La Reserva Federal no actúa para evitar las pérdidas de especuladores en la bolsa de valores, sino ante cambios en los fundamentos de la economía de Estados Unidos que puedan indicar que efectivamente las altas tasas de interés están causando un impacto tan grande que haya llevado a la economía a una recesión.
El lunes 5 de agosto las bolsas de valores asiáticas, especialmente la japonesa; las europeas y la bolsa de valores de Nueva York amanecieron en pánico y tuvieron caídas históricas. Hubo varias razones que motivaron esa corrida, pero una de las principales fue la extrapolación sobre el incremento del desempleo de Estados Unidos a 4.3 % y la creación de tan solo 114,000 empleos.
Hay que recordar que el desempleo ha venido subiendo en los últimos cuatro meses en Estados Unidos desde 3.8 % en marzo de 2024 hasta el 4.3 % de julio. Este es uno de los datos más altos desde finales de 2021. El pánico surgió porque el aumento del desempleo indica que la economía se está desacelerando y algunos concluyeron que ya no iba a haber un aterrizaje suave, sino que la economía de Estados Unidos se dirigía hacia una recesión. Con base en eso surgieron voces indicando que la Reserva Federal debía tener una reunión de emergencia para reducir las tasas de interés porque la economía ya estaba en recesión y que de aquí a diciembre la Reserva Federal debería bajar la tasa de interés de los Fondos Federal en punto porcentual, cerrando el año en un nivel entre 4.25 %-4.50 %.
Durante el transcurso del lunes mismo, los inversionistas se fueron calmando y lo que parecía ser un lunes negrísimo, terminó siendo un lunes negro y las aguas se fueron acentuando en la medida que los analistas y los inversionistas entraban en razón acerca de la sobre reacción que se había dado antes de la apertura de los mercados.
La realidad es que nada significativo había ocurrido en la economía de Estados Unidos entre el jueves 1 de agosto y el lunes 5 de agosto. Había especulación acerca de una tormenta perfecta sobre la gran caída de la bolsa de valores de Japón, que llegó a rondar alrededor del 12 % en su peor momento, y había mucho temor sobre el ataque que podría hacer ese mismo día, combinadamente Irán y Hezbollah en contra de Israel, como represalia por los asesinatos del líder de Hezbollah en el Líbano y el líder Hamas en Irán. Ese ataque todavía se sigue esperando para las próximas horas o días.
Los llamados a la serenidad llegaron de diferentes lugares y por medio de diferentes economistas y analistas en el sentido de que es cierto que la economía estadounidense está en un proceso de desaceleración, pero que todavía está lejos de una recesión. También hubo voces que indicaron que la Reserva Federal no iba a tener una reunión de emergencia por la caída de la bolsa de Nueva York. La Reserva Federal no actúa para evitar las pérdidas de especuladores en la bolsa de valores, sino ante cambios en los fundamentos de la economía de Estados Unidos que puedan indicar que efectivamente las altas tasas de interés están causando un impacto tan grande que haya llevado a la economía a una recesión.
Por ahora la caída en el desempleo ha sido relativamente moderada, la tasa de desempleo sigue en un nivel históricamente bajo, se creó 114,000 empleos en julio, lo que no es poca cosa, la inflación parece estar bastante controlada alrededor de 3.2 %, pero todavía no ha llegado a la meta de la Reserva Federal y siempre hay peligro que pueda rebrotar si hubiera una euforia del consumidor si la Reserva Federal bajara las tasas de interés de una manera muy rápida.
Lo más probable que parece estar en el escenario económico es que la Reserva Federal pueda considerar bajar la tasa de interés de los fondos federales en un cuarto de punto porcentual en su reunión de septiembre, siempre y cuando la inflación siga bajo control, con una tendencia descendente y el desempleo no se dispare durante agosto. La posibilidad de bajas sucesivas en noviembre y diciembre hay analistas que la dan por sentado, pero me parece que es demasiado prematura para pensar que eso va a ocurrir.
En todo caso, la situación geopolítica en el Medio Oriente, en Ucrania y en el Lejano Oriente siguen siendo temas que pueden influir en la economía mundial y hay que darle un seguimiento cercano a todo, para intentar predecir lo que va a hacer la Reserva Federal en lo que resta de 2024.
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