La mujer recordó la importancia de prestar atención a los síntomas inusuales y actuar rápidamente.
Allison, una estudiante universitaria de 20 años de California, descubrió que su dolor de cabeza y visión distorsionada no eran causados por una simple resaca. Tras varios estudios, supo que tenía un tumor cerebral mortal.
En una entrevista exclusiva para el Daily Mail, recordó la importancia de prestar atención a los síntomas inusuales y a su vez de actuar rápidamente cuando la salud se ve comprometida.
Según comentó, todo comenzó en temporada de verano, cuando se despertó con lo que pensó que era una resaca común, producto de una noche de celebración con amigos.
"Me sentía como si estuviera en un barco, incapaz de estabilizarme. El mundo a mi alrededor parecía girar", relató. Creyendo que era solo el efecto de la copa de más, ignoró la sensación durante los primeros días. Sin embargo, los síntomas no mejoraron, sino que empeoraron.
Con el paso de los días, el dolor de cabeza se intensificó, y su visión se volvió cada vez más borrosa, especialmente en su ojo izquierdo.
"Llegué al punto en que no podía leer el formulario que me dieron en el médico", dijo. Fue entonces cuando decidió acudir a un especialista, sin imaginar que lo que parecía una resaca en realidad era algo mucho más grave.
El 2 de agosto del año 2024, tras realizarle una resonancia magnética, los médicos descubrieron una masa en su lóbulo occipital, la parte del cerebro encargada de procesar la visión.
Este tumor estaba afectando gravemente la circulación de fluidos en su cerebro y presionando los nervios ópticos, lo que explicaba sus síntomas. "Pensé que mi médico me diría que tenía una deficiencia de vitaminas o un simple dolor de cabeza. Nunca imaginé que fuera un tumor cerebral", expresó.
El tumor fue clasificado como canceroso y estaba en etapa tres, lo que significaba que estaba creciendo de manera rápida y agresiva. Días después, el 8 de agosto, se sometió a una cirugía de tres horas, conocida como craneotomía, para extirpar el tumor.
Cabe destacar que este procedimiento implicó una incisión en su cuero cabelludo y la extracción de una parte de su cráneo para poder acceder al área afectada. Los cirujanos realizaron un trabajo meticuloso para extraer el tumor sin dañar el tejido cerebral circundante.
Tras la cirugía, tuvo que enfrentar el tratamiento de quimioterapia y radioterapia para cualquier célula cancerosa que pudiera haberse propagado a otras áreas de su cerebro.
Ahora, al mirar atrás, se da cuenta de que hubo señales de advertencia previas al diagnóstico. Desde diciembre de 2022, había experimentado dolores de cabeza recurrentes, pero los había atribuido a causas menores como el estrés o el consumo de cafeína.
Además, un mes antes de ser diagnosticada, experimentó sensaciones de hormigueo en un lado de su cuerpo, síntomas que ignoró en su momento: "Tuve un instinto que me decía que algo no estaba bien. Me alegra haber confiado en él".
Con la cirugía exitosa y el tratamiento en curso, el riesgo de que el cáncer regrese es bajo, aunque no nulo. Sin embargo, ella se centró en lo positivo: "Estoy muy agradecida de estar aquí. Esta experiencia me ha dado una nueva perspectiva de la vida y me ha hecho valorar cada momento", reflexiona.
Por otro lado, advirtió: "Si algo no se siente bien, vaya al médico. No ignore los síntomas, porque, si no lo hace, tal vez no esté aquí mañana".
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