Con la llegada de las vacaciones, la conocida como “otitis del bañista” se presenta como un riesgo y una amenaza, Con estas ocho recomendaciones puedes librarte de este peligro.
La otitis externa aguda, conocida popularmente como “otitis del bañista” o “del nadador”, se convierte en estas vacaciones en un motivo frecuente de consulta médica, sobre todo entre la población pediátrica, aunque también afecta a las personas adultas.
Como explica el doctor Julio Maset “durante este periodo, se conjugan dos factores que constituyen, literalmente, un perfecto caldo de cultivo para las bacterias: el aumento de las temperaturas y la mayor disposición de tiempo libre nos llevan a poder disfrutar más a menudo de refrescantes chapuzones en las piscinas, el mar, el río o cualquier otro medio acuático, lo que puede producir un exceso de humedad en el conducto auditivo”.
“Aunque nos bañemos en piscinas con aguas tratadas o en playas con bandera azul, esta otitis externa puede aparecer porque en nuestros oídos ya hay presencia previa de bacterias. Lógicamente, si la calidad de las aguas no es buena -lo que puede ocurrir en pantanos, playas sin bandera azul, piscinas con agua no tratada o muy masificadas-, la posibilidad de desarrollarla es mayor”, aclara el doctor Maset.
Dolor que aumenta al masticar
Los síntomas más comunes de la “otitis del bañista” son dolor en el oído -que suele aumentar al tragar o masticar-, picor, sensación de taponamiento e inflamación y/o enrojecimiento del conducto auditivo.
Asimismo, puede suceder que la infección se extienda al pabellón auricular y este sufra también enrojecimiento y descamación.
Ante esta situación, es importante consultar al médico o pediatra para que prescriba el tratamiento apropiado. A menudo, este consiste en el uso de antibióticos en gotas que se aplican directamente en el canal auditivo y en el control del dolor mediante el uso de analgésicos como el ibuprofeno o el paracetamol.
No obstante, en palabras del experto: “la ‘mejor medicina’ para la otitis externa es intentar prevenirla tomando determinadas precauciones, especialmente importantes para los niños y adultos con propensión a padecerla.
1. Sécate bien el oído después de bañarte. No utilices para ello hisopos o cualquier clase de objeto, ya que las erosiones en la piel que lo recubren aumenta el riesgo de desarrollar una otitis externa. Lo recomendable es usar la esquina de una toalla o un paño limpio.
2. Al salir del agua, inclina la cabeza hacia los dos lados. Así facilitarás que el agua salga del interior el canal auditivo. Después, acuérdate de realizar el secado de la primera recomendación.
3. Usa tapones. Muy recomendable para quien tiene propensión a la otitis o padece una perforación de tímpano. Los tapones se amoldan al interior del oído sin lesionarlo ni permitir que entre agua.
4. Opta por el gorro de baño. Su uso puede contribuir a reducir el riesgo de otitis tanto en el mar o la piscina como cuando te duches en casa.
5. Reduce el tiempo que estás en el agua. Evita baños largos si eres propenso a la otitis. En el caso de los niños, controla que no pasen demasiado tiempo en el agua y se sequen los oídos al salir.
6. No te bañes en aguas contaminadas o sucias. Por ejemplo, el caso de algunos pantanos o playas sin bandera azul, piscinas con agua no tratada o muy masificadas. No te bañes si la calidad del agua no te genera confianza.
7. No confundas cera con suciedad. El cerumen que se forma en los oídos no es un signo de higiene deficiente; además, evita que penetren en el canal auditivo los gérmenes o que este se irrite si entra agua.
8. Acude al otorrinolaringólogo o al pediatra si aparecen síntomas de otitis. Este profesional sanitario determinará el origen de lo sucedido y prescribirá el tratamiento correcto. No te automediques en ningún caso.
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