
Debemos estar prevenidos porque estamos en camino y somos observados por el demonio, el gran acusador, que incita a los acusadores de hoy para que caigamos en contradicción.
El Papa Francisco, en una de sus homilías, comentó que una doble vida lleva a no anunciar bien el Evangelio: es la hipocresía de pretender vivir un cristianismo mundano que no lleva a anunciar el Evangelio de Cristo.
La novedad del Evangelio, la novedad de Cristo, no es sólo que transforma nuestra alma, nos transforma a todos nosotros: alma y cuerpo, todo. Es decir, transforma nuestra vida en la Suya.
La novedad del Evangelio es absoluta, es total, porque transforma nuestra vida diaria: todo para Dios y sólo para Él.
Algunas personas buscan vivir el cristianismo “de las novedades”, pero no se puede hacer así, no se puede vivir así. Y cuánta gente que vive “de las novedades” que vienen propuestas por el mundo. Eso es mundano, no acepta toda “la novedad”. Hay una gran diferencia entre “la novedad de Jesucristo” y “las novedades” que el mundo nos propone para vivir.
Alguno podría decir: es que, somos débiles, somos pecadores. Esto es cierto, pero si aceptas ser pecador y débil, Él te perdona, porque parte de la novedad del Evangelio es confesar que Jesucristo ha venido para el perdón de los pecados. Pero si dices que eres cristiano y convives con estas novedades mundanas, eso es hipocresía.
Esta es la diferencia. Y Jesús nos había dicho en el Evangelio: “Estad atentos cuando os digan: el Cristo está allí, o allí, o allá”. Cristo es solo uno, y Cristo es claro en su mensaje.
El camino de aquellos que acogen la novedad de Jesús es el camino de Jesús: el camino hacia el martirio, el camino de la Cruz, el martirio del quehacer de cada día, en el trabajo, en la familia en los que nos rodean, en las actividades sociales.
Debemos estar prevenidos porque estamos en camino y somos observados por el demonio, el gran acusador, que incita a los acusadores de hoy para que caigamos en contradicción.
Pero tenemos también mucha ayuda del Cielo: Nuestra Madre Santa María. Que es la Madre de Dios y que puede conseguir tanto de su Hijo -como lo comprobamos en las Bodas de Caná, que bastó con que dijera a los servidores: “Haced lo que Él os diga”, para que Jesús hiciera ese gran milagro de convertir el agua en el mejor vino que ha existido. Y tememos a nuestro Ángel de la Guarda, que Dios nos ha puesto para que nos asista en toda nuestras necesidades.
También tenemos a todos los santos del Cielo y a las Benditas Ánimas del Purgatorio, que pueden tanto ante Dios, porque los santos ya están gozando del Cielo y las Almas del Purgatorio porque ya están en camino de llegar al Cielo.
Vamos a acudir a María, Nuestra Madre del Cielo, que nos consiga de Su Hijo, vivir una unidad de vida, es decir que nuestra unión con Dios a lo largo del día, vaya junto con todas nuestras actividades del día: que sean una misma cosa porque las hacemos con Dios y para los demás, sin pensar en nosotros mismos, en nuestra comodidad. Ella nos lo concederá porque nos quiere mucho y siempre está pensando en ayudar a sus hijos en sus necesidades.
Mensaje de response para boletines
Comentarios