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Migrante argentino narra cómo fue su tiempo en EUA: "uno se sienta dentro de una esclavitud bien paga”

Tras pasar algunos años en EUA, el argentino empezó a notar una sensación de estancamiento. Conoció el término Golden handcuffs, que hace referencia a empleados que tienen altos ingresos pero están atados a las condiciones de su empleador. Para él, fue una revelación: “Todo deriva en que uno se sienta dentro de una esclavitud bien paga”.

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Martín Zenzerovich tenía un sueño de infancia que ni siquiera recordaba hasta que un amigo se lo hizo notar: “¡Tú decías que querías vivir en Estados Unidos desde que estábamos en cuarto grado!”. 

Su amor por el cine y la música lo había acompañado desde pequeño, influenciado por su padre, quien lo introdujo en las artes audiovisuales. Sin saberlo, su camino estaba trazado y, cuando llegó la oportunidad de mudarse a Estados Unidos, no dudó en tomarla.

Un nuevo comienzo en Los Ángeles

Su formación como ingeniero en Sistemas en la UTN le permitió trabajar en DreamWorks Animation, lo que eventualmente le abrió la puerta a trasladarse a Los Ángeles. Cuando le ofrecieron la oportunidad, aceptó de inmediato. Vendió su carro, llevó lo esencial y viajó a California. Su madre, aunque con tristeza, apoyó su decisión: “Mi mamá sufrió la decisión pero la aceptó y siempre la apoyó”, recuerda.

Aterrizar en un país desconocido le generó una mezcla de emociones. La emoción por el cambio se combinó con el miedo ante lo desconocido: “Miedo ante un mundo nuevo que tienes que aprender a navegar, donde todavía no tienes lazos ni amigos”. Sin embargo, el entusiasmo por la aventura y la posibilidad de crecer en su profesión lo impulsaron a seguir adelante.

Diferencias culturales y nuevas relaciones

Desde el inicio, enfrentó diferencias culturales que lo hicieron reflexionar sobre la manera en que las personas en Estados Unidos manejan las relaciones personales. En Los Ángeles, la palabra “amigo” no tenía el mismo significado que en Argentina. “Para nosotros, latinos, es algo bastante más íntimo. Ellos tienden a tener relaciones más transaccionales. Esto también es consecuencia de la abundante cantidad de oportunidades y movilidad social que hay en Estados Unidos en general, con lo cual la gente está acostumbrada a priorizar el cambio personal a la estabilidad en las relaciones”, analiza.

A pesar de esa percepción, no compartía la idea de que los estadounidenses fueran fríos. “Pero, al contrario de lo que muchos dicen, los 'yankis' no son para nada fríos. Tienen un chip un poco distinto, más materialista, con un foco en el progreso económico, pero están muy acostumbrados al multiculturalismo con lo cual tienen la cabeza superabierta”.

La rutina, el trabajo y el consumo

Los primeros meses en Los Ángeles fueron un reto. Una de sus primeras necesidades fue conseguir un carro, ya que la movilidad sin transporte propio es casi imposible. Encontró un lugar donde vivir y, con el tiempo, se mudó varias veces: “Terminé viviendo en Hollywood los primeros dos años, luego me trasladé hacia la costa en Marina del Rey y más tarde Santa Mónica, justo al lado de los incendios de Pacific Palisades que arrasaron Los Ángeles en los pasados días”.

Además de su trabajo en tecnología, encontró en la fotografía una manera de equilibrar su vida. También estableció vínculos con personas de distintas nacionalidades y conoció a su primera pareja en el país. Sobre la calidad de vida, encontró una diferencia marcada en comparación con Argentina: “En cuanto a la calidad de vida, es muy superior a lo que uno está acostumbrado en Argentina, sobre todo desde lo material. De hecho, al principio lo primero que te pasa es que te quieres comprar todo, y luego con el tiempo se te va pasando. Igualmente siempre se extraña lo fácil que es comprar cosas en Estados Unidos. Es el paraíso desde un punto de vista de consumo”.

A nivel social, la experiencia de vivir en otro país le permitió conocer a personas con historias diversas: “En cuanto a lo humano, tuve la oportunidad de conocer gente de todo el mundo, muchos de ellos con historias de vida increíbles, y viniendo de culturas super diversas y puntos de vista distintos. Creo que desde lo social, estas experiencias son un camino de ida porque uno nunca vuelve a ser el mismo. Ojalá más personas tuvieran la oportunidad de vivir fuera de sus respectivos lugares de origen. Creo firmemente que es la cura a mucha de la miopía social que se vive en el mundo. Te permite adoptar visiones mucho más profundas y variadas”.

La sensación de estar atrapado en un sistema

Con el paso de los años, empezó a notar una sensación de estancamiento. Conoció el término Golden handcuffs, que hace referencia a empleados que tienen altos ingresos pero están atados a las condiciones de su empleador. Para él, fue una revelación: “Todo deriva en que uno se sienta dentro de una esclavitud bien paga”.

El proceso para obtener una residencia permanente en Estados Unidos es largo y burocrático, lo que lo llevó a cuestionarse su permanencia en el país. Además, comenzó a notar un deterioro en la calidad de vida: “Empecé a notar un cierto declive en la calidad de vida, que hoy es muy pronunciado y se hizo evidente en la explosión de gente viviendo en la calle post-pandemia. Ahora también se percibe en la falta de respuesta efectiva a los incendios que destruyeron partes importantes de Los Ángeles. California ya no es lo que era”.

En 2019, decidió regresar a Argentina.

Volver a su país y emprender

Su retorno a Buenos Aires estuvo marcado por un cambio de rumbo. Se enfocó en la música y se convirtió en DJ bajo el nombre artístico de Martín Zen, presentándose en varios lugares de la ciudad. También quiso emprender en tecnología y lanzó su primera startup, Goovly, enfocada en conectar a artistas con sus seguidores. Aunque el proyecto no prosperó, le permitió conocer nuevas oportunidades en Europa. En 2020, fundó RockinDev.com, una empresa de desarrollo digital.

Con el tiempo, sintió la necesidad de retribuir lo aprendido en su país: “Actualmente estoy reconectando con mi alma mater, UTN, para apoyar el emprendedurismo tecnológico en esta nueva era de la Argentina como una forma de devolver todo lo que el país me dio y ojalá poder ser parte de una nueva etapa de crecimiento sostenido que nos posicione como una potencia tecnológica en las próximas décadas”.

Sin embargo, reconoce que emprender en Argentina tiene múltiples obstáculos: “No es fácil emprender en Argentina, creo que el factor cultural es lo primero que nos desventaja. Falta mucho lenguaje de negocios, espíritu optimista y también falta elevar la vara a la hora de crear, sobre todo en tecnología. También perdemos mucho tiempo y energía discutiendo inútilmente sobre política. Mientras en China se gradúan 3.5 millones en carreras STEM, en Argentina tenemos solo 20 mil graduados por año (menos del 1 %)”.

Considera que uno de los problemas es la falta de incentivos fiscales para las nuevas empresas: “También falta un marco impositivo más atractivo donde desaparezcan impuestos distorsivos que incrementan demasiados los riesgos a la hora de emprender y dificultan la creación de valor”.

Reflexiones sobre su experiencia

Hoy, con la perspectiva que le da el tiempo, comprende que vivir en el extranjero fue una experiencia transformadora. “Mi mayor aprendizaje es que el mundo es demasiado grande y maravilloso para vivir en un solo lugar en tu vida. Viajar es genial, pero vivir implica mucha más profundidad en las experiencias de vida. Experimentar otras culturas es un viaje de autodescubrimiento muy transformador, uno nunca vuelve a ser el mismo”.

Pero también entiende que cada persona tiene su propia visión sobre dónde quiere estar: “Por más que a mí me encante un lugar, a otra persona puede no resultarle y viceversa. Los lugares y las culturas también cambian, y lo que hoy reluce mañana puede estar en franco declive. No hay que dejarse guiar por la fama pasada de un lugar para tomar decisiones, hay que investigar muy bien y probar un tiempo antes de hacer cambios radicales que luego llevan mucho esfuerzo deshacer”.

Después de años en Estados Unidos, decidió construir su futuro en Argentina, aplicando lo aprendido y explorando nuevas oportunidades.

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