Todo ha surgido por las reformas a los sistemas, programas y currículos que iniciaron en la década de los sesenta como una copia de sus similares japoneses sin tener en cuenta las diferencias abismales de cultura y sentido del honor de ese admirable pueblo para trasplantarlo tal cual a nuestra idiosincrasia. Se comenzó a exigir y luego permitir el ingreso masivo e irrestricto a las aulas universitarias. En el camino se perdió la pasión, el sacrificio y el orgullo de ser admitido a la Universidad de El Salvador, la única existente pero que gozaba de gran prestigio a nivel latinoamericano por la calidad académica y la preparación profesional de los egresados de sus aulas en todos los campos del saber. Pero se requería grandes masas de alumnos para desarrollarles el pensamiento revolucionario y que por su poca capacidad intelectual fuesen manipulados, confundidos e impulsados a tomar las armas y engrosar a las filas de combatientes de "conciencia social y moral pseudo religiosa" que derrocharon saña y acciones irracionales (secuestros, asesinatos, fusilar hatos ganaderos, purgas asesinas entre sus filas y un largo etcétera). Esos ingresos masivos a las aulas universitarias desincentivaron el ansia de saber y bajaron de manera impresionante la capacidad y conocimiento de los nuevos universitarios.

Siempre hemos gozado de universitarios con ideas de cambios sociales pero que combatían con su saber, con sus ideas, con razonamientos más penetrantes que las balas y me permitiré citar dos de ellos entre muchos brillantes intelectuales: los doctores Ivo Príamo Alvarenga y Luis Salmán Cortez. Sus ideas y luchas intelectuales estudiantiles fueron el campo de batalla para proponer los cambios con los que deseaban engrandecer nuestra patria y las siguieron ejerciendo como profesionales y ciudadanos de altos quilates.

Para cambiar las cosas no se necesita ser un ignorante combatiente que reciba órdenes de quienes jamás creyeron lo que predicaban como políticos o dirigentes religiosos tal como han demostrado hasta la saciedad las actuaciones que han tenido con el transcurso del tiempo y el ejercicio de posiciones de poder a las que les llevaron los votos de las masas ignorantes y fanáticas. El desarrollo de nuestra vecina Costa Rica se ha basado esencialmente en la apuesta que hicieron como país, por el crecimiento del nivel educativo de la población. Se requiere visión de país; tiempo suficiente –unos diez años por lo menos– con implementación de planes educativos rigurosos y bien organizados para ganar el respeto internacional.