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Desechos de mina guatemalteca Cerro Blanco podrían llegar hasta el lago de Güija, en El Salvador

Las organizaciones ambientalistas insistieron en que los gobiernos de Guatemala y El Salvador deben dialogar para atender los posibles riesgos del proyecto minero.

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Las organizaciones ambientalistas reiteraron su preocupación por el posible impacto de la mina Cerro Blanco./Saraí Alas

Las organizaciones ambientalistas reiteraron su preocupación por el posible impacto de la mina Cerro Blanco./Saraí Alas

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Los desechos de la explotación de la mina guatemalteca Cerro Blanco podrían terminar en el lago de Güija, en Santa Ana, advirtieron este jueves representantes de la Asociación de Mujeres Ambientalistas (AMAES) y la Fundación Ecofeminista de El Salvador. 

Las organizaciones de mujeres ambientalistas señalaron que un estudio elaborado por Steve Emerman, docente de la Universidad de Utah y experto en valoración de impacto ambiental de proyectos mineros, reveló que los residuos que produzca la mina terminarán en el Güija. 

Cidia Cortez, representante de AMAES, explicó que los análisis de Emerman indican que los relaves filtrados (desechos mineros) serán compactados en una torre de 175 metros en un método denominado "aguas arriba" y estos desechos podrán salir a la superficie si ocurre un terremoto. 

"El estudio dice que si esta torre llega a deslizarse con un terremoto en Guatemala, el relave o desecho va a llegar a la superficie del río Ostua en menos de 12 minutos y llega a la frontera de El Salvador, desde el río Ostúa hasta el lago Güija, en menos de 49 minutos. Ese es el gran problema que estamos descubriendo", señaló Cortez. 

De acuerdo con la ambientalista, el estudio también señala que en la torre donde la empresa pretende colocar los desechos mineros pueden ocurrir deslizamientos por el cambio climático y esto incrementar las posibilidades de afectar la vida en los pueblos cercanos a Cerro Blanco. Además de que la torre va a seguir produciendo drenaje ácido de mina y ese se va a escurrir a través de las quebradas que tributan al río Ostúa y al lago de Güija. 

Sara García, del Colectivo de Mujeres Kawoo, lamentó que este tipo de proyectos continúe impactando en el acceso a agua potable de la población por no haber una normativa especial que proteja las aguas transfronterizas. 

“Nosotros hemos presentado documentos en Cancillería  y no nos han escuchado, ni quisiera salir a recibirnos, no tenemos ninguna respuesta. Es lamentable que se siga negando el acceso a bienes naturales. La población va ser impactada en Guatemala y El Salvador, son cuencas transfronterizas”, dijo García.

Nelly Rivera, otra integrante de AMAES, señaló que los gobiernos de Guatemala y El Salvador no han establecido diálogos para detener la posible contaminación que podría causar la ,ina Cerro Blanco. 

Rivera se preguntó donde podrá vivir la población que resulte afectada del proyecto minero en Cerro Blanco y aseguró que “sin oro podemos vivir, pero no sin agua”. Añadió que solo en El Salvador son más de 3 millones de personas las que resultarían afectadas. 

“Hay un tratado del Plan Trifinio que no funciona para nada y para nosotras en nuestra lógica está siendo violentado. Hemos girado cartas al vicepresidente Félix Ulloa para poder presentar todas las evidencias de la contaminación, sabiendo nosotros que ya sabe de esta problemática”, dijo Rivera.  

La mina guatemalteca  Cerro Blanco está ubicada a 14 kilómetros de El Salvador, en el municipio de Asunción Mita, en el guatemalteco departamento de Jutiapa. El río Ostúa colinda con el lago Güija y el río Angue de Metapán, cuyos cuerpos de agua desembocan en el río Lempa.
 

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