Tras someterse a una endoscopia, los especialistas le hallaron anquilostomas en los intestinos. Estos parásitos se alimentan de sangre y pueden generar una deficiencia severa de hierro con el tiempo.
Un equipo de médicos en China identificó parásitos en los intestinos de una agricultora de 75 años después de que experimentara dificultades para dormir, pérdida de apetito y mareos durante dos meses.
El caso fue documentado en el Journal of Medical Case Reports, donde se detalló el proceso de diagnóstico y tratamiento.
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Inicialmente, la paciente acudió al hospital debido a los síntomas mencionados. Tras realizarle pruebas de sangre, se detectó anemia grave, una afección que se presenta cuando el cuerpo no genera suficientes glóbulos rojos saludables, lo que afecta el transporte de oxígeno en el organismo.
Pese al tratamiento inicial contra la anemia, los síntomas no desaparecieron. Ante esta situación, los especialistas llevaron a cabo una endoscopia y hallaron anquilostomas en su intestino. Estos parásitos, que se alimentan de sangre, pueden generar una deficiencia severa de hierro con el tiempo.
El análisis de muestras fecales permitió identificar huevos de Necator americanus, una especie de anquilostoma vinculada con cuadros graves de anemia. Según investigadores de la Universidad Central del Sur en Hunan, China, la exposición a estos parásitos probablemente ocurrió mediante contacto con suelo contaminado durante su labor agrícola.
"Aunque la infección por anquilostomas es rara en China, sigue siendo una preocupación en las zonas rurales, donde la prevalencia de dichas infecciones todavía puede estar subestimada", explicaron los autores del informe.
El tratamiento incluyó la administración de albendazol, un medicamento utilizado para eliminar parásitos intestinales, además de transfusiones de sangre para elevar los niveles de hemoglobina. En las revisiones posteriores, se confirmó que los síntomas habían desaparecido y que su "anemia estaba curada".
Este tipo de parásitos pueden encontrarse en los intestinos de perros y gatos infectados. Sus huevos son expulsados a través de las heces, y las larvas pueden ingresar al cuerpo humano cuando la piel entra en contacto con suelo contaminado. Una vez dentro, los gusanos pueden moverse por la piel hasta alcanzar el intestino.
Las infecciones por anquilostomas no se transmiten entre personas y son más frecuentes en regiones de clima tropical, como el Caribe, el sudeste de Asia, África y ciertas zonas del sureste de Estados Unidos.
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