El primer estudio sobre micro y pequeñas empresas realizado por el Observatorio MYPE, de la Fusai, revela que estas representan al 99 % del sector empresarial del país y que un 60 % son lideradas por mujeres.
Las mypes no habían sido estudiadas con tanta profundidad antes de este estudio, señala la Fusai, que enfatiza en la importancia de conocerlas por su inmenso aporte a la economía nacional.
Más de la mitad de las empresarias que pertenecen al sector de las micro y pequeñas empresas están pagando tasas de hasta un
40 % anual por sus créditos, revela la primera investigación del Observatorio MYPE de la Fundación Salvadoreña de Apoyo Integral (Fusai).
El estudio, "El estado actual de la Mype 2023, la otra cara de la economía", encuestó a 12,500 empresarias y empresarios mypes y evidenció que el 60 % son mujeres.
En contraposición, solo un 40 % de los hombres paga tasas superiores al 40 % anual por sus préstamos. El estudio detalla que el 13.3 % de mujeres paga tasas entre 41 % y 50 %, el 31.6 % paga tasas entre el 51 % y 60 %, y otro 6.6 % paga tasas arriba del 60 %, mientras que para los hombres los porcentajes son 9.2 %, 21.9 % y 1.2 % respectivamente.
“Las mypes es un sector donde las creencias son predominantemente positivas; se conforma con pequeñas cosas, pequeños logros, que para ellos son grandes realizaciones”.
William Pleites, Economista y director de la Investigación de FUSAI.
Que las tasas de interés por los empréstitos otorgados sean más altas para las mujeres liderando mypes, sin embargo, no es el único hallazgo en cuanto a diferencias de género: el informe también advierte que solo el 43.7 % de las mujeres empresarias tienen una cuenta de ahorros, frente a un 60.2 % de los hombres.
Además, mientras que las mujeres están utilizando ese dinero prestado en: comprar más mercadería (39.7 %), mejorar sus viviendas (14%) y en gastos familiares o personales; los hombres lo están ocupando en comprar más mercadería (33.7%, comprar activos fijos (17 %) y en remodelar sus negocios (9.9 %).
"Estas diferencias en el acceso a servicios financieros y en las tasas de interés tienen un impacto significativo en las oportunidades de crecimiento y desarrollo de los negocios de las mujeres empresarias", reza el documento.
Si bien tanto para mujeres como para hombres la razón principal por la que dejan de solicitar créditos es porque son muy altas las tasas de interés; la segunda causa para las mujeres es que las cuotas son muy altas, pero para los hombres, esa segunda causa es la cantidad de documentos, trámites y requisitos para pedirlos.
Y la lista sigue: solo el 6 % de las mujeres liderando mypes logra ahorrar para imprevistos contra un 17 % de los hombres; y solo un 55 % de las empresarias puede permitirse un seguro de vida, en comparación a un 70 % de los empresarios.
"Las mujeres son la mayoría dentro del empresariado mype, pero experimentan importantes desigualdades frente a los hombres en cuanto a inclusión financiera, acceso a medios electrónicos y condiciones de vida en general", insiste la investigación de Fusai, que cifra en 8.8 la cantidad de mujeres por cada 10 que se ven obligadas a trabajar por cuenta propia, cuando solo son 4.9 por cada 10 hombres, los que están en esa condición.
Más datos relevantes sobre la disparidad de género en el sector mypes apuntan que el nivel de rentabilidad de los negocios administrados por mujeres es en un 65 % menor a la rentabilidad de los negocios administrados por hombres. Mientras los hombres están registrando un promedio de ventas brutas diarias por $135.54, las mujeres solo están vendiendo $81.94, "y eso afecta sus perspectivas de crecimiento, ya que un mayor nivel de ventas facilita el acceso a financiamiento con tasas más favorables", dice la investigación.
Crece índice de confianza
"La confianza es un acto de bondad y de fe", comenzó diciendo uno de los investigadores del estudio, Francisco Góchez.
"La confianza, la clave de la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe", continuó citando un estudio del BID que data de enero de 2022. "Y a mayor confianza más crece una nación", afirmó.
Góchez se encargó de divulgar la parte del estudio que muestra un aumento en el Índice de Confianza del sector, una herramienta creada por el Observatorio MYPE para medir el nivel de confianza y expectativas de estas empresarias y empresarios. Su valor máximo es 125 y se obtiene a partir de un cuestionario que se aplica de forma trimestral desde 2020 por medio del cual se indaga sobre el comportamiento de ventas, la inversión, el empleo y los precios entre otros temas, todos factores determinantes para tomar decisiones empresariales.
Durante el primer trimestre de este año, dicho índice fue de 103.0, uno de los más altos considerando que el menor fue registrado en junio de 2020 (71.3) y el máximo en diciembre pasado (109.0).
“Las mujeres son la mayoría dentro del empresariado mype, pero experimentan importantes desigualdades frente a los hombres en cuanto a inclusión financiera”.
Estudio realizado por la FUSAI.
Consultado sobre las razones por las que el índice se mantiene alto a pesar de las condiciones internas y externas que pesan sobre la economía nacional, como la caída en los flujos de Inversión Extranjera Directa, la inflación, entre otros factores, el economista William Pleites, director de la investigación, explicó que obedecen al "espíritu emprendedor". "Hemos visto que es un sector donde las creencias son predominantemente positivas; es un sector que, además, se conforma con pequeñas cosas, pequeños logros, que para ellos son grandes realizaciones", valoró.
Pleites destacó que el mensaje principal de este primer acercamiento a la situación de las mypes en El Salvador es que las micro y pequeñas empresas conforman el 99 % del total de empresas nacionales. Agrega, además, que sin comprenderlas es imposible entender el país que tenemos; no reconocer su importancia socioeconómica es la principal falla en todas las políticas económicas públicas.
"Hay un potencial allí. Claro que hay gente que solo está pasando la tormenta y que al conseguir un empleo formal se va a ir a ocuparlo; pero la gran expectativa de muchos no es que sus hijos se vayan a emplear, sino que ellos mismos (madres y padres) puedan emplearlos en sus negocios o que se vayan a fundar sus propios negocios", acotó el economista.
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