A través de la música y el piano he podido conocer el mundo, el piano lo veo como un compañero de vida”. Así describe David Contreras lo que ha significado para él el instrumento al que se ha dedicado.

El músico señala que convertirse en pianista ha sido algo muy especial, tanto a nivel personal como profesional, y afirma, sin duda alguna, que ha sido una de las mejores cosas que le ha pasado y llenado de “gran satisfacción” a sus cortos 25 años de edad.

El piano ha estado con él desde que tiene memoria, confiesa, y recuerda cuando a sus ocho años, uno de sus tíos le regaló su primer teclado, con el cual pasaba horas ensayando y tocando canciones infantiles.

Decidido a enfocar su carrera en la música, Contreras inició su preparación en piano clásico en el Centro Nacional de Artes (CENAR) en 2014, y mientras estudiaba vivió un momento que él llama “un despertar personal”, al ganar el primer lugar en un certamen juvenil de piano. Este logro hizo que se diera cuenta de su potencial y que volcara todas sus energías a convertirse en pianista.

Dos años después, se trasladó a Buenos Aires, Argentina, donde comenzó sus estudios superiores en piano clásico y dirección orquestal en la Universidad Nacional de la Plata. 

La experiencia de estudiar en el extranjero le dio la oportunidad de especializarse y tocar en diversos teatros de Buenos Aires. Un momento especial fue crear el proyecto musical “Contemplaciones”, inspirado en las pinturas de Norberto Castrocane, uno de los grandes exponentes del arte argentino. 

“Un instrumento para humanizar y sensibilizar”

Con referentes como el polaco Frédéric Chopin y el canadiense Leonard Cohen, el salvadoreño cree en “la música como un instrumento para humanizar y sensibilizar a las personas” y además la considera una “forma de vida”.

“El piano es un instrumento muy noble al permitir al intérprete derrochar todas sus ideas sobre el teclado, es un instrumento sumamente sutil y expresivo a la hora de interpretar y querer transmitir sentimientos y emociones al oyente”, expresa.

Su propuesta como artista es “la composición de música instrumental en el género neoclásico, un género nacido en el siglo XX que sumerge al oyente en suaves y emocionales melodías”, explica.

También, parte de su visión es la gestión cultural a través de su Colectivo Cultural Juglares, con el que busca crear y fomentar espacios para los artistas salvadoreños y exponer su talento en los campos de la música, teatro, poesía y pintura.

Otra de sus facetas es el de las Ciencias Jurídicas, carrera que le apasiona y que actualmente estudia como parte de una promesa hecha a su abuelo quien “fue un pilar fundamental” en su vida. 

“Falta de apoyo”

Al profesionalizarse y grabar parte de su trabajo en Argentina, Contreras considera que uno de los mayores desafíos de abrirse paso en música en El Salvador es la “falta de apoyo al arte”, además de la “poca oferta de especialización musical que cuenta el país”.

“No contar con una escuela especializada de música o con un conservatorio con maestros profesionales limita a las nuevas generaciones a explotar sus talentos y crecer en la música”, plantea el pianista. 

Su consejo a los jóvenes artistas es que “la música y el arte en general es un mundo que requiere de muchos sacrificios y desgaste emocional, por lo tanto, la clave está en no desistir y ser disciplinado con el estudio del instrumento o rama del arte a practicar”. 

Actualmente trabaja en la producción de un álbum de música neoclásica y recientemente lanzó en plataformas digitales el nuevo tema de su serie “4 Opus”, inspirada en pinturas del Renacimiento.