Los términos y la situación del país han cambiado para las agencias calificadoras ya que en esta tercera ocasión de recompra que hace el gobierno salvadoreño, la agencia calificadora S&P Global Ratings destaca que es una “acción oportunista” y no un “canje en dificultades”.

Es decir, que “el gobierno podría haber cumplido con sus compromisos financieros sin esta transacción”, recalca la agencia, por lo que afirma la calificación del país en B-  con perspectiva estable, como lo estipuló en noviembre pasado.

“La perspectiva estable refleja el equilibrio de riesgos entre el alivio fiscal del amplio proceso de reestructuración de la deuda iniciado en 2022, las finanzas públicas aún frágiles, la elevada carga de deuda y las alternativas de financiamiento algo limitadas”, detalla el racional de la calificación.

El gobierno anunció el pasado 4 de octubre que iba a hacer una nueva recompra de bonos, la tercera, esta vez de ocho emisiones que van desde 2027 a 2052. Ya se conoció que los inversionistas buscaron vender principalmente las que se vencen en el corto plazo.

Esta compra, de las que se desconoce el monto disponible, se financiaría con fondos de JPMorgan Chase Bank N.A.

“La oferta pública de adquisición recientemente anunciada es otro paso en el amplio proceso de reperfilamiento de la deuda que comenzó en 2022, con dos recompras de deuda externa a fines de 2022, un canje de deuda de pensiones en el primer semestre de 2023, una estrategia de refinanciamiento de deuda a corto plazo iniciada en octubre de 2023 y otra recompra de deuda externa en abril de 2024”, explica S&P Global Ratings.

 A pesar de los avances en las medidas fiscales que ha tomado el gobierno, la agencia recalca que  “las finanzas públicas del país siguen siendo frágiles”. Y hay debilidades institucionales como la falta de predictibilidad en políticas públicas, crecimiento económico moderado por la baja inversión y productividad.