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Las fiestas musicales y bailes tradicionales de cada noche construyen el ADN del lugar y atraen a personas que desean bailar y escuchar un poco de música country.
Estados Unidos está lleno de grandes ciudades con muchísima población y atracciones turísticas, pero también existen pequeñas localidades con su encanto. Ese es el caso de este pueblo de Texas, que tan solo tiene 3 habitantes fijos durante todo el año y es tan hermoso que llama la atención de muchos turistas.
Al oeste de Austin se encuentra Luckenbach, que es el pueblo con menos residentes del estado. Este diminuto asentamiento está conformado por dos edificios: una tienda general y un salón de baile, según su sitio web oficial. Por sus características, se convirtió en un lugar ideal para aquellos que buscan una experiencia única y auténtica.
El pueblo fue fundado en 1849 por inmigrantes alemanes como un puesto comercial y posteriormente, la oficina de correos/tienda general/cervecería fue inaugurada por primera vez en 1886 por August Engel, un predicador itinerante de Alemania, cuya hija Minna eligió el nombre del pueblo en honor a su prometido, Albert Luckenbach.
En 1970, cuando Engel puso a la ciudad en venta, el empresario y escritor Hondo Crouch lo compró por $30.000 y lo convirtió en un refugio bohemio para músicos y poetas.
Crouch y sus amigos, Guich Koock y Kathy Morgan, inventaron una serie de historias fantasiosas alrededor del pueblo y crearon todas las principales atracciones, así como fiestas culturales que se llevan a cabo hasta el día de hoy.
Su ambiente relajado, sus pintorescas infraestructuras, sus shows de música en vivo y sus altas temperaturas de 25 grados centígrados en invierno, son algunas de las razones por las que el pueblo es visitado durante los 365 días del año por curiosos que desean escaparse del bullicio y estrés de la capital.
Bajo el lema “En Luckenbach todo el mundo es alguien”, una de sus atracciones más preciadas es la calidez y cercanía con la que las familias locales reciben a los turistas y los hacen sentir parte de la experiencia.
En la página oficial del pueblo, se describe al detalle todo lo que se puede hacer en un típico día de visita. Por ejemplo, reservar un tour individual o grupal guiado por los locales que explican la historia del lugar. También, un recorrido llamado “Willie Nillie”, que consiste en un paseo por el pueblo con un cuentacuentos, junto con otras posibilidades que incluyen cerveza, almuerzo, clases de cine y baile.
Además, representa una oportunidad para conectarse con la naturaleza, por sus múltiples posibilidades de actividades al aire libre, como caminatas y pic-nics. En la web explican que también es posible reservar para hacer eventos sociales como bodas, cumpleaños, fiestas, invitaciones corporativas y más.
Si a usted le interesa visitar este pueblo y conocer toda la cultura texana con música country, es muy sencillo llegar desde la capital del estado. Desde Austin, tiene que conducir aproximadamente 1 hora y 30 minutos hacia el oeste. Una vez allí podrá disfrutar del icónico pueblo texano.
Luckenbach no tiene hoteles ni muchas opciones de hospedaje, pero cerca hay varias alternativas en Fredericksburg, que está a solo 15 minutos en auto. Para tener una experiencia más auténtica, podrá disfrutar de una cabaña o lodges rústicos, aunque también hay hoteles con más servicios y comodidades. También existen campings y glampings.
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