La intervención espacial y el uso de plantas y materiales reciclados son los protagonistas de esta exposición de los artistas salvadoreños José David Herrera y Antonio Mena Joya, disponible en Sala Nacional de Exposiciones “Salarrué”, del Parque Cuscatlán.
Con el nombre “Intervenciones humanas”, los artistas plásticos salvadoreños José David Herrera y Antonio Mena Joya presentan su más reciente exposición colaborativa en la que reflexionan y plantean un cuestionamiento sobre “la huella ambiental del ser humano”.
La muestra fue inaugurada el pasado 26 de septiembre, en la Sala Nacional de Exposiciones “Salarrué”, del Parque Cuscatlán, y estará abierta al público hasta el 12 de enero.
Con la curaduría de Mauricio Linares Aguilar, la exposición nació ante la necesidad de ambos artistas de “provocar un diálogo sobre el tema ecológico en las artes visuales salvadoreñas” y “hacer un llamado a la reflexión y toma de conciencia del daño ambiental que causamos todos los seres humanos sin excepción”.
A través de 16 piezas, entre escultura, instalación, fotografía y video, los artistas buscan destacar “el contraste entre lo efímero y el cambio permanente de la materia contra los excesos de la producción al extender la vida de los productos con materiales imperecederos y un aparente propósito de higiene, que en el fondo causan más daño no solo al medio ambiente, sino al mismo ser humano que los consume”.
“Algunas de sus obras nos remiten a la masificación y al desatino en la cadena de producción al utilizar materiales imperecederos para usos momentáneos, sugiriéndonos expectativas de urgentes reingenierías para sus usos actuales. En este sentido, estos materiales que utilizan ambos artistas para realizar sus obras, son recuperados, reciclados o reutilizados a partir de productos existentes”, Mauricio Linares Aguilar, curador.
Por ejemplo, Antonio Mena Joya hace uso de elementos naturales como el barro, combinados con materiales industriales y artificiales como el plástico y el cemento.
En su obra “El Edén”, el artista recrea una fuente de agua con bolsas plásticas de agua y materiales de construcción, en la que ironiza el tema de la contaminación ambiental provocada por el desarrollo urbano.
También en la instalación titulada “7 pozos”, Mena Joya presenta un choque entre lo autóctono y lo moderno reinterpretado el cántaro de barro con galones de agua hechos de cemento, colocados sobre un yagual de yute.
Por su parte, José David Herrera emplea en su mayoría materiales de desecho para la composición de sus piezas con el objetivo de hablar no solo de reciclaje, sino para que el público se haga la interrogante de cómo el ser humano tiene la absoluta responsabilidad sobre los desechos que produce.
Desde madera recuperada, tenedores de plástico y vidrios rotos hasta fósforos usados y flores desechadas de una boda, Herrera creó toda una narrativa visual basada en relatos propios y la construcción de instalaciones, pequeños paisajes y arte objeto. Por ejemplo, sus piezas tituladas “Árboles de fuego” buscan denunciar la menguante arboleda en las ciudades, ya sea por incendios, tala descontrolada, poca siembra o cuido, y coloca a la humanidad como un fuego que destruye todo a su paso.
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