La ex Miss Panamá Mundo 1995, Marisela Moreno, modelará en la edición de este año The Pink Gala, para compartir cómo su batalla contra el cáncer de mama la condujo a una profunda transformación personal.
Marisela Moreno, una mujer de inquebrantable fuerza, recuerda con claridad el día en que recibió una noticia que transformaría su vida por completo. "Era un viernes de carnaval cuando el médico me comunicó que tenía cáncer", relata. Ese día, un doctor con vasta experiencia en diagnósticos difíciles, comenzó a compartir con ella relatos de personas que habían pasado por la misma situación. Al principio, Marisela, desconcertada, se preguntaba por qué el médico le contaba esas historias, hasta que, en un momento de lucidez, comprendió lo que ya intuía: algo no estaba bien en su seno izquierdo.
Marisela no esperó a que un profesional confirmara sus sospechas. A través del autocuidado, fue ella misma quien detectó una irregularidad. "Un día, mientras me palpaba en el baño, noté algo inusual en mi axila izquierda", recuerda. Este descubrimiento la llevó a realizarse varios exámenes, incluyendo ultrasonidos y biopsias, que finalmente confirmaron la presencia de cáncer.
A pesar de haberse sometido a una mamografía solo siete meses antes, Marisela sentía que algo no andaba bien. "Es crucial entender que el cuidado de nuestro cuerpo es una responsabilidad personal", enfatiza. Aunque podría haber confiado en los resultados anteriores, decidió investigar más a fondo. "Si notas algo diferente en tu cuerpo, no lo ignores. Es necesario indagar y comprender qué está sucediendo", aconseja.
El diagnóstico marcó el comienzo de un arduo camino lleno de desafíos. Marisela enfrentó cada obstáculo con coraje, incluso aquellos que, aunque superficiales, tenían un profundo significado para ella. "Cuando el médico me informó que perdería el cabello debido a la quimioterapia, fue un golpe duro", admite.
Como ex Miss Panamá Mundo 1995 y profesora de imagen, el cabello tenía un valor simbólico para ella. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su verdadero valor no estaba en su apariencia. "Aprendí que, aunque perdí mi cabello, nunca perdí mi corona", declara con firmeza. Explica que la verdadera corona es la mentalidad positiva y la actitud con la que se enfrentan los momentos más difíciles.
Una madre ejemplar
Marisela Moreno, además de luchar contra el cáncer, tuvo que enfrentarse a otro desafío significativo: cuidar de su hija diagnosticada con un trastorno del espectro autista, demostrando una fuerza y resiliencia excepcionales en medio de su batalla personal.
Los retos
El mayor reto para Marisela fue aprender a vivir un día a la vez, con calma. "A menudo, las mujeres nos sentimos presionadas para hacerlo todo, para ser incansables, pero el cáncer me enseñó la importancia de tomarse un tiempo para uno mismo, para sanar", reflexiona. Además de lidiar con su propio tratamiento, Marisela también tuvo que cuidar de su hija, diagnosticada con un trastorno del espectro autista. "Recuerdo que pensé que no podría seguir subiendo y bajando escaleras para las terapias de mi hija, pero en ese momento, puse todo en manos de Dios", comparte.
Marisela también destaca el papel crucial que jugó su familia durante su enfermedad. "Mi familia vivió el cáncer conmigo", asegura. Su hijo de siete años, al verla sin cabello, no pudo evitar preguntar: "¿Dónde está mi mamá?". Esta reacción le hizo darse cuenta de que no solo ella estaba luchando, sino que su familia también atravesaba su propio proceso de duelo y adaptación. "Mantener una actitud positiva no solo fue crucial para mí, sino también para que mi familia se mantuviera fuerte", añade.
Desde su diagnóstico y tratamiento, la visión de Marisela sobre la vida ha cambiado profundamente. "Ahora vivo el presente como un regalo", afirma. Aunque a veces se siente agotada, ha aprendido a ser compasiva consigo misma. "El cáncer me enseñó a aceptar mis limitaciones y a no sucumbir a la presión de ser una 'mujer maravilla'. Es importante saber delegar y permitir que otros te apoyen", asegura.
Marisela Moreno es un ejemplo viviente de resiliencia y fortaleza. Su historia no solo es un testimonio de superación personal, sino también una fuente de inspiración para quienes enfrentan retos similares. Con su experiencia, Marisela nos recuerda la importancia del autocuidado, la compasión hacia uno mismo y la necesidad de vivir cada día con gratitud y esperanza.
“El cáncer me enseñó que, aunque me enfrento a grandes desafíos, la verdadera fortaleza radica en seguir adelante con serenidad y aceptar mis limitaciones sin dejar de luchar”.
Marisela Moreno, ex Miss Panamá Mundo 1995 y sobreviviente de cáncer de mama.
Mensaje de response para boletines
Comentarios