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Medicina amarga en una economía emproblemada

Las cifras fiscales muestran que una vez pasado el efecto de la recaudación del impuesto sobre la renta anual que refleja la actividad económica del año pasado y si se excluye el IVA importador, la recaudación de impuestos está indicando un agotamiento en sus tasas de crecimiento.

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Hay un dicho económico muy sabio, que dice que no hay almuerzo gratis. Todos los excesos en economía se pagan con ajustes posteriores que son muy dolorosos. Los ajustes fiscales son particularmente dolorosos cuando se abusa del endeudamiento y llega el momento de pagar la cuenta. Eso es lo que pasó en muchos países del mundo con todo lo que se repartió y regaló durante la pandemia, esos países incluyen a Estados Unidos, El Salvador y muchos otros.

Lo que ocurre en Estados Unidos es obvio que afecta nuestra economía, al igual que la de México y la de muchos países. En Estados Unidos la economía creció 1.6 % en el primer trimestre de 2024; el consumidor ya muestra indicios de agotamiento por los incrementos de precios y la eliminación de muchos subsidios; la inflación no logra llegar al 2 % que pretende la Reserva Federal y eso obligará a mantener las tasas de interés altas por más tiempo; el sector inmobiliario, particularmente el comercial, está siendo muy golpeado y eso impactará a muchos bancos; Wall Street sigue en una gran fiesta batiendo récords pero al profundizar se encuentra que está concentrado en siete empresas tecnológicas; el desempleo sigue a un nivel históricamente bajo del 4 % y los salarios siguen subiendo a un ritmo de 4.1 % anual, eso seguirá alimentando la inflación; Estados Unidos está entrando en un período preelectoral y el candidato que tiene más posibilidades de ganar está hablando de bajar impuestos cuando esto alimentará la inflación y generará un déficit fiscal adicional.

Dado que cerca del 25 % de nuestra población reside en Estados Unidos, produce un producto interno bruto similar al de todos los salvadoreños en El Salvador y que enviaron el año pasado $8,185 millones equivalente al 24 % del PIB salvadoreño, si esas remesas crecen poco, como ha ocurrido hasta mayo, que solo crecieron 1.8 %, el impacto en el consumo salvadoreño es muy significativo. Si el consumidor estadounidense consume menos, las empresas salvadoreñas que exportan a Estados Unidos venderán menos y eso impactará en el empleo en El Salvador. Si los salvadoreños en Estados Unidos tienen menos ingreso disponible, podrán viajar menos a El Salvador y comprarán menos propiedades.

Lo que se observa en las cifras macroeconómicas publicadas hasta esta fecha de 2024 es que la economía se está desacelerando rápidamente. El IVAE publicado por el Banco Central de Reserva (BCR) muestra que en enero la economía creció 5.2 %, febrero bajó a 1.9 % y en marzo bajó aún más a 0.8 %. Otras fuentes independientes que cuentan con cifras hasta mayo muestran que esa caída continuó en abril y mayo. Además, muestran que los sectores de la industria, construcción y servicios están guiando esa desaceleración. Solo el comercio sigue con un crecimiento modesto y sostenido.

En el país no se dan a conocer datos de empleo del ISSS y las AFP desde marzo del año pasado; las cifras de depósitos, préstamos y otros datos monetarios no se publican desde hace cinco meses. Las cifras fiscales muestran que una vez pasado el efecto de la recaudación del impuesto sobre la renta anual que refleja la actividad económica del año pasado y si se excluye el IVA importador, la recaudación de impuestos está indicando un agotamiento en sus tasas de crecimiento.

Ante este escenario de menor ingreso disponible en Estados Unidos, si el gobierno decide continuar con su política de eliminar subsidios al gas, la electricidad, la gasolina, reduce la inversión pública y si eleva impuestos o crea nuevos, el efecto positivo será que podrá reducir el déficit fiscal; pero el efecto negativo será que la clase media y baja se verá muy afectada en su capacidad de consumo, eso empobrecerá aún más a muchas personas, y podría llevar a la economía a un crecimiento muy bajo o a una recesión y eso a su vez reduciría la recaudación de impuestos. En esta economía emproblemada la medicina amarga será muy amarga e insoportable para muchos. ¿Qué hacer entonces? Eso lo discutiremos en un seminario que tendremos el 9 de julio y luego lo comentaremos.

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