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“La vida se volvió un infierno, nos desearon la muerte”: médica despedida tras estampida del Cuscatlán

Hasta hoy, el castigo más grave por la estampida en el Estadio Cuscatlán, ocurrida el 20 de mayo de 2023, lo enfrentan las médicas despedidas por haber opinado de la tragedia en redes sociales y los colegas que se solidarizaron con ellas.

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El 20 de mayo de 2023, nueve personas fallecieron y un centenar sufrió lesiones durante una estampida en el Estadio Cuscatlán, donde se disputaba un partido de la Primera División de Fútbol.

El 20 de mayo de 2023, nueve personas fallecieron y un centenar sufrió lesiones durante una estampida en el Estadio Cuscatlán, donde se disputaba un partido de la Primera División de Fútbol. Archivo LPG

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Miedo, angustia, incertidumbre, ansiedad, depresión, acoso e intimidación: así ha sido vivir para una de las médicas despedidas tras la tragedia del Estadio Cuscatlán hace un año. Es una loza que lleva atada en la espalda. Está agotada, pero tiene aliento para recordar lo que pasó en aquel turno y seguir luchando para limpiar su imagen.

La médica aún tiene miedo, por eso habla con LA PRENSA GRÁFICA con la condición de no revelar su nombre. La jornada del 20 de mayo de 2023 se convirtió para ella y dos compañeras más en una pesadilla. La faena comenzó temprano. Dos estaban en servicios quirúrgicos del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y la otra en el servicio de medicina interna del Hospital Nacional Rosales (HNR)

Había sido un día largo y cuando leyeron en redes sociales sobre heridos en el Cuscatlán, expresaron en sus respectivas cuentas en X su frustración ante la sobrecarga de trabajo y el cansancio que había al momento de la tragedia.

La médica afirma que cuando escribieron esos comentarios desconocían la magnitud de la situación. “Ninguna de las tres escribió ese tuit con el pleno conocimiento de lo que sucedía y lo que se escribió fue en un momento de frustración pasajera ante lo que se avecinaba”, dice.

Días después de la tragedia en el Cuscatlán, el Ministerio de Salud aseguró que había atendido a un centenar de heridos./Archivo LPG

Casi de inmediato comenzaron a llegar a sus hospitales las primeras personas heridas de la estampida. Ella y sus dos compañeras comenzaron a atender a los pacientes. Para entonces, sus publicaciones ya se habían viralizado. Amigos y familiares les escribieron contándoles del alcance de los posts y las reacciones que estos habían generado en redes sociales, lo cual ignoraban, pues atendían a los pacientes.

Nos dan largas. Para nuestra prefesión el tiempo  perdido es oro y lo que nos han hecho a nosotras realmente no tiene nombre, ya que no hemos podido continuar formalmente con nuestras carreras"

Médica despedida tras la estampida del Estadio Cuscatlán

Por órdenes de sus superiores, a las dos médicas en el servicio de cirugía las retiraron del hospital del ISSS. Una de ellas estaba a la mitad de una operación y la otra estaba en un servicio que no era medicina interna del HNR, asistiendo pacientes.

“La gente nos acusó de no tener vocación y que fuimos malas médicas (...). Ninguna de las tres dejó de atender pacientes en ningún momento durante toda esa noche”, afirma la profesional.

“Desde entonces, para nosotras la vida se volvió un infierno. A las tres se nos ha buscado la forma de justificar nuestras salidas involuntarias de las instituciones donde trabajábamos. Se nos investigó para acusarnos de mala praxis con expedientes de años atrás. Hasta ahora no han tenido resultados de eso”, añade.

Lo que más lamentan, dice, es la forma en la que se les expuso en las redes sociales, a ellas y sus familias. “Nadie se imagina qué es levantarse y ver nuestros correos  (electrónicos) llenos de mensajes amenazantes (...). Nos deseaban la muerte. A nivel emocional y psicológico, las tres estamos destruidas. Tenemos secuelas severas de lo que sucedió, especialmente relacionadas al acoso que vivimos”, explica. 

Las consecuencias no se midieron, el impacto real que va a tener, no solo en estas tres médicas, sino también en los internos del Rosales que fueron despedidos sin ninguna razón, objetivo, sin ningún juicio, ni debido proceso"

SIMETRISSS

Sobre personal de salud despedido tras estampida del Estadio Cuscatlán

Tras lo sucedido, las médicas pidieron disculpas públicas en una conferencia de prensa que organizó el Colegio Médico de El Salvador (COLMEDES). Pero no bastó. Primero fueron suspendidas, luego no se les renovó el contrato y aunado a eso sus estudios en la Universidad de El Salvador (UES) quedaron estancados. 

Además de despedir a tres médicas el día de la tragedia, el MINSAL también suspendió a un grupo de internos del hospital Rosales que se solidarizó con sus colegas./Archivo LPG

Las autoridades (de Salud) en función hicieron a un lado los reglamentos y leyes especiales que nos protegen como internos y residentes y nos sancionaron a su antojo. Una de nosotras la sancionaron dos veces, incluso con pérdida económica; a las otras dos los casos están detenidos en el Tribunal del Servicio Civil. A la fecha, ni el Ministerio de Salud, ni el ISSS, ni la Universidad de El Salvador nos han dado una respuesta”, señala.

Agrega que ella y sus dos compañeras están “bloqueadas” tras lo sucedido ese 20 de mayo. Por órdenes de las autoridades de salud se nos ha bloqueado a nivel nacional de poder ejercer como residentes o como médicos”, asegura.

“La reacción ante la supuesta transgresión de las colegas fue demasiado exagerada, fuera de contexto, desproporcionada con respecto a la falta que aparentemente se les atribuye. La intención (castigo) va mucho más allá de la reprimenda, es una amenaza a la población vulnerable, los estudiantes (de medicina)”, expresa el Sindicato de Médicos Trabajadores del Seguro Social (SIMETRISSS). 

LA PRENSA GRÁFICA envió correos electrónicos al titular del MINSAL, Francisco Alabi, y a la directora del ISSS, Mónica Ayala, para consultarles sus valoraciones sobre el caso de las estudiantes, pero no hubo respuesta. También se consultó al rector de la UES, Juan Rosa Quintanilla, vía WhatsApp, si las autoridades de la universidad se han reunido con las estudiantes para resolver su situación académica, pero el funcionario se limitó a responder que a este caso "le ha dado seguimiento el decano de la Facultad de Medicina".

El punto de quiebre entre el gremio de la salud y el MINSAL

La suspensión y posterior despido de las tres médicas generó un terremoto de indignación en el gremio de la salud. El 20 de julio de 2023, un grupo de 40 médicos internos del hospital Rosales pidieron el reinstalo de sus colegas, en una conferencia de prensa convocada frente al centro asistencial. 

Ese mismo día, el MINSAL anunció en redes sociales la suspensión de los internos, a quienes acusó de “poner en riesgo la salud de los pacientes al abandonar sus puestos de trabajo”. Días después, los sindicatos de salud aclararon que los estudiantes llegaron antes de su turno para cumplir con su responsabilidad y poder asistir a la conferencia.

La suspensión de los jóvenes tensó más los intercambios entre el gremio de la salud y el MINSAL. Un día después del despido de los internos del Rosales, el COLMEDES convocó a una conferencia de prensa donde acusó de “terrorismo” al ministerio. “Lo que están haciendo es terrorismo. Están aterrorizando a los estudiantes para que no se manifiesten”, dijo en ese momento el ahora expresidente de la institución, Roberto Montoya.

La tragedia en el Cuscatlán marcó un antes y un después en la relación entre el personal de salud y el MINSAL./Archivo LPG

El 10 de agosto, el COLMEDES entregó una carta en el MINSAL para solicitar una mesa de diálogo con Alabi. Esa reunión nunca se llevó a cabo y el ministro arremetió contra la institución días después: “En ningún momento les ha interesado el tema en particular de los médicos, sino que lo vemos en diferentes posturas, que son más enfocados en generar un ataque o en contra de toda la administración pública”, dijo el funcionario el 28 de agosto.

Los roces continuaron. Cuando Alabi dio esas declaraciones, el ministerio que dirige había comenzado una purga de todo sindicalista que, el 8 de ese mismo mes, participó en una concentración a las afueras del MINSAL para exigir el pago de vacaciones y nocturnidades. Esos mismos sindicalistas habían expresado también su solidaridad con el personal de salud despedido tras la estampida.

Se han aprovechado del famoso e ilegal e inconstitucional régimen de excepción, donde nos dejan atados de pies y manos, como mordaza, ya que la gente pues no se atreve a manifestarse"

Silvia Navarrete

Trabajadora de la salud despedida y secretaria general de SITRASALUD

Líderes y lideresas gremiales comenzaron a recibir cartas de sus superiores donde les notificaron que estaban suspendidos y en proceso de despido. Todos dijeron que eso fue a consecuencia de haber participado en la convocatoria del 8 de agosto. De acuerdo con las gremiales, aproximadamente 40 trabajadores han perdido sus empleos.

“Las medidas que se tomaron fueron injustas, arbitrarias y hasta ilegales. Sin embargo las autoridades, a fin de callar las opiniones, las denuncias de parte de los trabajadores, lo que hicieron fue arremeter más contra las organizaciones de trabajadores”, afirma Silvia Navarrete, secretaria general del SITRASALUD y una de las trabajadoras despedidas. 

“No entendemos la razón del por qué el cambio en el estilo de manejo de las relaciones con la clase trabajadora. Si bien no tenemos que estar de un igual a un igual, pues entendemos la situación de patrono-trabajador, sabemos que ambos merecemos respeto y que se nos trate como seres humanos, que se eche a andar la verdadera democracia”, dice el SIMETRISSS.

El Colegio Médico también enfrentó consecuencias. El 4 de abril de este año, a petición del Gobierno, la Asamblea Legislativa reformó la ley del ISSS y expulsó del Consejo Directivo al COLMEDES, además de trasladar al Consejo de Ministros la potestad de aprobar los reglamentos para elegir a los representantes sindicales.

En esa misma sesión plenaria, los diputados aprobaron la creación del Consejo Nacional de Especialidades Médicas (CONADEM), un ente que certificará a especialistas para que presten sus servicios en el país, un movimiento que sindicatos temen que se utilice para “callar voces críticas”.

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