594  familias. 

Solo en San Salvador hay  habilitados 14  albergues y  entre estos el que está instalado  en la casa comunal de la colonia IVU, en el distrito de San Salvador, donde  permanecen 26 personas, de cinco familias  que tuvieron que salir de sus casas ubicadas en la  comunidad El Bambú 3 y otras zonas aledañas a la colonia Dina,  desde el pasado lunes 17 de junio, debido a la crecida del río El Arenal. 

Un problema  que afirman  les  afecta año con año cada que hay una emergencia por las lluvias, pues sus viviendas están cerca del afluente y  siempre se ven amenazadas con la creciente del agua. 

“Tengo 36  años de vivir ahí (en la  comunidad El Bambú 3) y en todo ese tiempo ya hemos tenido que evacuar por unos cinco años seguidos. Es una preocupación que tenemos  cada vez que llegan las lluvias porque sabemos que vamos a tener que dejar nuestras casitas y ahorita no sabemos hasta cuando estaremos aquí albergados”, dice Clara Luz Pérez de Flores, de 59 años, quien se encuentra en el albergue junto a 12 miembros de su familia porque toda su vivienda se inundó desde el pasado lunes 17 de junio. 

Asegura que hasta la fecha las autoridades no se han acercado al albergue para informales cuándo podrán irse para sus casas, por lo que ahorita no les queda de otra más que esperar “a ver qué pasa”. 

Algo que confiesa la tiene  preocupada, pues el jueves 20 de junio una de sus hijas que estaba embarazada y llegó con ella al albergue dio a luz, y en los próximos días le darán el alta en el hospital y debido a la situación que enfrentan tendría que llegar todo y con su bebé al albergue. 

“El problema es que le hicieron cesárea y a pesar de que aquí estamos seguros hay bastantes personas y no es lugar adecuado para que ella venga con el niño”, menciona la Clara. 

Por lo que pide a las autoridades su ayuda para evaluar lo más pronto posible la zona en la que viven para poder volver a casa y  disfrutar “como debe ser” de la llegada del nuevo miembro de su familia. 

Mientras tanto, ella junto al resto de su familia se preparan  para poder darle la bienvenida al nuevo bebé, aun estando en el albergue. 

“Mis otros nietos le han hecho en los camarotes una especie de cunita al niño y le han pegado cartelitos  por todos lados para que cuando venga mi hija los vea. Al final estamos contentos porque entre todo lo que estamos viviendo la llegada del bebé es para nosotros una gran alegría”, dijo.