
La cárcel tiene la capacidad de albergar a miles de reclusos en el contexto de lo que el gobierno salvadoreño califica como una "guerra" contra el crimen. Este domingo recibió a más de 200 venezolanos procedentes de EUA.
Es una obra faraónica levantada en medio de la nada que simboliza la controvertida política de seguridad del presidente Nayib Bukele.
Se trata del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), que fue inaugurado el 31 de enero de 2023 por el mandatario y que se ha convertido en un símbolo de su "guerra contra las pandillas" y de la política de seguridad que le dio una popularidad sin precedentes a nivel nacional e internacional.
El Cecot fue presentado a los salvadoreños en cadena nacional de radio y televisión, como "la cárcel más grande de toda América".
Y se dijo que es un espacio exclusivo para los "perfilados como altos rangos" de la Mara Salvatrucha (o MS-13) y las dos facciones del Barrio 18, pandillas rivales que fueron aumentando su poder durante décadas con el reclutamiento de jóvenes y el control de territorios, y sembraron terror, división y muerte en la nación centroamericana.
Sin embargo, este fin de semana, tras la deportación de cientos de migrantes desde Estados Unidos a El Salvador, se convirtió en una de las herramientas del gobierno de Donald Trump en la implementación de su política migratoria.
Bukele publicó en redes sociales que 238 presuntos miembros de la banda criminal venezolana Tren de Aragua habían llegado en la madrugada del domingo el Cecot, junto con otros supuestos 23 miembros de la MS-13.
La llegada de los migrantes venezolanos a El Salvador se da en el marco de un acuerdo por el cual Trump le pagará al gobierno salvadoreño US$6 millones para que albergue a unos 300 migrantes por un año, según informó la agencia de noticias AP.
"Un acuerdo sin precedentes, el más extraordinario del mundo", dijo en febrero el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, quien se había reunido con Bukele en su gira por Centroamérica.
Rubio confirmó que El Salvador había accedido a recibir deportados de otras nacionalidades.
Y este domingo el ofrecimiento se materializó: Bukele informó que los detenidos fueron trasladados de inmediato al Cecot "durante un año".
En 2023, cuando Bukele anunció la inauguración de la cárcel, se difundió un video pregrabado, en el que el mandatario recorrió los diferentes pabellones y áreas del penal junto a un grupo de funcionarios del gobierno.
El recinto penitenciario, que se construyó en menos de un año, tiene la capacidad de albergar a miles de reclusos en el contexto de lo que el gobierno salvadoreño califica como una "guerra" contra el crimen iniciada en marzo del 2022.
Esta cárcel "tendrá espacio para 40.000 terroristas, quienes estarán incomunicados del mundo exterior", había afirmado Bukele previamente en un mensaje publicado en Twitter, ahora conocida como X.
De acuerdo con el ministro salvadoreño de Obras Públicas, Romeo Rodríguez es "imposible que salga un reo" del recinto.
Según información ofrecida por el propio gobierno, la cárcel está ubicada en una extensión de 116 hectáreas, de las cuales 23 pertenecen a edificios de la prisión.
En este centro penitenciario "pagarán sus penas los terroristas que tanto luto han causado a la población salvadoreña", informó la Presidencia a través de las redes sociales.
Se garantizará "el orden, control y disciplina en los internos con el objetivo de no permitir acciones ilícitas al interior ni la comunicación de pandilleros con las células terroristas que se mantienen prófugas de la justicia", agregó.
La megacárcel cuenta con ocho módulos "que permitirán internar a terroristas que acechaban nuestro país", según indicó el Ministerio de Obras Públicas, que estuvo a cargo de la obra.
El reclusorio, según el gobierno, incluye pabellones de confinamiento de reos, sistema de videovigilancia, control de acceso con escáner corporal y de paquetes, cerco eléctrico de 2,1 km de longitud, celdas de castigo y 19 torres de vigilancia.
El Cecot se encuentra a unos 74 kilómetros al sureste de la capital, San Salvador, en un entorno rural en el que viven unas cuantas comunidades que trabajan sobre todo en plantaciones de maíz y frijol.
Las instalaciones estás rodeadas por dos cercos perimetrales de seguridad con malla ciclón, totalmente electrificados, y dos muros de concreto armado.
La prisión tiene 256 celdas, cada una de las cuales está formada por tres paredes de cemento y unos barrotes.
Cuenta con 8 pabellones o módulos de 5.446 metros cuadrados con 32 celdas cada uno.
El techo es una malla en rombos con filo para evitar que los presos se puedan colgar y sirve de plataforma desde la cual los custodios los vigilan.
Para asearse o lavar la ropa los internos usan el agua de dos pilas cuyo suministro se controla desde el exterior. Hay dos retretes sin ninguna privacidad.
No hay ventanas, ventiladores o extractores.
En el calabozo de castigo solo hay una plancha de cemento que hace de cama, una pila de agua, y un retrete.
El viceministro de Justicia y director general de Centros Penales, Osiris Luna, había informado en un video promocional que el preso que sea llevado ahí irá esposado y permanecerá casi a oscuras, salvo por un pequeño y redondo orificio en el techo.
En 2023, las autoridades informaron que las instalaciones y los presos serán vigilados por 1,000 custodios y 250 efectivos de la Policía Nacional Civil (PNC) y que 600 miembros de las Fuerzas Armadas se encargarán de cuidar el anillo exterior.
El 24 de diciembre de 2023, el periodista y escritor Roberto Valencia estuvo en la prisión en una visita que fue gestionada ante la Secretaría de Comunicaciones para poder compartir la cena de Navidad con pandilleros primero y con custodios después.
"Llevo 15 años ingresando en centros penales de Centroamérica y esto es otra cosa, definitivamente", escribió en "La cena de Navidad en la megacárcel de Bukele".
"De entrada, sus dimensiones son colosales: 236,000 metros cuadrados, el equivalente a cinco veces el Zócalo de Ciudad de México. Muy pocas cárceles en el mundo ocupan más espacio".
En febrero de 2024, la corresponsal de BBC Mundo Leire Ventas estuvo dentro del centro penitenciario en una visita guiada por su director, quien prefirió mantener su nombre en reserva.
Se trató de una visita coreografiada por el gobierno.
"Todo es nuevo, reluce, y está recién pintado", escribió nuestra corresponsal en su crónica titulada "No mire a los presos a los ojos": cómo fue mi visita a la megaprisión de Bukele, símbolo de su controversial "guerra contra las pandillas".
Guardias encapuchados estaban vigilando desde las alturas fusil en mano.
"Debajo, los reos se encaraman a las literas de cuatro alturas en las que duermen, sin colchón ni sábana, contra el puro metal; en las que comen arroz y frijoles, un huevo duro y pasta con las manos".
Y es que, apuntó el director del recinto, "cualquier utensilio puede ser un arma mortal".
"Nada más hay entre esas tres paredes de cemento y las rejas, salvo las dos pilas en que se lavan y los inodoros que usan a la vista de todos; ni nada más que hacer que ver pasar el tiempo.
"Y solo abandonan las celdas durante 30 minutos al día, para practicar ejercicio con el peso de su propio cuerpo en el pasillo central del Módulo 3 que ahora recorremos los periodistas", relató Ventas.
Como ese hay otros siete pabellones. Se trata de cárceles independientes dentro del enorme complejo penitenciario.
"Esta es una cárcel de máxima seguridad, aquí están los pandilleros perfilados de alto rango, los terroristas", insistió el director del centro, una vez pasados los filtros de seguridad.
Las revisiones de los detenidos se hacen "con las manos en la nuca, las piernas separadas" y se incluyen preguntas sobre tatuajes y un paso por un arco de rayos X que deja los intestinos al descubierto en una pantalla.
En un amplio despliegue mediático, el 24 de febrero de 2023 se anunció la entrada de 2,000 internos a la prisión y el 15 de marzo el de otros tantos.
En esas imágenes oficiales se veían a hombres semidesnudos a ratos corriendo agachados, a ratos sentados muy juntos.
"Acá no vienen instituciones externas u ONGs", indicó el director, quien aseguró que la cárcel cumple con los estándares internacionales.
En el complejo penitenciario tampoco hay espacios conyugales, a diferencia de otros centros penales.
"No hay visita íntima ni visitas familiares. Eso está prohibido para este tipo de personas", había dicho el viceministro Luna en un recorrido televisado en el que acompañó a Bukele.
Esas descripciones oficiales despertaron preocupación entre los expertos.
"No tener comunicación con la familia hace que su sanción se extienda a personas inocentes", le dijo en 2023 a BBC Mundo Miguel Sarre, exmiembro del Subcomité de las Naciones Unidas para la Prevención de la Tortura, quien cuenta con una amplia experiencia en la supervisión de sistemas penitenciarios.
El Cecot "es un moridero de concreto y de acero donde hay un cálculo perverso para eliminar a las personas sin aplicar formalmente la pena de muerte", señaló Sarre.
Para Abraham Ábrego, director de litigio de Cristosal, la principal organización de defensa de los derechos humanos de la sociedad civil en El Salvador, aunque la prisión tiene "algunos elementos más avanzados, no es moderna".
"No es novedosa en cuanto a mecanismos de reinserción, de rehabilitación. Es básicamente un mecanismo de castigo, meramente punitivo, y esa es una lógica medieval, no un ejercicio moderno", le indicó a BBC Mundo.
Sin embargo, el gobierno de Bukele, que ha sido alabado por amplios sectores de la sociedad salvadoreña por sus logros en materia de seguridad, ha resaltado los efectos positivos de sus políticas.
Las pandillas "tenían territorio, población, impartían justicia, con armas, pero impartían justicia, tenían recaudación… Definitivamente luchamos contra un Estado paralelo, y ese Estado paralelo, para bien de los más de 6 millones de salvadoreños, está destruido", le dijo el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, a la BBC en 2023.
Y el traslado de los migrantes desde Estados Unidos a El Salvador muestra cómo, con su "oferta de amistad sin precedentes", Bukele se ha ganado el favor de Trump en un momento en que las relaciones entre Washington y sus vecinos se han vuelto tensas por las amenazas arancelarias.
*En este artículo contribuyeron Roberto Valencia, Leire Ventas y Carlos García.
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