
Ambientalistas consideran que ley para reforestar la ruta “nació muerta”.
LPG/Marielos Román. Habitantes de los distritos que conforman la Ruta de las Flores afirman que la tala desmedida de árboles ha cambiado el clima fresco de la zona.
El próximo mayo, la ley que pretendía impulsar la reforestación y conservación de la Ruta Turística de Las Flores, en el occidente del país, cumplirá dos años de haber sido aprobada por la Asamblea Legislativa, pero ambientalistas y alcaldías consideran que son pocas las acciones que las instituciones de Gobierno han realizado para cumplir con los objetivos de la ley.
En abril de 2024, la Presidencia de la República devolvió con observaciones la ley a los diputados “por imprecisa”, mencionando, entre otros señalamientos, que no se encontraba definida el área que comprende dicha ruta turística.
Las observaciones fueron superadas por la Asamblea; no obstante, ambientalistas nacionales coinciden en qué, a pesar de las observaciones, la ley sigue “imprecisa” y que el organismo encargado: la Dirección General de Ordenamiento Forestal Cuencas y Riego del Ministerio de Agricultura y Ganadería, no le ha dado seguimiento a su implementación.
La ley establece plantar unas 24 especies de árboles florales, cinco de arbustos y diez plantas ornamentales, a lo largo de 43.3 kilómetros de la vía que abarca la ruta de Las Flores, conformada por los distritos de Nahuizalco, Salcoatitán y Juayúa, en Sonsonate Norte; y Ahuachapán, Apaneca y Concepción de Ataco, en Ahuachapán Centro, pero hasta la fecha poco o nada se ha hecho para su ejecución.
El artículo 6 de la ley, hace referencia a la creación de viveros para la producción de las variedades y cantidades de árboles y plantas requeridas para la reforestación, y que serían “las instituciones estatales con responsabilidad social las encargadas de proveer las especies a sembrar”, pero no establece donde ni quien los creará y administrará. Actualmente, solo existe un vivero municipal en Ahuachapán y uno que está en ejecución en Salcoatitán.
Carlos Milla, alcalde de Ahuachapán Centro, opinó que la Ruta de las Flores debería ser declarada área protegida y de reserva natural, ya que en lugar de reforestar, las instituciones gubernamentales están otorgando permisos para construcciones lo que ha llevado a una tala indiscriminada en algunas zonas.
“Como alcaldía tenemos nuestro propio vivero con árboles frutales y maderables para reforestar, pero no tenemos un programa o apoyo estatal. Trabajamos en el ornato de la ciudad, y con esfuerzo aunque sea veraneras (flores) vamos a sembrar en la orilla de la carretera, pero hay que hacer convenios con dueños de propiedades, porque hay zonas que son propiedad privada”, dijo Milla.
De acuerdo con ambientalistas, la ley nació muerta y tiene muchos errores, incluyendo el ente rector, que creen debería ser el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), y no una dirección del Ministerio de Agricultura. “El MARN al igual que las alcaldías están relegadas a un segundo plano, como colaboradores”, consideró Yohalmo Cabrera, exdiputado, y representante de la Asociación Pokomanes por el Medio Ambiente.
Algunas organizaciones como la Fundación para el Desarrollo Socioeconómico y Restauración Ambiental (FUNDESYRAM) y del Fondo de Inversión Am biental de El Salvador (FIAES), aseguraron que apoyan a través del MARN la restauración de parques cafetaleros en los distritos que corresponden a la Ruta de las Flores, pero coincidieron en que no lo hacen en los 43.3 kilómetros que dice la ley.
Señalaron que la ley deja de lado aspectos importantes como el tipo de suelo, los deslizamientos en la zona y la arborización compatible con la que ya existe.
Los expertos opinaron que la ley es más “cosmética”, ya que en la zona el grave problema que persiste y va más allá del paisaje floral y lo ornamental es la tala de árboles sin control. “La magnitud del problema es más allá del camino de la Ruta de las Flores, es importante pero es más ornamental, lo que se necesita es una atención más integral del tema forestal”, opinó Luis González, director de incidencia de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES).
La tala anual de cientos de árboles, según habitantes de Apaneca y Concepción de Ataco, ha cambiado el clima fresco que antes caracterizaba la zona.
“Ataco ya no es el de antes, han deforestado tantas fincas para convertirlas en proyectos habitacionales o turísticos. La gente quiere vivir en estas zonas por la frescura, pero se están acabando las zonas boscosas”, dijo Joel Zavaleta, habitante de Ataco.
Mensaje de response para boletines
Comentarios