Loading...

Perros de Pávlov

Los celulares parecen haber aniquilado nuestro derecho a la privacidad, a decidir que podemos estar disponibles 24/7 pero para las personas que realmente nos interesan, nuestros familiares y amigos cercanos.

Enlace copiado
Enlace copiado

El objetivo por agilizar las comunicaciones a distancia logró la creación del aparato que hoy en día llamamos teléfono móvil o celular. ¿Pero qué tanto ha mejorado la comunicación entre las personas y, sobre todo, qué cambios culturales ha impuesto o provocado la masificación de estos aparatos?
Hasta finales del siglo pasado, el teléfono se utilizaba, efectivamente, para hacer y recibir llamadas, no solamente de trabajo, sino también como parte del ocio personal. La línea telefónica también era imprescindible para la transmisión de noticias. De hecho, las primeras conexiones de internet seguían utilizando la línea telefónica, emitiendo aquel sonido tan característico que muchos todavía recordamos. 
El teléfono celular, acompañado del internet, causaron toda una revolución en las comunicaciones. Fue un proceso que evolucionó a medida que se innovaban los diferentes aparatos involucrados en ello. En la actualidad, los nuevos lanzamientos de teléfonos móviles incluyen componentes de inteligencia artificial, herramienta que, también, se está colando en nuestro día a día de manera casi imperceptible. La humanidad, entre admirada y atontada, ha aceptado todo esto sin cuestionar demasiado lo que supone en su vida, sobre todo en sus aspectos negativos.
Los celulares han provocado cambios de conducta social bastante marcados. Hay, por ejemplo, un sentido de inmediatez en las comunicaciones, que resulta agotador. Se envían mensajes, chats y correos electrónicos, con la suposición de que el receptor debe contestar de manera casi inmediata, no importando la hora o el día. Si no lo hace, se le califica de mal educado o de no tener interés en la comunicación. Contestar un mensaje sólo toma un par de segundos, es uno de los argumentos en torno a este tema.  
¿Por qué esperamos una respuesta inmediata siempre? ¿Por qué la persona que recibe nuestro mensaje debe suspender absolutamente todo lo que está haciendo para respondernos? ¿Acaso no se puede estar ocupado, enfermo, en un lugar donde no hay señal o donde no puede distraerse de lo que está haciendo? ¿No se puede estar bañando, conversando en vivo con alguien, cocinando, en una reunión laboral, en misa, paseando al perro o ejecutando algún tipo de labor que le impide distraerse o romper su tren de pensamiento? 
Es común encontrar quejas de gente en redes sociales en torno a esto: “escribí hace una hora y no me ha contestado”. “¡Qué malcriada la gente que no contesta de inmediato los mensajes!”. Hay gente que, de remate, ejerce presión psicológica para que le respondan de inmediato y mandan mensajes a todas las redes y chats posibles para avisarte de que te enviaron un mensaje en equis medio. 
Para colmo, el aparatito que ahora llamamos teléfono sirve para todo menos para hacer llamadas. Llamar sin pedir permiso o no anunciarlo antes es considerado “mala educación”. Pero si te llaman de tu trabajo y no respondés, se puede considerar una falta de interés en tu puesto de trabajo y casi que se arriesga el puesto.
Los celulares parecen haber aniquilado nuestro derecho a la privacidad, a decidir que podemos estar disponibles 24/7 pero para las personas que realmente nos interesan, nuestros familiares y amigos cercanos. También parece que perdimos el derecho a vivir a una velocidad normal. La inmediatez de la mensajería nos impone una prisa y una urgencia distorsionadas por designios ajenos. Ni qué decir de nuestro derecho al silencio, a callar ese interminable bombardeo de información e imágenes, que nos impide concentrarnos en una película, en un libro, en una conversación o en nuestros pensamientos.
¿Nos hemos convertido en los nuevos perros de Pávlov, saltando a cada campanita, vibración o notificación de nuestros celulares?

Lee también

Comentarios

Newsletter
X

Suscríbete a nuestros boletines y actualiza tus preferencias

Mensaje de response para boletines