Loading...

La principal barrera

Partiendo del hecho de que las tareas del hogar recaen desproporcionadamente en mujeres, el Estado salvadoreño debería promover simultáneamente la autonomía económica de la mujer y el cuidado de los niños, los adultos mayores y las personas con discapacidad.

Enlace copiado
Enlace copiado

La hipótesis es que la principal barrera que enfrentan incontables mujeres jóvenes y adultas para continuar estudiando, tener un empleo digno o emprender un negocio son las tareas domésticas y/o de cuidado que realizan en los hogares. En tal sentido, superar este obstáculo contribuiría a mejorar la economía familiar, reducir la pobreza y lograr la autonomía económica de miles de mujeres salvadoreñas. 
El machismo cultural (especialmente en el área rural) y la división sexual del trabajo le asignan roles de dependencia a las mujeres y frenan su autonomía económica. Veamos dos hechos contundentes del país: (1) las mujeres dedican más del doble de tiempo que los hombres a actividades no remuneradas de trabajo doméstico y de cuidados, y (2) un 64.8 % de las mujeres no se encuentran trabajando ni buscando empleo, debido a que dedican tiempo al cuidado y trabajo doméstico.
CLACSO y ONU-Mujeres (2024) publicaron “Cuidados y políticas públicas”, destacando que la pandemia del COVID-19 puso al descubierto la relevancia de los cuidados en la vida humana y en la relación con su entorno. El trabajo de cuidados es esencial para el funcionamiento de la sociedad y la sostenibilidad de la vida. No obstante, la crisis del COVID-19 puso también en evidencia las limitaciones de las formas en que se organiza y se provee el cuidado, exacerbando las desigualdades entre hombres y mujeres.
Cabe destacar que las tareas de cuidado suelen invisibilizarse y desvalorizarse. En tal sentido, es clave (1) indagar y profundizar en las características del cuidado y el papel de la mujer en dichas tareas, y (2) entender que la economía del cuidado comprende todo el trabajo que se realiza de forma no remunerada en los hogares y el trabajo de cuidados que se realiza de forma remunerada en el mercado.  
La brecha entre hombres y mujeres es condicionada por aspectos económicos estructurales; por ejemplo, la tasa de participación laboral de las mujeres es menor que la de los hombres y las mujeres se encuentran ocupadas en sectores de menor productividad, menor protección social y menor remuneración. Lo delicado de estas cifras es que arriba del 42 % de los hogares salvadoreños son encabezados por una mujer (casi 860 mil hogares), los cuales reflejan mayores niveles de vulnerabilidad socioeconómica. Por otro lado, un 16 % es la brecha salarial entre hombres y mujeres en El Salvador; es decir, las mujeres reciben menos paga que los hombres por desempeñar el mismo trabajo. Por ello, el ISDEMU destaca que “la existencia de brechas refleja que todavía persisten la discriminación y la desigualdad en el mercado laboral y representa un obstáculo clave para la autonomía económica de las mujeres”.
No hay duda, promover la autonomía económica de la mujer es clave para reducir la pobreza y fortalecer la cohesión social. Conviene, entonces, dinamizar la ejecución de la Política Nacional de Corresponsabilidad de Cuidados 2022-2030, la cual dice “los cuidados también son generadores de empleo contribuyendo de esta manera al desarrollo económico, y sobre todo promoviendo la autonomía económica de mujeres y hombres al insertarse en el aparato productivo del país, a través del empleo, el fortalecimiento de capacidades y la generación de oportunidades de desarrollo y emprendimientos vinculados a los cuidados”
Partiendo del hecho de que las tareas del hogar recaen desproporcionadamente en mujeres, el Estado salvadoreño debería promover simultáneamente la autonomía económica de la mujer y el cuidado de los niños, los adultos mayores y las personas con discapacidad. Corresponde, por lo tanto, aunar esfuerzos públicos y privados para darles apoyo psicosocial a las mujeres cabeza de hogar del área rural y urbana. 

Reflexión: ¿Qué acciones implementar en el campo económico? Mejorar la distribución de las labores domésticas, mercantilizar las tareas de cuidado, legislar sobre la flexibilidad laboral para mujeres y facilitarles formación laboral, educación digital, crédito productivo y educación financiera a las mujeres emprendedoras 
 

Lee también

Comentarios

Newsletter
X

Suscríbete a nuestros boletines y actualiza tus preferencias

Mensaje de response para boletines