El terremoto de 2001 significó una tragedia para comunidades como Las Colinas, en Santa Tecla, que fue arrasada por un desprendimiento de tierra que dejó varios muertos.
Este 13 de enero se cumplen 24 años del mortal terremoto de 2001 de 7.7 grados que sacudió a El Salvador. 944 fallecidos y cuantiosas pérdidas materiales fueron el saldo del fatal sismo.
En el aniverario de la tragedia, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales recordó algunos datos de aquel sismo. Con su epicentro a 18 km de la costa de Usulután y una profundidad de 60 km, las réplicas de ese movimiento principal sumaron 4,500 ese año.
El terremoto, según el MARN, afectó a 11 de los 14 departamentos del país y tuvo una duración total de dos minutos, con 45 segundos de gran intensidad.
Su energía liberada equivalió a 360 bombas atómicas como la que devastó Hiroshima en 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial.
Cifras oficiales recogidas por el historiador Carlos Cañas Dinarte dan cuenta que aquel sismo dejó 193 soterrados; 125 desaparecidos; 5,565 heridos; 1,364,160 damnificados; 68,777 evacuaciones; 39,000 personas desempleadas y 24,000 pescadores artesanales afectados por la ausencia de cardúmenes en las costas salvadoreñas.
Mientras tanto, la destrucción material ascendió a 277,953 viviendas (más 688 soterradas), 32,000 micro y pequeñas empresas destruidas, 1,385 escuelas (109 destruidas por completo), 1,155 edificios públicos, 405 templos, 94 hospitales y centros públicos de salud, 16 penitenciarías, 43 muelles, 41 instalaciones militares, la cuarta parte de los 2,000 kilómetros de carreteras pavimentadas y 98 monumentos nacionales.
Luis Mixco, sismólogo del MARN, explicó este lunes en Radio El Salvador que la potencia destructiva de un sismo depende de cinco factores: magnitud, profundidad, proximidad, suelo y construcción.
En el caso de la magnitud, a mayor energía es mayor el impacto, mientras que los temblores superficiales (a poca profundidad), causan más daño.
Además, las áreas cercanas al epicentro (proximidad) sufren más, en tanto que suelos blandos amplifican ondas colapsando estructuras débiles (suelo y construcción).
Un mes después de aquel sismo se registró otro, que provocó 315 personas fallecidas, 92 desaparecidas o soterradas, 3,399 lesionadas y 252,622 damnificadas.
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