En 1980, el peligroso criminal fue arrestado y condenado a muerte por el secuestro y asesinato de una niña de 12 años. Después, las autoridades descubrieron otros homicidios cometidos entre 1977 y 1979.
Rodney Alcalá, conocido como "El asesino del juego de las citas", logró involucrarse en un popular programa de televisión de citas amorosas, hasta el punto de ganar, sin que nadie sospechara de su historial criminal.
A finales de los años 70, este asesino serial, quien había sido condenado por una serie de crímenes, se presentó como un encantador fotógrafo en el programa "The Dating Game". Lo que nadie sabía era que estaba envuelto en una ola de asesinatos que estremeció a Estados Unidos por décadas.
Rodney Alcalá, que ya había sido condenado por abusar sexualmente de una niña llamada Shapiro en 1972, había logrado presentarse en televisión sin que su pasado criminal saliera a la luz.
En el episodio, vestido con un traje marrón acampanado y una camisa con cuello de mariposa, fue descrito por el presentador como "un fotógrafo de éxito" que disfrutaba de actividades como el paracaidismo y las motocicletas. Este falso retrato de un hombre atractivo y aventurero cautivó al público, y a la propia Cheryl Bradshaw.
Sin embargo, tras su participación, no pudo escapar por mucho tiempo. En 1980, fue arrestado y condenado a muerte por el secuestro y asesinato de Robin Samsoe, una niña de 12 años.
Samsoe desapareció mientras se dirigía a su clase de ballet, y su cuerpo fue encontrado en un remoto barranco junto a un cuchillo de cocina. Aunque su condena fue anulada en 1984, tras un nuevo juicio en 1986, Alcalá fue sentenciado nuevamente a muerte, pero su caso continuó complicándose con nuevas revocaciones y apelaciones.
Los crímenes de Alcalá no se detuvieron. Gracias a los avances en tecnología forense, los investigadores lograron vincular su ADN a otros homicidios cometidos entre 1977 y 1979. Las víctimas incluían a Jill Barcomb, Georgia Wixted, Charlotte Lamb y Jill Parenteau. Cada una de estas mujeres fue brutalmente asesinada por Alcalá, quien dejó un rastro de horror a lo largo de varios estados de EUA.
En 2010, un jurado del condado de Orange, California, lo condenó por estos crímenes, pero la historia no terminó ahí. Equipos de investigación de casos sin resolver en Nueva York comenzaron a indagar sobre el posible vínculo de Alcalá con los asesinatos de Cornelia M. Crilley y Ellen Jane Hover. Crilley, una azafata de Trans World Airlines, fue violada y estrangulada en su apartamento en 1971. Hover, una aspirante a directora de orquesta, desapareció en 1977 y sus restos fueron encontrados un año después.
Uno de los testimonios de una de sus víctimas fue el de Shapiro, de 61 años, de Palm Springs, California, que tenía ocho años en septiembre de 1968 cuando Alcalá la golpeó y agredió sexualmente. "El planeta es un lugar mejor sin él, eso es seguro", contó.
"Sé que es horrible lo que me pasó", dijo. "He seguido adelante con mi vida, así que realmente no me afecta. Tardó mucho en suceder, pero él tiene su karma", detalló.
Tras ser extraditado a Nueva York en 2012, Alcalá se declaró culpable de estos asesinatos y fue condenado a cadena perpetua en 2013. Rodney Alcalá murió en 2021, a los 77 años, mientras cumplía su sentencia en el corredor de la muerte. Aunque falleció por causas naturales, su legado de terror y su participación siguen siendo recordados.
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