Lo negativo o el mayor riesgo que habría de una reducción en las tasas de interés sería que la euforia en la inversión y el consumo podría elevar nuevamente la inflación. Eso podría obligar a la Reserva Federal a considerar no hacer nuevas bajas en sus siguientes reuniones y podría llegar al extremo de tener que volver a subir las tasas de interés.
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, anunció ayer que mantendrán las tasas de interés sin cambio por ahora, pero que ven condiciones económicas cambiantes en Estados Unidos que los podrían llevar a discutir una posible reducción de tasas de interés en la próxima reunión del comité de mercados abiertos de septiembre.
Las tasas de interés bajan cuando una economía está teniendo una tasa de crecimiento menor, lo cual ocasiona que la tasa de desempleo suba; que al mismo tiempo la inflación esté bajo control y que no haya peligro que una reactivación de la economía pueda generar una nueva elevación de la inflación. Lo que muestran las cifras más recientes en Estados Unidos es que la economía se está desacelerando, que el desempleo está subiendo levemente y que la inflación ha bajado significativamente desde 9 % al 3.2 % en que se encuentra actualmente. La meta de la Reserva Federal sigue siendo llevar la inflación a 2 %.
Si la tendencia de la economía sigue siendo hacia la baja, si el desempleo sigue subiendo y si la inflación se acerca al 2 %, todo eso le indicaría a la Reserva Federal que es momento de iniciar una baja de su tasa de interés de referencia de los fondos federales. Lo que se esperaría es que la Reserva Federal haga una primera baja de 0.25 %, pasando de entre 5.25 %-5.50 % a un rango entre 5.0 %-5.25 %.
Todo movimiento en variables económicas siempre tiene consecuencias positivas y negativas. Lo positivo de una reducción en las tasas de interés sería que el costo de los préstamos comenzaría a reducirse, lo cual volvería más atractivo que las empresas, personas y familias adquieran nuevas deudas o refinancien las actuales. La compra de bienes raíces se ha visto bastante reducida por lo alto de las tasas de interés, por lo que si las tasas de interés de largo plazo tienden a bajar, eso reactivaría a ese importante sector de la economía. Por el otro lado ha habido un problema importante con edificios de oficinas y centros comerciales, lo cual podría reducir los riesgos para la banca. Las empresas en general se verían incentivadas a hacer nuevas inversiones con costos de fondos más bajos. Los inversionistas en las bolsas de valores están esperando con ansias esa reducción en tasas de interés para que haya un nuevo auge en los mercados accionarios.
Lo negativo o el mayor riesgo que habría de una reducción en las tasas de interés sería que la euforia en la inversión y el consumo podría elevar nuevamente la inflación. Eso podría obligar a la Reserva Federal a considerar no hacer nuevas bajas en sus siguientes reuniones y podría llegar al extremo de tener que volver a subir las tasas de interés. La Reserva Federal ha sido muy cauta hasta el momento sobre indicar que las tasas de interés puedan bajar en el futuro cercano por el temor a lo que pasó en los setenta, cuando luego de bajar las tasas, se incrementó nuevamente la inflación y tuvieron que volver a subir las tasas de interés.
El impacto negativo de bajar las tasas de interés es para los ahorrantes porque les pagarán menos por sus depósitos. Las tasas de interés de más del 5 % que han estado pagando los bancos y otras instituciones financieras a los depositantes es lo que se denomina “Money Market”, que es puro efectivo, con pocas o nulas restricciones para poder sacarlo en cualquier momento.
Las consecuencias para el mundo entero serían muy positivas si Estados Unidos baja sus tasas de interés, al igual que Europa que ya ha hecho una baja de 0.25 %, ya que los bancos podrían conseguir fondos más baratos y eso se traduce en créditos más baratos para los inversionistas. En el caso de El Salvador, los bancos comerciales, los bancos cooperativos, las sociedades de ahorro y crédito (SAC) podrían obtener fondos más baratos del extranjero, también bajarían las tasas de interés de los depósitos y eso ayudaría a reducir las tasas para los préstamos.
Ante este panorama, solo queda esperar lo que suceda en la reunión de septiembre de la FED.
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