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Daniela Rivas, la arquitecta salvadoreña detrás de NAVIR, un estudio de textiles de lujo

Daniela Rivas es una arquitecta salvadoreña que encontró en el arte textil su verdadera pasión y la llevó a crear NAVIR, un estudio de textiles de lujo enfocado en rescatar técnicas tradicionales como el embarrilado y preservar su riqueza cultural a través de los tejidos y el trabajo artesanal.

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Después de nueve años ejerciendo como arquitecta, la salvadoreña Daniela Rivas decidió buscar un nuevo propósito y sentido a su vida.

Lo que comenzó como un proyecto personal, pensado para su casa, pronto se convirtió en el inicio de una carrera más artística, con la que siempre tuvo “la inquietud de crear y materializar” sus ideas, confiesa.

“Siempre he sido una mujer con mucha ilusión por crear, por contar historias a través de mis manos y por generar un impacto en la vida de otras personas con lo que tengo para ofrecerles”, afirma Rivas.

Así sin más, el arte textil llegó a su vida en 2019, y aunque sabía que era “un mundo desconocido” para ella, un año después, en medio de la pandemia, se aventuró a emprender y desde el primer momento le resultó “profundamente gratificante” hacerlo.

Así nace NAVIR, un estudio de textiles de lujo enfocado en rescatar técnicas artesanales y ancestrales, y preservar su riqueza cultural a través de los tejidos.

La creación de piezas textiles de lujo es una forma de encapsular esa riqueza cultural. Foto: Cortesía
La creación de piezas textiles de lujo es una forma de encapsular esa riqueza cultural. Foto: Cortesía

“Los materiales textiles han acompañado a la humanidad a lo largo de la historia. Su valor se encuentra en las historias que cada detalle textil narra. Su valor y riqueza son inmensos, y la creación de piezas textiles de lujo es una forma de encapsular esa riqueza cultural, que, como todo en la vida, se renueva con las influencias contemporáneas”, describe.

Para Daniela Rivas, su trabajo “es una manera de dejar una huella en la historia y comunicar las infinitas interpretaciones que adquieren las artesanías y el trabajo textil hecho a mano”.

El protagonista de sus piezas es el hilo de algodón, y ha llevado este noble material a otro nivel, transformándolo en verdaderas obras de arte.

“El hilo de algodón es la base de mis piezas. Es un material que, desde su origen, fue pensado como un elemento funcional, pero hoy es el protagonista que se transforma con cada obra. La versatilidad de este material me permite interpretar de muchas maneras los detalles y conectar con la naturaleza y dar vida a cada nueva creación”, asegura.

  “Me gusta experimentar, reinterpretar técnicas y adaptarlas a nuestro tiempo”, enfatiza. Foto: Cortesía
  “Me gusta experimentar, reinterpretar técnicas y adaptarlas a nuestro tiempo”, enfatiza. Foto: Cortesía

Además utiliza otros materiales naturales como la madera y el barro, y otros producidos industrialmente, con los que Daniela eleva la calidad de sus obras.

Algunas de las técnicas que utiliza Rivas para la creación de sus piezas son el embarrilado, el tejido en máquina artesanal, los nudos de macramé y, más recientemente, comenzó a experimentar con obras tejidas sobre lienzos.

Alrededor de seis personas intervienen en la creación de las piezas. Según Daniela, tener un equipo de artesanos la llena de orgullo, pues hace cuatro años comenzó solo siendo ella, y eso la “motiva a seguir creciendo y a contagiar a más personas con este arte”.

“Cada obra es única porque se trabaja como un proyecto colaborativo, dedicado tanto a quien la elige como a quien la crea en el taller. Por eso, mi propuesta habla de conexiones naturales y humanas”, destaca.

El proceso de producción de NAVIR inicia con el cliente y lo que desea, y en otras ocasiones con una obra que Daniela ya tiene en mente. Luego da paso al bocetaje y la digitalización del diseño en proporciones reales para comenzar a crear la pieza.

El tiempo entre cada pieza puede variar según su dimensión y detalle. Las pequeñas pueden tomar dos semanas, mientras que las más grandes se demoran hasta dos meses o más. “Cada obra es única, por lo que nos gusta cuidar los detalles y adaptarlas a cada nuevo espacio”, menciona la emprendedora.

“La parte más satisfactoria de cada obra es capturar las sonrisas y las palabras de nuestros clientes. Es en ese momento cuando sentimos que nuestro trabajo ha llegado a su fin y nos vamos con el corazón lleno”, sostiene.

  Las pequeñas piezas pueden tomar dos semanas, mientras que las más grandes se demoran hasta dos meses o más. Foto: Cortesía
  Las pequeñas piezas pueden tomar dos semanas, mientras que las más grandes se demoran hasta dos meses o más. Foto: Cortesía

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