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Reseña literaria |Detrás de la pantalla

La saga del detective Cormoran Strike de Robert Galbraith (JK Rowling) continúa y cada entrega es mejor que la anterior. “Un corazón tan negro” atrapa de tapa a tapa.

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La sexta entrega de la saga de Cormoran Strike es adrenalina pura en más de mil páginas que el lector querrá devorar en una sola sentada, pero es humanamente imposible. Eso sí, es uno de los libros más entretenidos de la saga de Maurice Galbraith (aka J.K. Rowling).

En esta saga, la autora de Harry Potter, que escribe bajo un seudónimo para no confundir a su público infantil, narra las aventuras de un detective privado y su agencia, la que lleva con su socia Robin Ellacott. Regularmente tratan de seguir a las parejas de algunos de sus clientes para casos de divorcios, encontrar objetos robados, buscar fuga de información; pero ya han estado involucrados en casos mucho más sonados que han implicado asesinos en serie.

Esta vez, en   “Un corazón tan negro” (Salamadra, 2024)  mientras seguían en la dinámica de su rutina, llegó una joven que parecía trastornada a la agencia, buscaba que la ayudaran a descubrir quienes eran los que la acosaban y atacaban en redes  con mensajes cada vez más oscuros.

La joven junto con su ex novio era la creadora de la serie Un corazón tan negro, que fue un éxito total en youtube y que derivó en la creación de un juego en línea con sus mismos personajes, hecho por un par de fans. Pero ese “fandom” era el que la atacaba bajo el anonimato de las redes. La agencia estaba saturada y ninguno de los detectives podía hacerse cargo, pero dos días después la creadora apareció muerta y su ex novio mal herido.

Lo que parecía un crimen aislado, era solo la punta del iceberg de una trama sumamente complicada que conectaba a una serie de personajes que parecía que no tenían nada en común pero estaban unidos  por el juego y el amor (rayando en fanatismo) de la serie; desde hippies que vivían en comuna, jóvenes solitarios, genios matemáticos hasta grupos supremacistas y misóginos;  parecía que todo  se había salido de control.

Las familias y los representantes de la serie que pronto podría llegar a Netflix querían resolver el problema y contrataron a Strike, que esta vez  ante el sentimiento de culpabilidad por no haber actuado antes cedió y tomó el caso; y ahí se dieron cuenta que nada es lo que parece.

El juego de adolescentes a los que les gustaban los cementerios y los fantasmas y  que había sido animado por dos jóvenes de los que solo se conocían sus nombres de usuarios, parecía completamente inofensivo; pero “Anomía” uno de sus creadores, controlaba todo, y cuidado aquel que no siguiera las reglas; sobre todo la 14 (que era que nadie podía conocerse y saber nada de su vida real) porque se iba a atener a las consecuencias.

Y así, la autora lleva por un caso completamente actual a conocer que se esconde en la red más profunda y hasta dónde están esas ramificaciones; cómo los jóvenes controlan a otros, cómo una foto comprometedora puede hacer más daño del que se esperaba y como las mentes que parecían débiles, ante el peligro eminente pueden transformarse en las más fuertes.

Todo ello aderezado con amores, unos platónicos, otros no correspondidos y otros no descubiertos, Galbraith (JKR) no defrauda.  

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