Estos movimientos involuntarios suelen ser frecuentes y tienen un origen directo con el sistema nervioso.
Es posible que alguna vez hayas experimentado un “salto” mientras dormías. Esta es una característica común y puede surgir por diferentes motivos.
Los expertos en medicina, aseguran que es una reacción normal del sistema nervioso que produce movimientos involuntarios. Stella Maris Valiensi, especialista en neurología y medicina clínica, informó acerca de qué los provoca y cómo podrían evitarse.
A estos sacudones que da el cuerpo mientras se encuentra en pleno descanso, se los denomina como mioclonías del sueño. Y a pesar de que en adultos es frecuente, en los niños suele repetirse con mayor intensidad. Si bien es un reflejo inofensivo, en ciertos casos se debería controlar y hasta consultar a un médico especialista, si es necesario.
Según Stella M., esta reacción involuntaria puede aparecer en diferentes partes del cuerpo y en distintos momentos del sueño. Son movimientos breves y repentinos que hacen que una persona “salte” de la cama.
“Se generan por la activación brusca y breve de un grupo de músculos, generando un movimiento tipo sacudida en la región corporal afecta”, señaló la experta y explicó: “Son movimientos involuntarios, de amplitud variable, que se originan habitualmente en el sistema nervioso central”.
“Aunque las causas exactas de las mioclonías del sueño aún no están completamente claras, algunos factores predisponentes y de riesgo fueron identificados. Entre estos se incluyen la fatiga, el estrés, la falta de sueño, la cafeína y otros estimulantes, así como ciertos trastornos neurológicos. Por ejemplo, los niños que experimentan altos niveles de estrés durante el día debido a la escuela, exceso de las actividades extracurriculares o cualquier otro motivo, podrían ser más propensos a experimentar mioclonías del sueño por la noche”, sostuvo la doctora.
Según remarcó la experta, las mioclonías del sueño son de carácter normal en personas sanas, que suelen aparecer en ocasiones cuando se inicia el sueño “y nos despierta un sobresalto o el hipo, que también es una forma de mioclonía del músculo diafragma”. A esto se lo conoce como mioclonías fisiológicas.
En tanto, señaló que otras veces las mioclonías pueden ser una manifestación de una variedad de “procesos patológicos que afectan al cerebro, tronco cerebral, medula espinal o a los nervios periféricos”. En ese grupo se encuentran:
La causa más frecuente de mioclonías son las encefalopatías metabólicas (insuficiencia renal o hepáticas, alteraciones iónicas, hipoglucemia, hipertiroidismo).
En algunos casos, las mioclonías pueden constituir una manifestación clínica de una enfermedad neurodegenerativa, encefalopatía infecciosa.
Las mioclonías de causa epiléptica incluyen un grupo amplio de síndromes que pueden aparecer en todas las edades, con expresión variada según la edad de presentación, el origen y el tipo de crisis, lo cual condiciona el tratamiento y el pronóstico de cada caso.
Algunos medicamentos de uso común, como algunos antibióticos, antidepresivos, antiepilépticos o antineoplásicos, pueden producir mioclonías. También las intoxicaciones por algunos pesticidas o compuestos químicos.
Asimismo, Stella M. aseguró que existen diferentes tipos de mioclonías del sueño, como pueden ser las localizadas (mioclonías focales) o mioclonías generalizadas, si afectan diferentes partes del cuerpo.
Incluso, según el momento de aparición, pueden ser mioclonías espontáneas o mioclonías de acción. O aparecer de forma refleja ante diferentes estímulos (tacto, dolor, estimulo lumínico).
Las mioclonías pueden sucederle a cualquier persona. La medicina considera que en muchas ocasiones son fisiológicas. Asimismo, en la mayoría de niños y jóvenes “se podría decir que son fisiológicas, pero si esto persiste hay que investigar las otras causas citadas”.
“Son más comunes de lo que podríamos pensar, especialmente en niños. Según estudios médicos, alrededor del 60 % de los niños experimentan mioclonías del sueño en algún momento de su infancia. Estas pueden manifestarse desde los primeros meses de vida hasta la adolescencia, y generalmente disminuyen en frecuencia con el tiempo. Los expertos observaron que estas mioclonías son más prominentes en las etapas iniciales de la vida de un niño, cuando su sistema nervioso aún está adaptándose a los patrones de sueño y vigilia”, describió Stella M.
La doctora explicó que si los movimientos son persistentes, intensos, acompañados de otros síntomas, como problemas de desarrollo o dificultades en la escuela, es importante buscar la opinión de un médico especializado en pediatría o neurología. “Si bien la mayoría de las veces las mioclonías del sueño desaparecen por sí solas, la persistencia de las mismas y que afectan al sueño, deberían ser analizadas por profesionales”, insistió.
Además, sostuvo que no se suele interferir con medicación, solo en casos excepcionales en los que las mioclonías interfieren significativamente con la calidad del sueño. En esa situación, “el médico podría considerar enfoques como la terapia conductual, sugiriendo estrategias para mejorar su rutina de sueño y en algunas ocasiones se pueden recetar fármacos”, indicó.
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