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Familia: creadora de líderes y empleados del futuro del trabajo

Las nuevas generaciones de hombres y mujeres sitúan por delante del dinero la posibilidad de seguir creciendo profesionalmente, contar con entornos de aprendizaje, así como la facilitación del balance de trabajo y familia.

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¿De dónde saldrán los colaboradores mejores para contratar? Con la rápida adopción en las empresas de la Inteligencia Artificial, AI, La DATA y las nuevas tecnologías para volver globales los mercados locales de productos de un país, la contratación de personas talentosas que sepan leer lo que quieren de verdad las personas consumidoras para innovar al interior de las organizaciones, se volverá una estrategia crucial de sostenibilidad y rentabilidad. Efectivamente, cada vez es más claro para los directivos del sector empresarial que la remuneración no es ya el principal criterio de permanencia en una empresa, ni tampoco de selección de personal para un puesto de trabajo.
Desde la crisis sanitaria global por el COVID-19, las familias buscan equilibrar la vida personal y la vida laboral porque se ha revalorizado la familia como el mejor lugar para nacer, crecer y morir; se desea como primera escuela de humanismo para los hijos y entorno ideal para formar las competencias (virtudes y hábitos buenos) que les lleven a ofrecer un servicio de excelencia en cada actividad profesional en que se ocupen, habiendo descubierto cuál es su pasión y cuál  su mejor cualidad para disfrutar trabajando con ellas.  El quehacer profesional, trabajar en una labor habitual, representa un requisito ineludible para que el hombre y la mujer conquisten su plenitud, por lo tanto, hay que formar a la niñez en una concepción del trabajo como lo que es: una realidad noble, buena, necesaria y gratificante. Se descubre así el valor del trabajo por sí mismo, como instrumento de desarrollo, y no solo como mera herramienta para la obtención de compensaciones externas. Cada vez más se está consciente de que trabajar permite la afirmación de uno mismo y del cumplimiento de una misión en el mundo.
Las nuevas generaciones de hombres y mujeres sitúan por delante del dinero la posibilidad de seguir creciendo profesionalmente, contar con entornos de aprendizaje, así como la facilitación del balance de trabajo y familia. Con este panorama, los empresarios y los asesores debemos concederle a la flexibilidad laboral una importancia estratégica si queremos contar con gente comprometida, que piense fuera de la caja y que pueda imaginar el futuro innovando desde la mirada del cliente.
Aplicando el principio personalista (ninguna persona puede ser tratada como cosa) a la empresa como institución, se puede definir que la empresa es una comunidad de personas que, con un propósito de proyecto económico, ético y realista de aportar valor económico añadido, se comprometen y esfuerzan de modo individual y colectivo en conseguir el objetivo de su identidad como personas, aportando su trabajo de acuerdo con sus capacidades. Al valorar el hogar y el trabajo correctamente, se tiene mejor conciencia que ambos se benefician cuando no se ven como opuestos, sino que el objetivo será llevar al trabajo lo mejor de la familia y a ésta los valores de mejora continua del ámbito laboral. De esta manera se construye una ecología humana fundamentada en la generosa entrega de unos a otros, con la meta puesta en el servicio a los más necesitados de cuidados especiales en la casa (enfermos, niños, ancianos) y del trabajo (enfermos, jubilados, personas con discapacidades, embarazadas, trabajadores con hijos pequeños a cargo, estudiantes, etc), contribuyendo a la gestación de  una cultura del cuidado dentro de la sociedad y una nueva definición de autoridad (puestos de poder) como una nueva forma de servir mejor al bien común.
Ofrecer como prestación importante la de facilitar el balance entre trabajo efectivo y atención a la familia promueve un ambiente de confianza, madurez y lealtad entre los empleados y la dirección. Se trata de que tanto las empresas como las personas que laboran en ellas asuman la responsabilidad de un trabajo bien hecho y eficiente, así, como de que ambas partes darán apoyo incondicional a la protección de las familias de los colaboradores (un stakeholder esencial). La flexibilidad entonces se vuelve una calle de dos vías: el empleador confía y el empleado responde con compromiso productivo.
Todos los seres humanos, hombres y mujeres somos iguales en dignidad y diferentes al mismo tiempo. El mundo del trabajo necesita de la presencia de la mujer-madre y el hombre-padre para que ayude a configurarlo en función de las personas y sus familias y no al revés.
 

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