Cuatro años han pasado desde el inicio de la pandemia y el aumento en la búsqueda de atención en salud mental es perceptible y real, las redes sociales, los medios de comunicación y las expresiones cotidianas son testigo de ello.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) define la Salud Mental como un estado de bienestar mental que permite a las personas afrontar las tensiones de la vida, desarrollar sus capacidades, aprender y trabajar bien y contribuir a su comunidad. Dicha definición abarca factores imprescindibles en la vida de todos los seres humanos, con los cuales “vivir saludablemente” sería simplemente imposible y no se cumpliría de ninguna forma la definición misma.
Solamente en el primer año de confinamiento por la pandemia declarada como tal en el 2020, la misma OMS reportaba un aumento del 25% de diagnósticos como ansiedad o depresión, teniendo en cuenta que la mayoría de los datos provenían en ese momento de aquellos países capaces de reportar dichas estadísticas. Pero tal y como se temía, el fenómeno de las afectaciones mentales solo estaba despuntando.
Los efectos agudos más inquietantes se describían en ese momento asociados a diversos síntomas, entre ellos los mas importantes; inquietud, intranquilidad, insomnio o problemas de sueño, tristeza patológica, así como síntomas de estrés postraumático y violencia en sus diferentes formas. Cabe mencionar que dichos efectos a pesar de estarse dilucidando en las estadísticas eran notables en la vida cotidiana y la voz popular de las personas.
El confinamiento obligado fue una serie de eventos desbordantes para las mayorías. Se desarrolló en los primeros meses de la pandemia y puso en juego muchos elementos de la vida diaria, social y regular de los seres humanos; no fue posible establecer rituales de despedida o actos fúnebres, tampoco celebrar el nacimiento de un hijo o familiar, se limitaron los servicios sociales, celebraciones religiosas, cumpleaños y múltiples actividades que rigen las interacciones normales de las sociedades en movimiento. Contexto que desmedidamente influyó en todas las repercusiones patológicas en la población general y en el aparecimiento de síntomas significativos.
Para el año 2021, dos años posterior a la declaratoria mundial de la pandemia por Coronavirus, las consideraciones en el tema de afectación de la salud mental seguían en aumento y resurgieron temas como la telemedicina o el uso de medios informáticos para la atención de la población, pero nuevas problemáticas surgían a medida la pandemia avanzaba; condiciones como duelo por fallecimiento, preocupación por la enfermedad misma, escasez de alimentos y medicamentos, violencia urbana o doméstica, aumento del precio del combustible y productos de uso diario, y por supuesto el desgaste en el personal de salud o del mismo sistema sanitario, contribuyeron aún más y sobrepusieron factores estresantes a la ya carga mental y emocional de un mundo en riesgo.
Cuatro años han pasado desde el inicio de la pandemia y el aumento en la búsqueda de atención en salud mental es perceptible y real, las redes sociales, los medios de comunicación y las expresiones cotidianas son testigo de ello. El mundo no es el mismo como lo conocíamos hace cinco años, las graves consecuencias en la salud de las personas se evidencian día a día en las clínicas y consultorios médicos o psicológicos. En general las personas hacen una separación entre el antes y el después de la pandemia, es un corte, una línea, un nuevo mundo que ha resurgido de entre la enfermedad y la dolencia, un atisbo de la realidad y fragilidad existencial humana; pero al mismo tiempo es un anuncio, una señal, una muestra que los seres humanos buscamos y buscaremos nuevos horizontes y nuevas formas de sobreponernos a las realidades más difíciles aun después de la herida mortal a nuestra humanidad. Se debe destacar que esta nueva realidad es el momento indicado para fomentar una visión mas educativa y profesional sobre nuestra percepción de la vida y la salud, un llamado para promulgar la información y gestionar sistemas sanitarios mas robustos y empeñados en todas las esferas del ser humano; desde lo físico hasta el bienestar emocional y psicológico del que tanto se habla.
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