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La insólita regla que implementó un aeropuerto de Nueva Zelanda para las despedidas en vuelos: no abrazar por más de 3 minutos

La insólita regla ha causado reacciones divididas, ya que muchos consideran que las despedidas deberían ser libres de cualquier tipo de restricción.

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El aeropuerto de Dunedin, en Nueva Zelanda, estableció una insólita regla que regula el tiempo en sus terminales: las despedidas con abrazos no deben superar los tres minutos. 

Según el diario 'Telegraph', esta decisión fue tomada para evitar aglomeraciones en las áreas de descenso, donde familiares y amigos se despiden antes de los vuelos. 

El director ejecutivo del aeropuerto, Dan De Bono, aclaró que el objetivo no es limitar las emociones, sino garantizar un flujo constante de personas en las zonas más concurridas. La norma busca que las despedidas no se prolonguen en espacios reducidos, lo cual puede dificultar la circulación en el aeropuerto.

Para las autoridades, tres minutos es el tiempo adecuado para permitir que los viajeros se despidan sin causar interrupciones. “No estamos aquí para decirle a la gente cuánto tiempo deben abrazarse”, afirmó De Bono, añadiendo que quienes necesiten más tiempo pueden ir al estacionamiento, donde cuentan con quince minutos de cortesía para sus despedidas.

Ciencia del abrazo y su impacto emocional

Otro de los argumentos presentados en defensa de esta norma tiene que ver con los efectos de los abrazos en el bienestar emocional. Según investigaciones, un abrazo que dure 20 segundos es suficiente para que el cuerpo libere hormonas como la oxitocina y la serotonina, conocidas por sus efectos positivos en el estado de ánimo.

Los abrazos suelen ser recurrentes en las despedidas de viajeros.

De Bono explicó que prolongar los abrazos más allá de ese tiempo no genera beneficios adicionales y podría, en cambio, resultar incómodo para las personas que esperan en la misma área.

A pesar de las razones logísticas y científicas que justifican la medida, el aeropuerto insiste en que no busca interferir en la forma en que las personas expresan sus emociones, sino facilitar la experiencia de todos los usuarios.

Opiniones encontradas ante una medida inusual

La reacción pública ante la norma del aeropuerto de Dunedin ha sido diversa. Algunos consideran que limitar el tiempo de los abrazos es una medida extrema, que deshumaniza las despedidas en un momento emocionalmente cargado. 

Un usuario en redes sociales lo expresó claramente: “Abrazar es un derecho humano”. Mientras tanto, otros han señalado que la regulación refleja la pérdida de sensibilidad en la sociedad moderna, que prioriza la eficiencia sobre las relaciones personales.

En definitiva, esta medida ha puesto sobre la mesa el reto constante que enfrentan los aeropuertos de todo el mundo: encontrar un balance entre la logística de espacios públicos y las emociones de los viajeros. Aunque parece una norma trivial, la controversia generada resalta lo difícil que puede ser gestionar el tráfico de personas sin afectar el momento emocional de una despedida.

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