Esto es todo lo que tienes que saber nutricionalmente sobre este postre.
El sorbete, con su versatilidad y sabor, es uno de los postres más populares en todo el mundo. Ya sea para refrescarse en un día caluroso o para disfrutar de un momento especial, este postre ofrece múltiples variantes que se adaptan a todos los gustos. Sin embargo, no todos los helados son iguales en términos de salud. Elegir entre helados de crema o de agua depende de tus necesidades nutricionales y preferencias personales.
Los helados de crema y los de agua tienen composiciones muy distintas. Los primeros, elaborados a base de leche, nata y a veces huevos, son ricos en proteínas, calcio y vitaminas como la A y D. Su textura cremosa y su perfil nutritivo los convierten en una opción más densa en nutrientes, pero también en calorías, aportando entre 200 y 300 por porción. Por otro lado, los helados de agua, compuestos principalmente por agua, azúcar y saborizantes, son mucho más ligeros, con solo 60 a 100 calorías por porción, pero carecen de los nutrientes de los helados de crema.
En días de calor extremo, los helados de agua se convierten en un aliado para mantener la hidratación. Con un 90% de contenido en agua, ayudan a prevenir golpes de calor y mantener un buen funcionamiento celular, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, su alto contenido de azúcar puede ser perjudicial si se consume en exceso, contribuyendo al riesgo de enfermedades como la diabetes.
Aunque son más calóricos, los helados de crema ofrecen nutrientes esenciales gracias a su base láctea. Son una fuente de proteínas, calcio y vitaminas que contribuyen a la salud ósea y muscular. No obstante, muchas versiones comerciales contienen grasas saturadas y azúcares añadidos, lo que limita sus beneficios. Optar por versiones bajas en grasa o sin azúcar añadido puede hacer que los helados de crema sean una opción más saludable.
Para quienes buscan opciones más ligeras, las frutas frescas o congeladas son ideales. También se pueden preparar helados de agua caseros con jugos de frutas naturales o licuados de yogur y frutas. Estas alternativas no solo son bajas en calorías, sino que también son ricas en fibra, antioxidantes y probióticos, lo que las convierte en opciones más nutritivas y sostenibles.
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