Volkswagen, que tiene 5 plantas en México, sufre por la pérdida de beneficios y de ventas en todo el mundo. El plan de ahorro propuesto a los sindicatos en Alemania ha desencadenado paros en un momento de inestabilidad politica en el país.
No se acaban los problemas para los fabricantes de automóviles alemanes, considerados durante mucho tiempo como la joya de la corona de la economía del país. Volkswagen, Mercedes y BMW han visto menguar sus beneficios años tras año y perder ventas en todo el mundo.
Mientras batallan por volver a su antiguo esplendor, muchos expertos afirman que la industria no supo adaptarse y sigue anclada en un viejo modelo industrial mecánico que ya no funciona.
Y es que la mayor parte del valor de los automóviles eléctricos modernos reside en el software y la batería, y no tanto en las piezas de ingeniería que dieron fama a los vehículos germanos.
Además, sus directivos tardaron en reconocer el cambio hacia los vehículos eléctricos y ahora tienen dificultades para competir con nuevos participantes como Tesla y los fabricantes chinos.
Sin ir muy lejos Volkswagen, que tiene en México hasta 5 sitios de producción, anunció en septiembre que estaba preparando un drástico plan de ahorro, con el objetivo de reducir en varios miles de millones de euros los costos en sus fábricas alemanas.
La empresa justifica la medida porque necesita reducir los costos para volver a ser competitiva, dijo en un comunicado. Pero la decisión viene marcada también por una caída del 64% en las ganancias del tercer trimestre de 2024.
La respuesta de los sindicatos fue inmediata y ya han convocado una “huelga de aviso”. Esto significa que si no se alcanza un acuerdo, los trabajadores irán aumentando el tiempo de los paros.
Hasta nueve plantas de automóviles y componentes de Volkswagen en Alemania iniciaron huelgas de dos horas el lunes, paralizando las líneas de ensamblaje.
“La falta de avances tecnológicos tuvieron lugar en un momento en el que los automóviles alemanes se vendían a precios relativamente altos, comparados con los de otros productores europeos, americanos y japoneses”, explica a BBC Mundo Federico Foders, economista emérito del Instituto de Economía Mundial de Kiel.
“El alto volumen de ventas sirvió como incentivo para aumentar los sueldos de trabajadores y empleados quienes pertenecen a la élite laboral en Alemania. O sea que la falta de avance tecnológico y los altos costos de producción debilitaron la competitividad de la industria automotriz alemana”, recuerda.
Un portavoz de la empresa dijo que el fabricante de automóviles respeta el derecho de huelga de los trabajadores y ha tomado medidas para garantizar un nivel básico de suministros a los clientes y minimizar el impacto de la huelga.
Con la crisis en Volkswagen también se ve afectado todo el entramado de las pequeñas y medianas empresas alemanas que abastecen al sector automotriz. Desde la que fabrica tuercas a la que hace los cristales de las ventanas, todas sufren si caen las ventas.
“Nunca viví una crisis económica como ésta”, le dijo a la BBC Hans Beckhoff, propietarios de Beckhoff Automation, una firma que fabrica sistemas de control automatizados con 44 años de antigüedad.
“Esta vez se trata de una crisis tremenda, muy profunda”, afirma.
Para el economista Thomas Puls, especialista en el sector del Instituto de Economía Alemana de Colonia, lo que sucede en Volkswagen no es único y afecta a otros fabricantes como los europeos Stellantis y Renault, la japonesa Nissan o la estadounidense Ford.
Sin embargo, cree que el caso de VW es especial debido a la inestabilidad política que atraviesa Alemania.
“Tienen un exceso de capacidad grave y deberían cerrar al menos la planta más pequeña, pero no está muy claro si se les permitirá hacerlo”, dice.
“Es una combinación de problemas en todos los mercados principales. El mercado europeo está en declive a largo plazo y sus ventas son aproximadamente 2 millones menos que antes de la pandemia”, plantea.
En el caso de VW, esto se traduce en 500.000 vehículos vendidos menos. “En China, han surgido nuevos competidores en carros eléctricos y ahora tienen sus propios fabricantes de automóviles de gasolina. Además, a nivel mundial, está claro que el proteccionismo está en aumento”, añade Puls.
Este es otro de los factores que se ha sumado a la tormenta perfecta en Volkswagen: la amenaza de aranceles de Trump.
Y es que la victoria del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos coloca al sector del automóvil como uno de los más vulnerables ya que dependen en gran medida de exportaciones hacia la primera economía del mundo.
“Si consideramos que las exportaciones de este sector alcanzan un valor al año de más de 60.000 millones de euros, un arancel del 25% sobre vehículos -como se ha sugerido- podría reducir significativamente la competitividad de fabricantes europeos como Volkswagen, BMW y Mercedes en el mercado americano”, dice Rodrigo Cebrián, director de inversiones en la firma Edmond de Rothschild.
“Todo esto llega en un momento donde la competencia china es intensa con el desarrollo de vehículos eléctricos”, añade.
La propuesta de Trump afectaría tanto a ventas como márgenes de beneficio.
De esta forma, los fabricantes de automóviles europeos y estadounidenses podrían perder hasta un 17% de sus beneficios anuales combinados si Estados Unidos impone aranceles a las importaciones de Europa, México y Canadá, según un informe de S&P Global.
Los fabricantes de automóviles premium Volvo y Jaguar Land Rover, que producen principalmente en Europa, y los grupos General Motors y Stellantis, que ensamblan grandes volúmenes de automóviles en México y Canadá, son los más expuestos a la amenaza de aranceles más altos, dijo S&P.
BBC Mundo preguntó a Volkswagen sus planes para las plantas en México, pero no recibió respuesta.
Y por si la competencia de China y los posibles aranceles de Trump no fueran poco, la debilidad de la economía alemana llevó al gobierno a eliminar los subsidios a la compra de vehículos eléctricos.
Foders cree que el gobierno frenó las subvenciones demasiado pronto, pero recuerda que las ayudas no pueden reemplazar la transición tecnológica necesaria, “un proceso que incluye el cierre de varias fábricas, tanto en Alemania como en otros países. La reestructuración de la industria automotriz alemana es inevitable”, plantea el economista.
Martin Wolburg, economista senior de Generali Investments, estima que es poco probable que la política fiscal acuda al rescate, ya que el gobierno se ha comprometido a cumplir el ambicioso freno de la deuda nacional, lo que apenas deja margen para impulsar la demanda o realizar las inversiones en infraestructuras que se necesitan con urgencia”.
Con varias fábricas afectadas por la huelga parcial, la crisis de Volkswagen es un ejemplo de las dificultades de la industria alemana y llega en un momento particular.
En Noviembre la coalición de gobierno que encabeza Olaf Scholz colapsó dejando al país sin presupuestos generales y obligando a convocar nuevas elecciones para febrero de 2025.
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